En la Tendencia Anarquista en Educación nos agrupamos estudiantes y docentes libertarios que hace tiempo venimos militando en diversos espacios dentro del ámbito educativo. Nos proponemos, desde el anarquismo, realizar la crítica al sistema educativo y a su rol dentro del capitalismo, así como impulsar la organización de estudiantes y docentes en base a principios libertarios.

En la Tendencia Anarquista en Educación nos agrupamos estudiantes y docentes libertarios que hace tiempo venimos militando en diversos espacios dentro del ámbito educativo. Nos proponemos, desde el anarquismo, realizar la crítica al sistema educativo y a su rol dentro del capitalismo, así como impulsar la organización de estudiantes y docentes en base a principios libertarios.

Creemos que el movimiento estudiantil, hoy débil y desmovilizado, debe construirse en la calle, encontrarse en la lucha, uniendo sus reclamos y reivindicaciones con el conjunto de los trabajadores, los oprimidos y explotados por este sistema, para así ir avanzando hacia una transformación social de fondo, una revolución que de paso a la libertad y la igualdad.

El sistema educativo en el que estamos inmersos no es una institución neutra, ni mucho menos ha sido constituido para lograr el bien común. El problema no es educación de mayor calidad (genérica, neutra) sino evitar que el punto de llegada del sujeto que pasa años en el sistema educativo sea el analfabetismo político y la renuncia a un compromiso de clase por un cambio social. Es por esto que es necesario volver a vincular política con educación. La forma de hacer esto, además de la denuncia del carácter del sistema educativo, es el compromiso por la organización gremial docente y estudiantil y la puesta en práctica por parte del docente de una pedagogía crítica. Del mismo modo, es tarea de estudiantes y docentes organizarnos para luchar por la democratización en el acceso, la trasmisión y generación de conocimientos. Como estudiantes debemos intervenir activamente en la definición de lo que estudiamos, lo que producimos y para qué y quién lo hacemos, abandonando así el lugar de autómatas incapaces de cuestionarse su rol o participación. Pero de igual modo siendo conscientes que la trasmisión y generación de conocimientos nunca podrán ser lo que queremos mientras exista el orden social actual.

Por otra parte, vemos que, hoy en día, sólo ciertos sectores sociales acceden a la educación formal, es decir, la que brinda el sistema a través de instituciones estatales y privadas. A la vez, sólo ciertos sectores dentro de los que acceden pueden terminar, por ejemplo, la educación secundaria, y menos aún son los que alcanzan los niveles superiores, como la Universidad. Ante éste estado de cosas, creemos que la lucha dentro del sistema educativo también debe estar dirigida a lograr el acceso real a la educación pública de todos los sectores que hoy se encuentran marginados de la misma. No por las supuestas bondades de la educación de hoy, sino porque, lamentablemente, al usurpar el Estado todos los espacios públicos, es el único lugar donde es posible adquirir las herramientas necesarias para salir a laburar o hacerlo en mejores condiciones. A la vez, buscando socializar los saberes que deberían estar en manos de todos y no en los de una élite intelectual como en la actualidad.

En cuanto a la forma organizativa que nos demos para construir un movimiento estudiantil que sea a la vez herramienta de lucha y participación, creemos que ésta debe permitirnos tomar las decisiones que afectan a los estudiantes, a la vez que traspasar las paredes que se levantan entre las distintas instituciones y los distintos niveles y confluir con las organizaciones que se den en el seno de los trabajadores del ámbito educativo.

Por ello consideramos como principios básicos, la participación horizontal y democrática, con línea política y de acción directa definida en asambleas como máxima instancia de decisión. Así, buscamos la organización de un movimiento estudiantil de izquierda y revolucionario. Propugnamos una organización propia de los estudiantes, que pueda durar en el tiempo, y no sólo para la coyuntura de un conflicto. Que se funde en el principio de la democracia directa y no en el de la delegación o democracia representativa. La organización de los estudiantes debe ser independiente de todo partido político o agrupación, pero en el sentido de que su línea política es decidida por todos los que participan y no es impuesta externamente.

Pero la práctica horizontal por si sola no alcanza para construir una herramienta de lucha. Junto a la autoorganización de los estudiantes debemos realizar la crítica a la manera en que la sociedad y el sistema educativo se encuentran constituidos, permitiendo que algunos pocos exploten y opriman a la mayoría, a los que estamos abajo. A la vez edificando una propuesta de transformación junto a todos los oprimidos y explotados, una revolución de corte libertario que termine con la injusticia social para que nazcan la libertad y la igualdad para todos.

La Crisis no afecta a todos, ni a todos por igual

Hace tiempo que venimos escuchando las mentiras que nos dicen desde arriba, que no hay inflación, que no hay despidos, y hasta nos dijeron que no había crisis. Pero nos es fácil desmentirlas con las duras realidades cotidianas, con ir al supermercado, con los aumentos de luz y transportes, y con los miles de nuevos desocupados.

Para colmo cuando aceptan que hay crisis, nos dicen que la estamos sufriendo todos, que nos afecta a todos. Nos dicen que esta crisis la sufrimos todos los argentinos, empresarios, obreros, empleados, docentes, especuladores, cuando en realidad nos están pidiendo que los de abajo paguemos los platos rotos del capitalismo que nos usa y explota. Cuando la producción aumenta y la economía va bien, la empresa se queda con las ganancias y nosotros recibimos las gotas que se caen de su copa, pero cuando hay crisis, somos los trabajadores que tenemos que cubrir las perdidas con nuestros puestos de trabajo. Mientras que nosotros nos jugamos el mango para comprar el pan, los empresarios se van a tener que conformar con ganar en vez miles de millones de dólares… un poco menos.

El Estado nos pide, no podía ser de otra manera, que nos ajustemos, que en esta crisis nadie se salva. Mentira. El Estado salva a sus compañeros de clase, salva a las empresas subsidiadas con nuestra plata, salvan a los deudores extranjeros, a los bancos, a las industrias que se declaran en quiebra porque se quedaron con la plata y que despiden a los obreros. Es el mismo Estado el que avala y paga parte de las indemnizaciones, en vez de no permitir los despidos. Todo sea por la santa economía, es decir por el capitalismo.

Esto no es invención de los Kirchner, pasa en todo el mundo. Justo cuando decían que los Estados estaban desapareciendo, que no intervenían en la economía, salen con más fuerza que nunca a salvar el capitalismo. Intervienen o no según las necesidades de los patrones. Los Estados están como garantes del capitalismo, no de los derechos del pueblo como nos han hecho creer.

Que a todos nos afecta, no tiene sentido protestar. “Si no hay, no hay” dice Macri. “Ni piso, ni techo”, dice la burocracia sindical. No hay piso para la explotación, no hay techo para la tajada de los burócratas. Los medios un día no hablan de despidos, pero sabemos que son más cada día los miles de trabajadores desocupados, otro día nos infunden el miedo de quedar sin trabajo. Si somos uno de los pocos “privilegiados” que conservamos nuestro puesto, mejor quedarnos callados, aunque nos bajen el sueldo.

¿Solución a la crisis ?

Entendemos que el problema es el capitalismo en si, y no una crisis, o un gobierno a cambiar. Pero ante este panorama resulta irreal y absurdo pedir la nacionalización de los recursos, o pedir al Estado que lleve medidas progresivas al socialismo. Pues, por un lado, es el Estado quien con sus policías y militares, con sus sistemas punteriles y sus leyes ahoga las luchas, siempre favorecerá a las élites. No podemos confiar en el Estado para llevar a cabo estas medidas en la actual correlación de fuerzas, sin analizar su factibilidad cuando se esta jugando el pan diario.
Como también es absurdo proclamar que el capitalismo se cae por más poderosa que sea la crisis. El sistema no se cae, se derriba. Nadie nos va a regalar nada, tenemos que arrancárselos con la lucha.

Los sectores reformistas, que creen que puede existir un “capitalismo bueno” acusan que la solución es el control del Estado sobre el capital, reduciendo el papel del pueblo trabajador a un simple reclamo a nuestro supuestos “representantes”. Además de no considerar, que en la historia el capital se ha dado ya antes regulaciones cuando le convenía para sus ganancias y se las ha quitado de encima cuando dejaron de convenirle.
El Estado no es sino un complemento de las patronales y el capital financiero. El único garante de los interese del pueblo, es el pueblo mismo, organizado y en la calle, no algunos representantes que hagan las concesiones necesarias según sus intereses.

¿Qué hacemos como estudiantes y trabajadores ?

Los estudiantes que ya sufrimos como trabajadores (reduciendo así nuestras posibilidades de educarnos) también sufrimos en el ámbito educativo ser los patos de la boda, aunque aquí el gobierno se jacta de no haber bajado el presupuesto. Claro, un presupuesto que nunca alcanzo para dar un aumento al mísero salario de los docentes, si es que se les pagaba, un presupuesto que no alcanza para dar becas de fotocopias, materiales y viáticos para acercar a los trabajadores a los ámbitos educativos, que no alcanza para edificios en condiciones para estudiar, sin baños, techos que se caen, o donde llueve mas adentro que afuera.
Consideramos que el cambio no es posible realizarlo a través del Estado, sino por medio de la organización de los trabajadores y por la vía revolucionaria. Esto no implica que no vayamos por mejoras parciales, sino que éstas vayan dirigidas a una transformación de fondo. Es necesario pedir más presupuesto, pero debemos conocer y poder decidir a dónde va, para qué se usa esa plata, sino solo irá a engordar los proyectos de los decanos. Tampoco pedimos más plata para poder estudiar tranquilos, sino que debemos discutir a quién sirve la educación universitaria, para qué nos forma y sobre todo quién accede a esta. No pedimos mas presupuesto para sostener esta educación que forma a los futuros patrones y tecnócratas, sino para destruir la educación de dominación y construir una educación libertaria.

Los estudiantes y docentes como trabajadores debemos organizarnos y luchar codo a codo con otros sectores que luchan por las mismas reivindicaciones, por sus puestos de trabajo, mejoras de las condiciones en las que se trabaja y por el fin de la precarización.

Nadie luchará por nosotros, ni “vanguardias” ni “representantes” : para ganar nuestros derechos debemos vencer la inacción y el miedo, el único derecho que tenemos los oprimidos es aquél que somos capaces de defender en la calle.

LAS SOLUCIONES NO VIENEN DE ARRIBA ¡ORGANICEMOS LA LUCHA !

La Universidad expulsa siempre a los/as trabajadores/as, y en tiempos de crisis aún más. A mecanismos que van desde la ausencia de facilidades horarias para quienes trabajan, a la utilización y valoración de formas culturales que excluyen a la juventud proveniente de los sectores populares, se le suma un presupuesto que no alcanza para garantizar en lo más mínimo la educación gratuita : transporte, apuntes, comedores, guarderías, etc.

Día a día las condiciones de trabajo empeoran, la inflación nos baja el sueldo, nos despiden, nos suspenden. La amenaza se cierne sobre nuestras familias, no tenemos ni tiempo, ni plata, ni la tranquilidad mental necesaria para estudiar.

Por esto es que la lucha por el presupuesto es central a los fines de estudiantes y docentes de la clase trabajadora. Un presupuesto que ya era escaso el año pasado y no se aumentó más que un 9% (compárese con la inflación real) en 20091.

Para los/as docentes, la lucha es necesaria porque el aumento de salarios, que demandan hoy el 95% del presupuesto universitario, requiere de un aumento del mismo (la Asociación Gremial Docente esta reclamando un 30% de aumento de emergencia, entre otras reivindicaciones2). Un aumento también es fundamental para posibilitar el fin del trabajo ad honores, nefasto mecanismo que profundiza el carácter elitista y excluyente de la Universidad.

Para los/as estudiantes, el presupuesto es necesario para la mejora de las condiciones edilicias, materiales de estudio, recursos de las cátedras y departamentos, etc., pero además porque es indispensable para permitir el acceso de quienes hoy se encuentran marginados/as de las facultades y mejorar las condiciones de aquellos/as que hoy permanecemos en la Universidad con un esfuerzo en el bolsillo.

En tanto el Estado es enemigo central de la clase trabajadora, es fundamental organizarnos para arrancarle una parte de todo lo que nos roba. Por ello, la lucha por un presupuesto que se traduzca en un mayor acceso y permanencia de estudiantes de la clase trabajadora, es también una lucha para poder disputar «que» y «como» se produce en la universidad, y generar conocimiento acorde a nuestros intereses y necesidades.

El Estado nos roba con sus impuestos al consumo (IVA del 21%) y sus impuestos al trabajo (que no es más que quitarnos una parte de la plusvalía producida) cuyos fondos destina para salvar a los/as poderosos/as. Por eso cuando escuchamos que un pobre de Formosa le paga la educación a un rico porteño y que, por eso, hay que arancelar la educación pública, tenemos que responder que no debemos aumentar aún más la injusticia excluyendo aún más a los/as trabajadores/as, sino justamente lo contrario, hay que luchar por un mayor acceso de la clase trabajadora al sistema educativo.

En los hechos se ve que brindar educación gratuita para todos y todas no es política de ningún Estado, por el contrario, su accionar, acorde a los intereses de la clase dominante, tiende a reforzar las desigualdades de clase en materia educativa. Por eso la educación gratuita no es algo que le pedimos sino que le arrancamos con la lucha.

Por este motivo es que creemos que el centro de estudiantes no debe parchar las fisuras del Estado. Un centro de estudiantes no debe ocuparse de mantener una estructura de servicios (fotocopiadoras, kioscos, comedores, descuentos “piolas”, etc.), sino que debe convertirse en la herramienta de lucha para combatir las políticas del Estado-Capital, siempre contrarias a nuestros intereses.

El centro de estudiantes que emparcha al Estado, no solo desvía fuerzas de nuestros objetivos sino que se convierte en un centro al servicio de estudiantes pasivos y, en muchos casos, pertenecientes a un sector privilegiado (y eso no lo cambia darle trabajos con la extraordinaria paga de 800 pesos a una docena de estudiantes de bajos recursos).

Este centro parche además adquiere la lógica de una patronal, aunque rotativa anualmente, que explota a los/as estudiantes de menos recursos que se ven en la necesidad de aceptar esos trabajos. Patronal que existe aunque algunos llamen al trabajo beca y al jefe coordinador. Una posible solución es la inclusión de los/as trabajadores/as en planta permanente no docente. De todos modos, creemos que ese reclamo por el mejoramiento de sus condiciones laborales, debe emanar de la organización de quienes trabajan para el centro, y no desde una agrupación externa a la misma ni mucho menos desde el centro de estudiantes patronal.

Todos los beneficios ofrecidos hoy como servicios por el centro de estudiantes, forman parte de las reivindicaciones centrales que se inscriben en el reclamo presupuestario y de educación realmente gratuita.

Tenemos que arrancar del Estado más presupuesto para sostener apuntes, comedores, guarderías, etc. Para ello, debemos comenzar a construir un centro asambleario, de lucha y no de servicios, donde la participación no sea solo un bonito slogan, con comisiones verdaderamente abiertas que puedan, no sólo debatir, sino decidir y ejecutar acciones concretas en todos los planos.
A través de la organización de los/as estudiantes en función de la lucha, ampliando la participación con base en la democracia directa y no en la delegación, con línea política definida en asambleas como máxima instancia de decisión lograremos la fuerza para avanzar en nuestros objetivos.

El movimiento estudiantil organizado, de izquierda y revolucionario, es la herramienta con la que contamos para alcanzar aquello por lo que peleamos : la lucha por mayor presupuesto debe ir siempre unida a la lucha política para combatir la estructura y relaciones de poder que rigen en el sistema educativo, y que impiden que desde la Universidad podamos contribuir a la lucha por un cambio revolucionario.

¡FRENTE A LA CRISIS, ORGANICEMOS LA LUCHA !

abramos nuestras herramientas de lucha y arranquémosle al Estado lo que nos roba

AUMENTO Y DECISIÓN SOBRE EL PRESUPUESTO

que lo que obtenemos por la lucha no vaya a las manos de la burguesia sino de los estudiantes y trabajadores

ORGANICEMOS UN CENTRO AUTÓNOMO Y ASAMBLEARIO

donde la politica no gire en funcion de la propaganda electoral

UN CENTRO DE LUCHA Y NO DE SERVICIOS

no parchemos el déficit presupuestario, luchemos por la educación gratuita


Fuente: TENDENCIA ANARQUISTA EN EDUCACIÓN