Mientras en Ginebra tiene lugar la 27 sesión del Consejo de Derechos Humanos y en Nueva York se celebra la 69 Asamblea General de la ONU -el gran debate anual en el que los líderes mundiales exponen sus políticas presentes y futuras-, Marruecos, una vez más, tiñe de sangre todos los esfuerzos de la Comunidad Internacional por asegurar de forma pacífica el ejercicio del derecho de autodeterminación del Pueblo Saharaui.
La muerte, en extrañas circunstancias, del defensor de derechos humanos y preso de conciencia saharaui, Hasana El Wali en un hospital militar de la ciudad ocupada de Dajla -Sahara Occidental-, constituye una nueva muestra de crueldad por parte de las autoridades de ocupación empeñadas en negar todos los derechos humanos a la población saharaui, incluso el derecho a la salud o el derecho a la vida misma.
La muerte, en extrañas circunstancias, del defensor de derechos humanos y preso de conciencia saharaui, Hasana El Wali en un hospital militar de la ciudad ocupada de Dajla -Sahara Occidental-, constituye una nueva muestra de crueldad por parte de las autoridades de ocupación empeñadas en negar todos los derechos humanos a la población saharaui, incluso el derecho a la salud o el derecho a la vida misma.
Otro defensor de los derechos humanos muerto, otra familia destrozada, una nueva vulneración de los derechos fundamentales, todo ello mientras una delegación de observación de los derechos humanos es humillada y por enésima vez expulsada por las autoridades de ocupación. ¿Cuánto horror hemos de ver? ¿Cuántos defensores de los derechos humanos han de morir? ¿Cuánto habrá de esperar el Pueblo Saharaui para que la comunidad internacional imponga una solución acorde con las obligaciones dimanantes del derecho internacional en materia de derechos humanos?
España, responsable también de esta tragedia, se mantiene neutral, distante, en cómplice silencio, mientras hace negocios -incluida la venta de armas- con una monarquía feudal anclada en la Edad Media. Los derechos humanos no son para el Pueblo Saharaui; quienes hace tan poco fueron españoles son ahora moneda de cambio, moneda manchada de sangre.
NO EN NUESTRO NOMBRE, nosotros y nosotras, miles y miles de personas dignas, conscientes de nuestra responsabilidad histórica con un pueblo hermano exigimos una investigación independiente que depure las responsabilidades ante esta nueva muerte y asegure la rendición de cuentas. Nosotras y nosotros decimos BASTA, no más muertes, no más violaciones de los derechos humanos, Sahara Libre.
José Taboada
Presidente de la Coordinadora Estatal de Asociaciones de Solidaridad con el Pueblo Saharaui
CEAS-Sáhara
Fuente: CEAS-Sáhara