Artículo publicado en Rojo y Negro nº 400, mayo 2025

Tenemos a Milei en Argentina y Trump en EE.UU. Tuvimos a Bolsonaro en Brasil. Seguimos teniendo a Duda en Polonia, Orbán en Hungría y Meloni en Italia, dentro de la UE, y, también tras una fachada democrática, está Putin en Rusia y tiene varios satélites. Sus respectivos gobiernos han puesto en el punto de mira al colectivo LGTBIQA+, en especial a la población trans, y no se detendrán con eso. El Tribunal Supremo de EE.UU. anuló la protección federal al aborto y ahora han movido pieza su correspondiente británico y el Consejo Federal de Medicina brasileño, de conocido perfil reaccionario.

¿Qué ha ocurrido en el Reino Unido?
El pasado 16 de abril, el Tribunal Supremo del Reino Unido publicó una sentencia en la que interpreta dos leyes estatales, la de Reconocimiento de Género de 2004 y la de Igualdad de 2010, para dar su definición de hombre y mujer a efectos de la segunda de ellas. Esta sentencia remite la definición a la dada por una arcaica ley antidiscriminación de 1975 usando la expresión «sexo biológico» sin dar una definición ni científica ni pseudocientífica sino «como consta en el certificado de nacimiento», una fachada de «realidad científica» para un acto administrativo.

Ley británica de Reconocimiento de Género
La ley Gender Recognition Act 2004 del Reino Unido sigue siendo una norma binarista y tránsfoba, como se concluirá tras exponer sus puntos, que vino a remolque de jurisprudencia europea, como la sentencia aquí analizada no oculta y, desde el Brexit, han querido deshacerse de ella como «soberanía para discriminar». Esta ley regula la expedición de un Certificado de Reconocimiento de Género bajo determinadas condiciones draconianas para acceder «a todos los efectos» al género certificado. Esta sentencia ha vaciado esa ley.
La primera exigencia es «tener o haber tenido disforia de género», un constructo médico arbitrario que ya ha sido retirado como diagnóstico incluso por la OMS y cuyo historial de homofobia y transfobia ya repasé el año pasado.
La segunda exigencia es «haber vivido en el género solicitado durante los 2 años anteriores a la solicitud» y la tercera «pretender continuar viviendo en el género adquirido hasta la muerte», unas disposiciones que permiten una vigilancia y censura externa de cómo una persona puede vivir su género y que no se aplican a las personas cis.
La última exigencia es cumplir alguna de las condiciones recogidas en una larga lista y que, por su extensión, no entraré a evaluar. La imposición de condiciones de policía de género para solicitantes del Certificado de Reconocimiento de Género permite concluir la calificación de tránsfoba ya que exime a las personas cis.

Ley británica de Igualdad
La ley Equality Act 2010 del Reino Unido, en su parte correspondiente a la característica protegida «sexo», es binarista y blinda la segregación «por sexo» sin listar qué tipo de servicios pueden estar sometidos a este tipo de segregación. Lo que sí menciona explícitamente, para permitirlo, es la educación segregada.
La sentencia hace un llamamiento a las asociaciones de lesbianas para que sean tránsfobas cuando hacerlo allanaría el camino para que ellas pasen de ser grupo útil al reaccionarismo a ser grupo de otredad cuando el colectivo trans deje de serles efectivo. De hecho, la segregación «por sexos» siempre estuvo sustentada por una homofobia ambiental. Además, esta ley de Igualdad solo protege las orientaciones sexuales hetero, homo y bi, dejando fuera la asexualidad dando permiso para discriminarnos sin consecuencias.
Según mencionan colectivos afectados, la vaguedad de la sentencia llevará a que los medios de comunicación desinformen sobre el alcance de la misma, siendo la prensa británica extremadamente transfóbica, y a que muches prestadores de servicio sin servicio jurídico se protejan adoptando las líneas de estos medios. Por otro lado, también puede resultar en que las personas trans sin «passing» se abstengan de utilizar servicios segregados (de ambas denominaciones) para evitarse problemas y protegerse.
Y, especialmente en ese país tan tránsfobo, no faltará gente que esgrima la sentencia para justificar su transfobia y excluir a las personas trans de los servicios públicos que es lo que en el fondo quieren quienes financiaron el proceso que llevó a esta sentencia.

¿Qué ha ocurrido en Brasil?
El mismo 16 de abril, el Consejo Federal de Medicina brasileño publicó en el Diario Oficial de la Unión una resolución en la que restringe las posibilidades de transición médica para las personas trans.
Por un lado, se veta el uso de bloqueadores de pubertad (que permiten retrasar la pubertad de las hormonas endógenas) en adolescentes trans, una terapia que salvado muchas vidas de estes dándoles tiempo para elegir si se quiere seguir con la pubertad endógena o con terapia hormonal cruzada. Por otro lado, se eleva hasta los 18 años la edad mínima para acceder a la terapia hormonal cruzada. Estas dos medidas conjuntamente obligan a les adolescentes trans a vivir cambios irreversibles sin cirugía, señalándoles como objetivo de la transfobia quizás de por vida. Finalmente, se eleva hasta los 21 años la edad mínima para acceder a cirugías de afirmación de género que tengan «efecto esterilizador» tutelando la fertilidad humana de una manera escandalosa.
El jueves 24 de abril fue una jornada de manifestación y lucha de la juventud trans brasileña contra esta resolución del CFM con convocatorias organizadas por colectivos trans del país y secundadas en las 5 regiones geográficas de Brasil.

¿Qué deberíamos hacer?
Lo primero, resulta importante informarse de fuentes sin sesgo tránsfobo así como de las propias comunidades de personas afectadas. Quien sepa inglés o portugués, respetivamente, puede seguir el relato de los hechos sin intermediaries.
En segundo lugar, debemos escuchar a sus necesidades en cada momento que puede ir desde el apoyo mutuo en el momento del jarro de agua fría hasta apoyar y hacerse eco de sus manifestaciones que los grandes medios intentarán silenciar.
Finalmente, como se trata de una ofensiva internacional, debemos tejer alianzas y responder aquí también porque estos ataques tránsfobos son la punta de lanza de un reaccionarismo que no dudará en volverse contra sus demás objetivos tradicionales por muy útil que le haya sido valerse de ellos previamente.

Une militante de Burgos


Fuente: Rojo y Negro