Yo no sé cuando empezó todo a tener todo un precio.
No sé cómo caímos en esta trampa perversa.
Ni cómo nos endeudamos hasta convertir a los hijos de nuestros hijos en esclavos.
No sé cómo aceptamos vender nuestro tiempo a cambio de un pobre salario, ni cómo ni siquiera rechistamos cuando en los supermercados pagamos a toca teja la harina o el aceite que necesitamos.
No comprendo este mundo torcido.
Entiendo que vivir así es mercadear con el destino. Valorar el futuro en función de las monedas de cada uno.
Entiendo que vamos por mal camino porque no puede ser que para tener pan, techo o abrigo, primero debamos aceptar este círculo de vicio donde pagamos para existir, para tener un fin exiguo.
No sé cómo aceptamos vender nuestro tiempo a cambio de un pobre salario, ni cómo ni siquiera rechistamos cuando en los supermercados pagamos a toca teja la harina o el aceite que necesitamos.
No comprendo este mundo torcido.
Entiendo que vivir así es mercadear con el destino. Valorar el futuro en función de las monedas de cada uno.
Entiendo que vamos por mal camino porque no puede ser que para tener pan, techo o abrigo, primero debamos aceptar este círculo de vicio donde pagamos para existir, para tener un fin exiguo.
No puede ser que el precio lo pongan siempre los mismos y nosotros nos quedemos con hambre o frío mirando morir a los que ni siquiera saben que su presente podría ser distinto.
No puede ser tanto desatino, tantos millones atormentados, no puede ser que demos tan poco valor a poder juntos, apretados, cambiar este orden escrito hace siglos.
Y ser de una jodida vez libres y pacíficos.
SILVIA DELGADO
Fuente: Silvia Delgado - J. Kalvellido