Artículo publicado en Rojo y Negro nº 383 de noviembre

A pesar de los avances que vamos conquistando con nuestra lucha, la discriminación, el autoritarismo y la violencia siguen estando fuertemente incrustados en nuestra sociedad y en muchas de las personas que la componen, por lo que sigue siendo imprescindible continuar con nuestras reivindicaciones feministas.

El derecho al aborto

Todavía estamos analizando cómo ha ido la campaña del 28S y ya vamos tarde para la del 25N, pero tenemos que empezar a movilizarnos para el 8M. La prensa y las redes sociales bullen a diario con noticias que nos interpelan como sindicato: la violencia laboral o institucional ejercida desde la patronal y los gobiernos, por supuesto, pero también otros atropellos relacionados o traducibles en algún tipo de violencia. Desde las redes sociales y a través de llamadas telefónicas y mensajes nos vemos impulsadas a la acción, a menudo con cuestiones muy cercanas en nuestra propia territorial, sindicato o sección sindical, en nuestra propia ciudad, pueblo o barrio; otras veces referentes a este mundo globalizado con información inmediata y en directo.
Apenas hace un mes en que nos movilizábamos para reivindicar el derecho al aborto libre, legal, en la sanidad pública, seguro, gratuito y universal. Este año, el seguimiento de las acciones ha sido más o menos participativo en función de lo activas que se encuentren las colectivas y entidades feministas locales mientras que, en televisión y prensa, nos han vendido que con la aprobación de la ley Orgánica 1/2023, de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo, ya no había razón para la movilización.
Es a través del seguimiento que hacemos desde sindicatos, colectivas y entidades feministas que nos damos cuenta de que, en realidad, a pesar de la ley publicada este mes de febrero, no se ha avanzado prácticamente nada en su despliegue. Ni se han ampliado los centros sanitarios públicos donde podemos ejercer nuestro derecho al aborto voluntario, ni se ha avanzado nada en el registro de objetores de conciencia. Y, mientras tanto y con total impunidad, nos llegan desde prensa, radio y televisión las diversas proclamas electoralistas que van lanzando ciertos partidos políticos, aunque en su mensaje contengan un ataque directo contra nuestros derechos y libertades. Con la misma impunidad, grupos religiosos organizados calendarizan abiertamente, a través de internet, llamamientos para mantener los escraches junto a la entrada de los centros sanitarios, acoso y violencia religiosa encubierta tras supuestas oraciones.

Reivindicaciones más necesarias que nunca contra la violencia machista

Año tras año, mes a mes y día tras día se está asesinando a mujeres por el simple hecho de serlo. Cada día 25 del mes recordamos desde CGT a estas mujeres asesinadas. El año 2021 se contabilizaron 82 asesinatos en la página web que tomamos como referencia, feminicidios.net, el 2022 fueron 100, y hasta el 25 de octubre de este 2023 ya llevamos 89: 18 asesinatos más que el año anterior en la misma fecha. Desde el año 2003, en que se empezó a registrar oficialmente, y hasta el día de hoy, son al menos un total de 1.921 mujeres asesinadas, un número que ya habrá aumentado en el momento en que se lea este artículo, porque por desgracia es un número que no se detiene: las mujeres siguen siendo asesinadas.
Mes a mes analizamos estas noticias y vemos que no hay factores determinantes para marcar un patrón exclusivo de violencia, sino que es una cuestión generalizada. Desde el Gobierno actual se impulsa el registro VIOGEN y la denuncia, que está consiguiendo que, al menos, aparezca este dato en la mayoría de noticieros, pero está claro que poner el foco en la víctima no está dando resultado. Es necesario que se hagan efectivas las medidas de protección y amparo, de apoyo a la recuperación y reparación del daño, con recursos suficientes para que incluyan medios económicos, sanitarios, psicológicos y sociales para que estas mujeres puedan empoderarse y volver a dirigir su propia vida sin miedo a la violencia y sin continuar estando expuestas.
Sorprende también que, a pesar de la aprobación en el pasado mes de febrero de la Ley 4/2023 para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI, no se haya abordado todavía su propio registro de violencia machista. Está claro que la violencia, por desgracia, es un hecho todavía más cotidiano para las personas de estos colectivos, hasta el punto de que en la misma ley aparece 70 veces la palabra violencia recogiendo la violencia de género para ellas, ellos y elles, pero parece que se ha desplegado tan poco como la ley de la salud sexual, reproductiva y del aborto.
Violencia machista no son solo los golpes, los asesinatos, los gritos o las actitudes amenazantes. Son también los silencios, las indiferencias, que no te escuchen… que te roben la palabra repitiendo luego tus propios argumentos como suyos. Son el “quita que no sabes”, ya presento yo el acto, ya cojo yo el volante, yo te explico, solo bajo mi supervisión, ya gestiono yo tus cuentas… disfrazando de bondad aparente el control paternalista. Son las bromas sexistas, la descalificación, el insulto, la humillación, el desprecio… en resumen, te dicen que no vales, que eres una mierda, que eres insignificante… para que fracases, para que no lo intentes y que te llamen exagerada o loca o histérica cuando reclamas, cuando te reivindicas.
¡Y ahí nos encontrarán! Cada cual desde la perspectiva de su propia realidad, pero compartiendo una lucha común contra el patriarcado, el capital y el colonialismo, sí, y contra esas conductas machistas que se basan en la ley del más fuerte y en el abuso de poder. Ahí estaremos participando activamente en las acciones previstas durante el mes de noviembre y en su preparación, por supuesto, pero también durante todo el año, porque todos los días son 25N, como todos los días son también 8M, porque la violencia, la desigualdad y la discriminación están presentes todos los días.

Elisenda Rotger
Secretaría de la Mujer Confederal


Fuente: Rojo y Negro