Cruzo los dedos para que el día de huelga la mitad de la mitad de los parados  reclame lo que nos están quitando: trabajo.

Cruzo los dedos para que ese día, los potencialmente enfermos  exijan la salud como derecho.

Cruzo los dedos para que los que viven con la incertidumbre del desahucio ocupen las calles y hagan temblar los embargos.

Cruzo los dedos para que una pequeña parte de esas familias que viven con el pan justo, con la nevera vacía, con la amargura de un salario que no llega no claudique y se aferre a todas las protestas.

Cruzo los dedos para que los jóvenes, que se dan perfecta cuenta de que el futuro se tambalea, abanderen las quejas que nacen y crecen de rodillas.

Cruzo los dedos para que los viejos, paupérrimos ayer, hoy y siempre, salgan con nosotros y su memoria sirva de ejemplo a la amnesia de unos pocos.

Cruzo los dedos para que una pequeña parte de esas familias que viven con el pan justo, con la nevera vacía, con la amargura de un salario que no llega no claudique y se aferre a todas las protestas.

Cruzo los dedos para que los jóvenes, que se dan perfecta cuenta de que el futuro se tambalea, abanderen las quejas que nacen y crecen de rodillas.

Cruzo los dedos para que los viejos, paupérrimos ayer, hoy y siempre, salgan con nosotros y su memoria sirva de ejemplo a la amnesia de unos pocos.

Cruzo los dedos para que ese día tiemblen los que disparan a quemarropa sus leyes, los que con sus palabras salvajes mutilan nuestro presente, los que se empeñan en sostener la codicia sobre los hombros de la injusticia, los que decapitan la libertad y ponen precio al tiempo, a los huesos, al aliento, los que fabrican el fango, los que fatigan los cuerpos, los que muerden y arañan y matan cuerpo a cuerpo a quienes sólo quieren vivir dignamente.

Cruzo los dedos para que el día de la huelga rompamos la quietud de los esclavos y salgamos en manada a la calle, insumisos, desobedientes, rabiosos.

Completos.

Silvia Delgado & www.kalvellido.net