Artículo publicado en Rojo y Negro nº 390 junio.
Desde la organización sindical podemos y debemos pensar formas de mejor optimizar nuestros medios y formas de organizarnos. Entre ellas está el aprendizaje vicario, es decir, observar a otras centrales sindicales para aprender, opinar y comparar.
Las organizaciones que proceden de la histórica CNT, la CGT, la SO y la(s) CNT, han mantenido el ramo del Metal y de la Energía con Químicas por separado, al igual que la Construcción, la Madera o la Cerámica. Esta división no existe en los sindicatos nacionales (CCOO, UGT, USO) ni en los autonómicos (CIG, ELA, LAB) —con la suficiente representatividad para crear federaciones sectoriales— sino que incluyen a estos sectores en una federación llamada “Industria”.
A grandes líneas, la concepción del sector Metal o Industrial está muy distorsionada. Sin lugar a duda nuestra idea se gestó en los años industriales de la Transición, pero después el sector vino a menos (desde la deslocalización hacia países asiáticos o de Europa del Este hasta la robotización e informatización), es decir, que hoy se necesita menos personal para trabajar en menos industrias e, incluso a día de hoy, seguimos cayendo en otras contradicciones: si una pieza se fabrica en hierro eres del Metal, pero si la misma máquina fabrica en otro material ya no eres Metal, pero si fabricas en plástico para el sector automovilístico, entonces, sí eres Metal…
¿Qué ocurre con las otras centrales? Quizás vieron algo que nosotros no. Todas coinciden en valorar a la industria como un sector de producción, unida a la energía y las químicas, pero desvinculada de la alimentación, por ejemplo. La CGT tiene tres federaciones estatutarias que la abarcan: Metal; Energía, Minería, Químicas y Afines; y Construcción, Cerámica, Madera y Corcho (aunque no esté constituida). Además, el sector textil no se ha constituido y lleva décadas deslocalizándose y también podría considerarse como una industria e incluirse en la misma futurible Federación de Industria.
Una vez abierto el melón hay que plantearse una reestructuración sectorial. Las Artes Gráficas están en decadencia, la subida del papel, la escasa lectura y las publicaciones en formato digital están suprimiendo al oficio y podría entenderse que, al menos una parte, podría incluirse en la Industria.
La Federación de Transportes y Telecomunicaciones incluye dos actividades que fueron de la mano a principios del siglo XX, pero en los tiempos actuales son dos sectores muy dispares, cuesta creer que hablen el mismo idioma el Telemarketing con el convenio de Transporte de Pasajeros o Salvamento Marítimo. Informática clama desde hace tiempo por tener su propio sector que aúne a las luchas en las diferentes empresas.
El último sector a considerar sería la Federación de Alimentación, Comercio y Hostelería. La alimentación se entiende como la producción de esta, es decir, la llamada industria alimentaria que podría vincularse a la federación de Campo, Agricultura, Ganadería y Pesca (también sin constituirse) donde se podría incluir. El comercio y hostelería son sectores muy precarios y peculiares que tienen rasgos comunes y pudiéndoseles añadir los Espectáculos o todo lo relacionado al Ocio. Por otro lado, el Comercio ha evolucionado de físico a plataformas online que incluyen el transporte hasta tu casa y habría que plantearse si convendría unificar la venta online con su transporte (estilo Amazon) con la venta física del comercio tradicional.
Los nuevos tiempos requieren la adaptación a otros supuestos. Los trabajadores autónomos afines a CGT podrían tener su visibilidad en una Federación y podría ser una llamada a las cooperativas obreras autogestionadas sin trabajadores por cuenta ajena. Otras tecnologías como el I+D tendrían su cabida en el sector donde sea aplicado.
Igual que en su día Salvador Seguí cristalizó un modelo sindical basado en sectores sacando la lucha individual de cada oficio dentro de las fábricas, que fue tan práctico y eficiente que hasta fue imitado por la Organización Sindical Obrera del franquismo y que aún continuamos con esta percepción de oficio-sindicato-ramo, debemos repensar las federaciones, las funciones deben ser moldeadas y tenemos que adaptarnos a los tiempos, a las necesidades y al surgimiento/caída de sectores.
l Administración y Gestión Pública.
l Administración y Finanzas (Banca, Servicios Financieros, Crédito, Oficinas y Despachos…).
l Industria (Metal, Energías, Químicas, Textil, Construcción, Madera, Cerámica y Corcho, Artes gráficas…).
l Limpiezas y Mantenimiento.
l Transportes (personas y mercancías).
l Telemarketing
l Comercio (físico y online).
l Informática y Telecomunicaciones.
l Periodismo y Producción audiovisual.
l Sanidad y cuidados.
l Turismo, Ocio y Hostelería.
l Producción agropecuaria e industria alimentaria (Campo, agricultura, ganadería, pesca y alimentación).
l Enseñanza, educación e investigación.
l Autónomos y/o artesanos.
l Jubilados, jubiladas y pensionistas.
Para todas las limitaciones a la acción sindical de las Federaciones, siempre quedaría la posibilidad de formar coordinadoras por circunstancias especiales: ubicación, empresas del mismo grupo, etc.
Alberto García Lerma
Fuente: Rojo y Negro