Artículo publicado en Rojo y Negro nº 392, septiembre 2024

Silvia Arribas, Clara Martínez-Pirón y Coral Gimeno forman parte del Gabinete Jurídico Confederal de CGT. Un espacio de trabajo fundamental en el sindicato para la denuncia de las prácticas abusivas de empresarios y en defensa de la clase trabajadora. Las tres han sido impulsoras, a raíz de la sentencia contra las 6 de La Suiza en Xixón, de la creación de la Plataforma de la Abogacía en Defensa de la Acción Sindical.

¿Qué valoración hacéis de las sentencias que han afectado al caso de las 6 de La Suiza?
Clara M.: Tanto la sentencia del Supremo como las anteriores intentan delimitar lo que entienden por sindicalismo de una forma totalmente regresiva. Hacen una definición limitada e interesada desconociendo toda la normativa nacional e internacional en relación con la ponderación de estos derechos y a la proporcionalidad de las penas. Esas sentencias lo que hacen es criminalizar el sindicalismo.
Coral G.: Para que esto sea posible, lo primero que hizo el juez y luego se ha ratificado por el Supremo fue excluir lo que se estaba realizando del derecho a la libertad sindical. Esto es muy preocupante, porque la libertad sindical es un derecho fundamental, es el pilar y fundamento de muchos otros derechos en una democracia. El juez no considera lo ocurrido, una acción sindical legítima. Y lo dice por una cuestión que nos ha dejado perplejas porque, según el juez, no se han seguido los cauces reglamentarios, dice que no hay acción sindical, pero está claro que desconoce qué es eso porque, como ya se ha comentado en varios foros, lo que el juez reconoce como tal es lo que hacía el sindicato vertical franquista. Según el juez no se buscaba la defensa de los trabajadores, sino según sus palabras “un subterfugio o pretexto para que en su amparo cometer actos antijurídicos”. Eso es lo que dice la sentencia.
¿Cómo puede ser que algo que parecía conquistado se ponga ahora en cuestión?
Silvia A.: Hay un contexto reaccionario, no solo a nivel judicial sino también a nivel político-social, que ya se inició con la aprobación de determinadas leyes como la Ley Mordaza y que ahora continúa, ahora la judicatura tiene menos peros para quitarse la máscara y condenar no solo al sindicalismo, sino también a los movimientos sociales. Esta sentencia no es simplemente un disciplinamiento a la acción sindical y a la acción directa, sino a todos los movimientos sociales, en tanto que la libertad de empresa está por encima de la acción sindical según el Supremo que no reconoce el boicot o las protestas, se critica que esas protestas fueran insistentes, que no cejaran en su empeño…

¿Cuál es el recorrido jurídico que puede tener a partir de ahora?
Coral G.: Esperamos que el Recurso de Amparo en el Tribunal Constitucional se gane porque esta sentencia vulnera la libertad sindical, la libertad de expresión, un montón de artículos constitucionales. Si no es ahí, quedaría acudir al Tribunal Europeo de Derechos Humanos que ya, en bastantes los casos, le han dado un tirón de orejas a España.
Clara M.: Desde la empresa y la familia de empresarios se ha pedido la ejecución inmediata de la sentencia, pero eso también es una locura porque están tratando a estas personas como criminales, como si fueran un peligro para la sociedad.
Coral G.: No debemos olvidar que ese juez es bastante conocido por sus sentencias en contra de los intereses de los trabajadores, que él fue el que envió a prisión a los sindicalistas Cándido y Morala. Por eso es fundamental que las sindicalistas metamos mucha presión para evitar que entren en prisión.

Se ha dicho que con este caso sale más barato meterle un bofetón a un empresario que concentrarse legalmente…
Silvia A.: Lo que subyace en la sentencia es que tratan a la CNT, a pesar de reconocer que es una organización sindical legal, como una organización criminal. En ella dicen que hay concierto de todos los acusados para cometer un delito con el soporte organizativo de la CNT.
Coral G.: Es lo que decía antes. No consideran lo ocurrido una acción sindical, sino un “subterfugio o pretexto”, dicen que es un acto antijurídico para coaccionar a un señor que tiene una empresa y le aplican una sanción equivalente. Llama la atención que justo esto ocurre cuando hace poco que se ha desestimado la denuncia que pusieron Pablo Iglesias e Irene Montero contra un señor que no estaba reivindicando absolutamente nada y que ejercía un acoso personal en su casa. Y aquí, en cambio, en el caso de la pastelería La Suiza que se trataba de una concentración legal frente a un centro de trabajo, se han impuesto además indemnizaciones por la “zozobra” que se ha generado al empresario, su mujer y sus dos hijos. Es increíble, la sentencia está llena de contradicciones.
Silvia A.: Llama la atención que se ponga por encima de la actividad y la acción sindical, que es un derecho fundamental, la libertad de empresa, que no es un derecho fundamental.

Este caso ha activado un importante movimiento de solidaridad a nivel sindical y también se ha creado una plataforma dentro de la abogacía.
Clara M.: La plataforma surge de una necesidad que vimos de unir fuerzas con este tema en concreto, pero también por el alcance que puede tener en un futuro. Estamos dando los primeros pasos y, de momento, estamos en redes sociales y está teniendo muy buen acogida. Ya hay alrededor de 50 abogadas y abogados de todo el Estado y estamos viendo cómo poner en común el proyecto. Se impulsa desde la comisión laboral de la Asociación Libre de Abogadas, pero pretende ir más allá.
Coral G.: Estamos abogadas de prácticamente todos los sindicatos. Desde CGT queríamos impulsarlo porque desde hace tiempo no se veía una unidad de acción de los sindicatos como ahora. Queremos que no se centre solo contra la represión concreta que nos ocupa, sino que sea en defensa de la acción sindical porque se está cercenando en muchos ámbitos. Estamos viendo una mayor regresión por parte de los jueces y se acercan tiempos duros. Esta sentencia es disuasoria de la acción sindical y eso es muy preocupante.
Silvia A.: Las abogadas de los sindicatos estamos para ayudar en la acción sindical, que es lo que realmente cambia las cosas: el boicot, la huelga, la concentraciones, la presión…
Coral G.: No es baladí lo que está pasando con el sindicalismo o con los movimientos sociales como el ecologismo… No es que no exista una verdadera separación de poderes sino que el Estado, a través de todos sus poderes incluido el mediático, se rebela como un instrumento de opresión contra las acciones y movimientos que pueden poner en peligro los intereses económicos sobre los que se basan el sistema y “el orden establecido” y de ahí que en un contexto de crisis económica y ambiental la tendencia sea precisamente a considerar como actos criminales la acción sindical y el ecologismo radical en lugar de actos amparados en el derecho a la libertad sindical y a la desobediencia civil.
¿Cómo analizáis vuestro papel de sindicalistas y abogadas?
Silvia A.: Las que trabajamos con la Ley tenemos una responsabilidad muy grande a la hora de aportar nuestro granito de arena. Se puede interpretar la Ley de la manera más torticera posible con el único fin de disciplinar a la acción sindical o puedes interpretarla de forma más garantista y protegiendo los derechos fundamentales. Nuestra labor es ir más allá, evidenciar que la Ley y los jueces tienen unos intereses de clase que defienden, que el Estado no es un ente neutral, sino que defiende a quien defiende y ataca a quien ataca.
Coral G.: Las abogadas que trabajamos en los sindicatos, por lo menos en este, somos gente que tenemos una concienciación, que lo que haces es ir al lado del sindicalismo, no somos abogadas que nos limitamos a defender la aplicación de la Ley. Estamos en la misma batalla, en la misma lucha que el sindicato. Realizamos el acompañamiento jurídico de la acción sindical.
Clara M.: Me siento más sindicalista que abogada. Mi función es acompañar en esa última fase que si no hemos llegado a ninguna parte tengamos que enfrentarnos a la Ley, pero sabiendo que sirve a quien sirve. Por eso, yo siempre digo que nos volquemos en la acción sindical antes de llegar a nosotras.

Jacobo Rivero


Fuente: Rojo y Negro