Cuarta reunión de la mesa de negociación, donde ha quedado de manifiesto el absurdo encasquillamiento de la patronal bancaria, al mantener sin rubor alguno sus pretensiones de subida salarial planteadas en la anterior reunión, consistentes en un hipotético acumulado del 7% en cuatro años, sujeto a todo tipo de compensaciones y absorciones.
Y es que no es solamente su pretensión de dar por zanjada la terrible pérdida de poder adquisitivo acumulada por las plantillas del sector en el periodo 2019-2023 con la subida adicional pactada a finales del 2022 del 3,25% para el año 2023, haciendo oídos sordos a nuestra demanda de abonarnos en una paga, la diferencia entre lo subido y el IPC, sino que también pretende, que continuemos por la senda inaceptable de acumular más pérdida en los años venideros.
No es de recibo que mientras los bancos nadan en beneficios, cosa de la que sus directivos sacarán pecho desde los atriles de las juntas de accionistas a celebrar en los inicios de esta primavera, y que acabarán mayoritariamente en el bolsillo de sus accionistas, las personas trabajadoras del sector, cuyo trabajo es imprescindible para su obtención, veamos mermada gravemente nuestra capacidad adquisitiva.
Desde CGT hemos manifestado nuevamente que la subida salarial tiene que ir intrínsecamente relacionada con la no aplicación explícita de la cláusula de compensación y absorción. Una cláusula que hace que toda subida sea compensada y/o absorbida de otros conceptos retributivos extraconvenio que pueda tener la persona trabajadora, independientemente de su origen y de la motivación por la que se devenguen, generando de facto una congelación salarial.
Es por ello que, de cara a desatascar la actual situación de bloqueo y como muestra de buena voluntad negociadora, hemos manifestado nuestra disposición a matizar los incrementos demandados, pasados y/o futuros, a cambio de que estos tengan una repercusión real sobre lo efectivamente percibido por las plantillas. Es decir, acabar de una vez por todas con un anacronismo histórico que permite a los bancos priorizar las retribuciones por la vía del variable, de carácter unilateral y arbitrario, a la vía del convenio, de carácter negociado y tasado. Es decir, una manera perversa de individualizar interesadamente las relaciones laborales.
Ahora bien, si esta manifiesta voluntad negociadora fuese rechazada por la patronal bancaria, sin más razonamiento que el dado hasta ahora, nos abocaría a una situación en la que tener que llamar a las plantillas del sector a secundar acciones reivindicativas no vistas en el sector desde hace décadas.
Estamos en un momento en el que las plantillas ya no aguantan más esta inexplicable e inaceptable actitud cicatera de los bancos, mientras en el día a día no se nos para de exigir más y más. Porque si una cosa tienen los bancos, es su desmedida ansia de obtener recurrentemente más beneficios que el trimestre anterior, aunque ello sea a costa de unas exhaustas plantillas a las que no se les reconoce su esfuerzo.
Fuente: CGT-FESIBAC