Artículo publicado en Rojo y Negro nº 392, septiembre 2024

Este septiembre se publica «Autoridad ilegítima» un libro que recoge las reflexiones ecosociales del escritor e intelectual anarquista Noam Chomsky sobre la responsabilidad del capitalismo en la crisis climática, la destrucción neoliberal del contrato social y la necesidad de un internacionalismo robusto.

En junio de este año, se difundió una falsa noticia en las redes sociales: el escritor e intelectual anarquista Noam Chomsky había fallecido a los 95 años. Incluso varios medios publicaron obituarios que más tarde tuvieron que retirar. Este incidente nos recuerda la importancia de revisar sus reflexiones, especialmente desde un enfoque ecosocial. Próximamente se publicará en nuestro país el libro «Autoridad ilegítima» de la editorial Altamarea, un compendio de entrevistas con Chomsky donde critica la falta de ambición de la política institucional y defiende principios como el internacionalismo, la solidaridad y el activismo.

El papel de las empresas
Chomsky argumenta que el sistema capitalista, con su obsesión por el crecimiento económico ilimitado y la explotación de los recursos naturales, es el principal impulsor del cambio climático. Las empresas, impulsadas por el lucro, priorizan la producción y el consumo sin considerar las consecuencias sociales a corto plazo ni las ambientales a largo.
En una entrevista de agosto de 2021, Chomsky enfatiza que las medidas más urgentes contra el cambio climático no deben provenir del sector privado: «No podemos confiar en las estructuras de poder y en sus acciones, a menos que una ciudadanía informada presione con fuerza para priorizar la supervivencia sobre el beneficio a corto plazo de los ‘amos del universo’». Además, advierte que «el calentamiento del planeta no conoce fronteras, por lo que no habrá ningún lugar donde esconderse mucho tiempo».

Destrucción del contrato social
Noam Chomsky alerta sobre la destrucción neoliberal del contrato social como otra gran amenaza a la supervivencia de la especie humana. Explica cómo los países de América del Norte y Europa han destripado su función pública a medida que el Estado ha sido entregado a los especuladores. Esto significa que los caminos de la transformación social en estas partes del mundo han sido obstaculizados grotescamente. Así, concluye que «La terrible desigualdad social es el resultado de la relativa debilidad política de la clase trabajadora. Es esta debilidad la que permite que los multimillonarios establezcan políticas que causan el aumento de las tasas de hambre. Los países no deben ser juzgados por las palabras escritas en sus constituciones, sino por sus presupuestos anuales». Estados Unidos, por ejemplo, gastaba en 2021 casi un billón de dólares en su maquinaria de guerra, mientras destinaba una fracción ridícula a bienes y servicios públicos -como a la atención sanitaria, algo evidente durante la pandemia-.
Chomsky denuncia cómo la política exterior de los países occidentales parece estar bien lubricada por acuerdos de armas: «Los Emiratos Árabes y Marruecos aceptaron reconocer a Israel bajo la condición de que puedan comprar, respectivamente, 23.000 millones de dólares y 1.000 millones en armas hechas en EE. UU. Los derechos de las personas palestinas, saharauis y yemeníes no importaron para estos acuerdos».

Activismo e internacionalismo
Las entrevistas en el libro se centran en los años 2021 y 2022, en el contexto de la decepcionante Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático celebrada en Glasgow (COP26). Chomsky destacó que la verdadera esperanza en Glasgow no residía en la conferencia oficial de los líderes mundiales, sino en las protestas en las calles: «Los manifestantes son quienes pueden obligar a los poderosos de gobiernos y corporaciones a actuar rápidamente para detener la carrera hacia la destrucción y crear un mundo mejor».
A lo largo de sus reflexiones, Chomsky subraya la capacidad de cambio que tienen las acciones colectivas, más allá de la cuestión ambiental. En una conversación de julio de 2021, ofrece un mensaje esperanzador: «La humanidad está claramente perdiendo la guerra, pero esta está lejos de haber terminado. Un mundo mejor es posible, sabemos cómo lograrlo, y hay muchas personas buenas participando activamente en la lucha. El mensaje crucial es alarmarse ahora, pero no desesperar». Y subraya que «la conciencia de clase es esencial para sobrevivir, tanto a nivel local como global».
Chomsky apela al internacionalismo como una herramienta fundamental en la lucha contra el cambio climático y en la búsqueda de una transición verde justa y equitativa. Insiste en que «internacionalismo o extinción» no es una exageración, sino una llamada urgente a la solidaridad y a la acción conjunta de los pueblos del mundo. «Se necesita un internacionalismo robusto para prestar una atención adecuada e inmediata a los peligros de la extinción: por la guerra nuclear, por la catástrofe climática, y por el colapso social».
Además, señala que «el sur global no puede enfrentar la crisis por sí solo» y que proporcionar ayuda sustancial es «una obligación para los ricos». No solo por la propia supervivencia, sino también como una «obligación moral» debido al expolio histórico.

A. R. Amayuelas


Fuente: Rojo y Negro