Artículo publicado en Rojo y Negro nº 382 de octubre

Con la intención de debatir sobre “la sociedad actual en la que convivimos con una tolerancia alta a la discriminación e incumplimiento de Derechos Humanos sobre las personas migrantes”, los pasados días 1, 2 y 3 de septiembre se celebró en Ruesta la Escuela Libertaria 2023. Unas jornadas que además de ampliar y fortalecer los marcos teóricos y prácticos del sindicato, fueron una excelente oportunidad para conspirar sobre posibles estrategias de acción colectiva. Alrededor de 70 personas de distintos puntos del Estado español acudieron a la cita en un marco privilegiado para la conversación y el encuentro.
El 24 de junio de 2022, 2.000 migrantes trataron de cruzar la frontera entre España y Marruecos por el puesto fronterizo de Barrio Chino en Melilla. 37 personas fallecieron y el número de desaparecidas fue de 76. La policía española devolvió a 470 migrantes de forma sumaria y sin garantías, como denunció Amnistía Internacional. La mayoría de medios de comunicación se refirió a lo ocurrido como una “tragedia”, cuando en realidad fue una auténtica masacre. En ese contexto de “salvaje necropolítica”, como se señalaba en la convocatoria, se realizó el encuentro en Ruesta. Con la idea de conocer de primera mano las reflexiones de las personas migrantes, para debatir sobre racismo, derechos humanos, internacionalismo y poner en cuestión también nuestras propias actitudes.
Víctor Iguázel, coordinador de Ruesta, inauguró las jornadas narrando la historia del pueblo, la situación actual y los retos y propuestas de futuro. Iguázel conoce de primera mano la situación de la comarca. Ruesta afronta nuevos retos, como la recuperación del camping, y tiene actualmente establecido un grupo que trabaja de manera estable en el albergue y bar restaurante para usuarios cotidianos que llegan hasta allí, la mayoría siguiendo el Camino de Santiago. Ese grupo fue el encargado de alimentar de manera sobresaliente a las personas que nos dimos cita en la Escuela Libertaria. Una vez volcada la información sobre el espacio y sus circunstancias, el compañero Samyr Bazán presentó una charla titulada “Dinámicas sociales/laborales de las personas racializadas de Abya Yala (nuestra América) en territorio Español”. En un tono de alto valor humano narró sus consideraciones al hilo del proceso decolonial, las diferentes trayectorias de la población migrante y las relaciones políticas que se generan a partir del sujeto racializado de clase obrera. Apuntó además un debate poco frecuente al señalar que “no todas las migraciones son iguales”, sobre esto último señaló cómo el ultraderechista VOX ha logrado permear dentro de una comunidad latina que en algunos casos emigra por situaciones insatisfechas de países como “Cuba y Venezuela que se definen de izquierdas”. Samyr planteó además algunas cuestiones sobre la maleta que los propios migrantes a veces trasladan en relación al racismo y la misoginia, producto de una educación patriarcal y clasista que exportó con eficacia el colonialismo español. De igual manera se apuntó cómo el empadronamiento y los contratos de trabajo son una barrera burocrática destinada a segregar entre personas “legales” e “ilegales”.
El segundo día las activistas Mónica Gortayre de Regularización Ya y la Asamblea Antirracista de Madrid y Adriana Zumarán Jibaja de la Plaza de los Pueblos pusieron el foco en el racismo no solo institucional, sino social y consustancial –en su opinión- a todas las personas. A partir de una presentación individual en relación a la definición de cada una de las presentes respecto al racismo, Gortayre y Zumarán denunciaron los “microrracismos” que dan aire a las actitudes abiertamente racistas. Pueden ser con la forma en que nos dirigimos al comercio de proximidad de personas migrantes o en otras expresiones cotidianas. Ambas insistieron en que hay que “desmontar la matriz colonial que nos atraviesa”, cuya raíz más evidente está en la explotación de recursos por empresas extractivas de capital español. Partiendo del recuerdo del primer asesinato racista registrado en España, el de Lucrecia Pérez en 1992, se realizó un ejercicio de memoria colectiva a diferentes sucesos ocurridos en los últimos 30 años. Un homenaje que consistió en recordar a las personas muertas por la violencia racista y las políticas institucionales asesinas como las ocurridas precisamente en junio de 2022 en Melilla.
En el encuentro hubo mucho más: conexión en directo con Aboubacar Dembele del Colectivo de Trabajadores Sin Papeles de Vitry y delegado de las huelguistas de Chronopost, que fue presentado por Cybéle David de la Unión Sindical Solidaires; pases de vídeo de vecinas migrantes y precarias de Almería; exposición de dibujos del ilustrador Enrique Flores o un espectacular concierto a cargo del grupo local Pyrene Tam Tam junto con Tidiane Camara y amigos. Hubo también tiempo para risas y conversaciones informales sobre cómo implementar la difusión de la revolución kurda, cómo apoyar a las personas refugiadas o cómo crear en Ruesta un espacio de estancia para luchadores veteranos y veteranas del sindicato. En definitiva una Escuela donde se escucharon una polifonía de intervenciones con el propósito de que CGT continúe en la lucha por los derechos humanos con mayor presencia de trabajadoras racializadas y migrantes. Con la firme voluntad de denunciar un capitalismo que trata de convencernos de que lo que ocurre son “tragedias” y no asesinatos producto de un sistema económico criminal.

Jacobo Rivero


Fuente: Rojo y Negro