Artículo publicado en Rojo y Negro nº 378, mayo 2023

Hablamos con Álex Rodrigo, codirector de series de éxito internacional como La Casa de Papel, Vis a Vis o El Embarcadero y guionista de, entre otras, El Último Show, también músico… y afiliado a CNT.

[Rojo y Negro] Hola, Álex. Aprovechando la fama que te han dado los múltiples premios que has recibido por tu trabajo, nos gustaría hablar contigo para dar visibilidad a las personas que trabajáis en medios audiovisuales. Concretamente, ¿a qué problemáticas laborales os enfrentáis? ¿Cuáles son vuestras reivindicaciones?
[Alex Rodrigo] La raíz de donde emanan muchos problemas es la temporalidad. Trabajando en series y pelis, te enfrentas a proyectos que abarcan desde las 8 semanas a los 6 meses, pero rara vez más. Esto conlleva, por ejemplo, la dificultad para construir secciones sindicales. Cuando llegas a organizar a un grupo de personas prácticamente se ha acabado el proyecto.
En cuanto a problemáticas particulares, como director hago muchísimas horas extra que (en la mayoría de los casos) no quedan contempladas. Cuando pides ensayar con actores o visitar más localizaciones para poder elegir la mejor, parece que es un capricho extra… y todo eso es fuera del horario laboral. Tampoco tengo tiempo entre semana para preparar las escenas (dibujar plantas de cámara, storyboards…) y lo acabo haciendo el fin de semana.
Como guionista, el problema es todo el trabajo que haces antes de que la serie se venda, que sale (en muchos casos) de tu motivación por que la compre una plataforma o cadena, pero no es remunerado. Una vez vendida, empiezas a cobrar de cero, como si el trabajo previo no valiese ni un céntimo.
Es decir, la problemática que me afecta a mí son las horas extra sin remunerar.
Pero no olvidemos que hablamos de dos puestos de trabajo (guionista y director) con ciertos privilegios dentro del sector. Si miramos a los ayudantes, auxiliares y meritorios de cualquier departamento… te echas a temblar: precariedad salarial, cambios de turno sin avisar, coacciones para no coger una baja médica, etc. Y luego está el distópico y surrealista mundo de lxs becarixs, que daría para un artículo entero.
Quiero señalar también que el mito de “los artistas son unos locos que se nutren de su propia motivación creativa” ha hecho mucho daño. Parte de este mito viene dado por una clase social minoritaria pero con mucho altavoz en el sector cultural: lxs hijxs de burgueses. Gente que hasta bien entrada la treintena vive formándose en elitistas escuelas de cine y produciendo obras no remuneradas destinadas a obtener prestigio intelectual. En todas partes hay clases, pero en el cine están especialmente marcadas.

[RyN] Las distintas profesiones que componen el mundo audiovisual, con sus diversas y múltiples casuísticas, al estar sometidas a contratos por obra y a tan diversos empleadores, en un entorno atomizado y altamente competitivo en el que es difícil unirse para plantear vuestras propuestas ¿cómo os organizáis?
[AR] Las compañeras de CNT Artes Escénicas sí han logrado superar esa adversidad y luchar por los derechos laborales de la figuración, pero es un camino largo y complicado. Luego hay sindicatos gremiales, ALMA (guion) o TACEE (técnicxs), que han logrado mejoras específicas en su sector. Mi sueño es que desde CNT llegásemos a todos los departamentos del audiovisual, para poder hacer un movimiento fuerte, trasversal y de corte revolucionario.
También estoy al tanto de que en CGT tenéis mucha implantación entre la plantilla fija de televisiones… ¡Y menos mal!
[RyN] ¿Crees que podría solucionar algo el desarrollo del Estatuto del Artista?
[AR] Bueno, una vez más son medidas que no solucionan la raíz del problema… pero tampoco quiero ser catastrofista. Por ejemplo, una prestación al desempleo que de verdad se ajuste como un guante a la intermitencia del sector, sí creo que sería una medida importante para mucha gente. Insuficiente pero importante.
[RyN] Y ¿qué nos puedes contar sobre el derecho a la propiedad intelectual desde una perspectiva anarcosindicalista?
[AR] Es un tema complicado. En esencia yo estoy en contra del copyright. Cuando he tenido el control total del diseño de producción, como en la webserie Libres, he registrado mis obras con Creative Commons. Pero también reconozco que, en algunos casos, quienes más se aprovechan de la ausencia de derechos son las empresas. Hay muchos casos de productoras que cogen guiones ajenos, borran el nombre de los autores y los hacen pasar como propios. Ahí un guionista se protege con el derecho a la propiedad intelectual (una licencia Creative Commons podría protegerle, pero es más peliaguda para pelear en un juicio).
Por eso me parecería muy simplista decir que “los anarquistas debemos luchar para eliminar todo derecho a una propiedad” y quedarme tan ancho, sin observar la realidad que afecta a trabajadorxs del sector.
Desde luego que pienso que la cultura ha de ser libre, universal y gratuita. En eso no hay debate. Por eso deberíamos distinguir entre los derechos que protegen al autor (un/a trabajador/a al fin y al cabo) y el sistema de derechos y royalties que reproduce lo más tóxico del concepto de propiedad capitalista.
[RyN] Ahora, desde tu profesión, y desde el punto de vista de la comunicación política, ¿qué aprendizajes sacas de tu trabajo? ¿Cómo pueden las organizaciones revolucionarias llegar a más gente?
[AR] Del trabajo he aprendido el poder que tiene el mainstream. Yo con eso no me escondo: quiero llegar a mucha gente con las historias que cuento (mis amigos me llaman entre risas “El AnarcoNetflix”). Y creo que a veces nos hacemos trampas a nosotrxs mismxs pensando que un mensaje radical no tiene cabida en el mainstream. Lenguajes como el humor o la ficción son herramientas que abren las puertas a contenidos revolucionarios. Mantienes intacto el “qué cuentas” y te exprimes el cerebro para ver “cómo lo cuentas”, repito, sin renunciar al contenido.
Modelo 77 ha conseguido colocar en todos los cines del Estado español una historia sobre la COPEL. ¿A cuántxs nos ha dado un cosquilleo en el estómago cuando hemos escuchado a un personaje decir “soy de la CNT” en una sala de cine llena? Pues es una película de 7.500.000 € de presupuesto, de esas que se tildan (a veces ofensivamente) como “comercial”, y Alberto Rodríguez ha tenido que financiarla, en parte, a través de gigantes como Movistar y Warner Bros. Tenemos que aceptar que el cine y las series son algo muy caro de producir.
¿Y cómo llegar a más gente? Haciéndoles ver que, con fuerza colectiva, podemos cambiar este mundo de mierda. Señalando las victorias que tenemos. Mostrando que somos imprescindibles y también inconformistas. Enseñando que desde el apoyo mutuo y sin estructuras jerárquicas podemos mover montañas, levantar revoluciones, y conquistar un mundo nuevo… Ese que llevamos en nuestros corazones.

[RyN] ¿Crees que la prensa escrita, con una larga trayectoria en el anarcosindicalismo y un papel tan importante en la emancipación de la clase obrera, está abocada a su desaparición frente al poder de los medios audiovisuales e Internet?
[AR] La prensa EN PAPEL puede que sí desaparezca, pero la escrita no. Leer es un ejercicio insustituible.

[RyN] Y en este sentido, la CNT ha hecho muy buen trabajo de comunicación en los últimos años ¿qué has aprendido de la participación en el sindicato que te haya sido de utilidad en el cine? ¿Cuáles son las claves para llegar a la juventud?
[AR] ¿Lo que me llevo al cine? Llevar desde los 16 años metido en asambleas (en los últimos años en CNT, pero anteriormente en otros movimientos sociales) me ha dado muchas herramientas para ejercer de director. Escuchar mucho, proponerme seducir con las ideas que traslado a lxs compxs (no asumiendo que van a acatar las órdenes por simple jerarquía)… Incluso buscar mucha concisión en mi comunicación (como si fuese un turno de palabra en el que te propones decir todo, bien estructurado y en poco tiempo). Soy hijo de la cultura asamblearia, y ella me ha configurado una forma de trabajar en la que (casi siempre) me encuentro a gusto.
¿Las claves para llegar a la juventud? Pues no te lo sé decir. Si lo supiera, en CNT Huesca habría miles de chavales/as de veinte años militando. Lo que sí creo es que no hay una juventud homogénea, y que querer “llegar a la juventud” puede ser un objetivo final, pero nunca una línea de acción. Te estrellas. “La juventud” no existe. Hay muchas “juventudes”, y para cada una habrá que pensar una estrategia comunicativa.

[RyN] Para finalizar, podrías esbozarnos un guion de una nueva serie de ficción: El movimiento obrero en los próximos años. Y, siendo todo lo realista que puedas, ¿cómo crees que va a evolucionar la lucha de clases en los próximos 10, 20 o 50 años?
[AR] Pues precisamente yo soy optimista con las nuevas generaciones, con los chavales que ahora tienen 18-20 años. Hemos vivido un ciclo muy tóxico en el que los mitos de la meritocracia y el emprendimiento han hecho esfuerzos titánicos por implantarse en el imaginario colectivo de clase obrera. Venden mitos individualistas para anestesiarnos. A su vez, la nueva izquierda parlamentaria ha desmovilizado la lucha social revolucionaria: “Vota contra Vox y estate tranquilx 4 años”. Pero estamos viendo que esa no es la solución y que solo la clase obrera lucha por la clase obrera.
Por eso propondría un guion en el que lxs más jóvenes se replantean los mitos de su anterior generación y se organizan para no esperar que solucionen sus problemas. Protagonistas que no pican el anzuelo individualista de ascensor social, y en vez de ansiar lo que hay arriba, miran a su alrededor (y abajo) para luchar colectivamente. Un protagonismo coral atravesado por la idea del Apoyo Mutuo.

[RyN] En CGT nos sentimos herederos de la historia de CNT y, si bien ahora seguimos caminos distintos, en CGT tenemos claro que hay que avanzar en buscar espacios comunes y así lo demostramos, por ejemplo, en el apoyo a las compañeras de La Suiza de Xixón. ¿Cuáles crees que podrían ser los puntos de encuentro entre nuestras organizaciones?
[AR] Pues los puntos de encuentro ya los estamos encontrando, cada vez más en estos años: movilizaciones, acciones conjuntas, solidaridad con represaliadxs… Sinceramente, creo que a las generaciones que no vivimos la traumática escisión nos encanta darnos la mano siempre que vemos la ocasión. Nos separan dos diferencias tácticas y nos une todo lo demás. Pocas organizaciones hay tan cercanas, hasta el punto de que muchxs militantes de CNT nos referimos a vosotrxs como “el sindicato hermano CGT”.

[RyN] Muchas gracias por tu tiempo. ¡Salud y anarquía, compañero!
[AR] ¡Un abrazo libertario, compas!

Foto: Tamara Arranz


Fuente: Rojo y Negro