Por: Eric French Monge

 

http://revista-amauta.org/2012/04/libertad-y-colaboracion-dentro-de-la-tecnologia/

 

La importancia de las plataformas viejas es que se han integrado de forma más definitiva en la sociedad. Más gente puede ver las noticias en la televisión, o escuchar música en la radio, o leer columnas de opinión en los periódicos y revistas. Han estado disponibles por una gran cantidad de tiempo y se han vuelto comunes. Es díficil imaginar un hogar sin ellos, sin teléfonos, sin carros, sin teles (aunque es claro que sí los hay).

 

La computadora y el internet, en cambio, no existe en todas las casas, aunque se ha ido esparciendo rápidamente ya que estas máquinas andan evolucionando de forma constante, y cada vez se convierten en una necesidad (lo cual también quiere decir, como lo discutimos en la parte de desigualdad de acceso, que entre más hayan gente que las usa, más excluídos serán los que no).

La computadora y el internet, en cambio, no existe en todas las casas, aunque se ha ido esparciendo rápidamente ya que estas máquinas andan evolucionando de forma constante, y cada vez se convierten en una necesidad (lo cual también quiere decir, como lo discutimos en la parte de desigualdad de acceso, que entre más hayan gente que las usa, más excluídos serán los que no).

En una discusión sobre plataformas, hablamos sobre algunos beneficios de las tecnologías “nuevas” (en nuestro tiempo, o de forma histórica, cuando fueron novedosas). Ellas nos han permitido controlar el tiempo y lugar de nuestra interacción con la información cada vez más. Ahora, por ejemplo, no tenemos que esperar la hora de noticias de televisión en la noche ya que podemos meternos a internet e informarnos casi que instantaneamente de lo que ocurre, no sólo en nuestro país, pero también en cualquier otra parte del mundo. Con Twitter, este proceso casi que es automático y uno hasta puede no darse cuenta aún que algo es noticia ya que hay eventos que en el momento parecían sucesos sin contexto y que luego se convirtió en algo realmente significativo. En el periodismo, ésto ha querido decir que cualquiera puede documentar (grabar, escribir, filmar, fotografiar) eventos directamente desde el lugar donde están sucediendo y distribuirlos rapidamente al resto del mundo.

Clay Shirky, en Here Comes Everybody (Aquí Viene Todo El Mundo), nos explica las posibilidades existentes en las plataformas digitales en tres instancias diferentes a través del libro:

“En los últimos cien años la gran pregunta organizativa ha sido si alguna determinada tarea era mejor realizada por el estado, dirigiendo el esfuerzo de manera planificada, o por empresas compitiendo en el mercado. Este debate se basaba en la suposición universal y tácita que las personas simplemente no podían coordinarse por sí mismas; la elección entre mercados y esfuerzos administrados desde arriba asumían que no había una tercera alternativa. Ahora la hay. Nuestras redes electrónicas han posibilitado formas novedosas de acción colectiva, permitiendo la creación de grupos colaborativos que son más grandes y más distribuidos que en cualquier otro tiempo en la historia. La gama de trabajo que se puede hacer por grupos no institucionales es un desafío profundo al statu quo… El desplome de los costos de operación hace que sea más fácil que la gente se reuna – tan fácil, de hecho, que esta cambiando el mundo.” (47-48)

Ahora, una vez que un usuario se conecte al internet, tienen acceso a una plataforma que es a la vez global y gratis. No es nada más que nuestros instrumentos de comunicación son más baratos, también son mejores. En particular, son más favorables a usos innovadores, porque son considerados más flexibles que las [plataformas] viejas… El nuevo modelo asume que los aparatos en sí son más inteligentes; ésto en turno significa que uno puede proponer y explorar nuevos modelos de comunicación y coordinación sin tener que antes pedirle permiso a nadie (para el horror de muchas empresas de medios tradicionales).” (77)

El enlace de participación simétrica y producción principiante hace que este período de cambio sea extraordinario. La participación simétrica quiere decir que una vez que las personas tengan capacidad de recibir información, tienen la capacidad de enviarla también. Ser dueño de un televisor no te da la habilidad de crear programas de televisión, pero ser dueño de una computadora quiere decir que puedes crear al igual que recibir muchos tipos de contenido, desde la palabra escrita hasta imágenes y sonidos.” (107-8)

En lo que consta los movimientos sociales, como este año nos lo ha demostrado, estas plataformas digitales simplifican la coordinación entre personas y grupos para movilizar una acción; la comunicación para discutir políticas, tácticas y estrategias para la organización de grupos sociales con planes afines; y los métodos para que la información que pase por canales cibernéticos sea difícil de controlar y censurar, y así, las acciones sean menos predecibles y menos probables de reprimir.

Y al mismo tiempo, nunca hemos estado más conectados con el resto del mundo, o las personas que tengan los recursos para poder conectarse. Porque tenemos un espacio propio en el mundo cibernético, una ventana a la cual cualquier otra persona pueda entrar, podemos expresarnos en cualquier momento, cualquier lugar, hablar con alguien a miles de miles de kilómetros, compartir experiencias, conocernos a nosotros mismos, nuestra identidad, mientrás conocemos la cultura y tradiciones de los demás, sin en ningún momento querer imponer nuestros valores en los demás. Cada uno tenemos algo que ofrecer, sin tener que comprometer nuestra idiosincracia, en este enjambre colectivo, lleno de diversidad. ¿Verdad?

Ese es el ideal, por lo menos. Si hubiera igualdad total, tal vez ese sería el caso. Pero las plataformas digitales, aunque sí han presentado potencial y oportunidades para mejorar nuestras estructuras sociales, también, como lo discutimos, están sujetas a las mismas opresiones que se reproducen en nuestras relaciones humanas. Aún las personas con mayor acceso a los medios digitales, como en cualquier medio, puede propagar sus valores constantemente. Los dueños de ciertas plataformas, como las que usamos la mayoría del tiempo (Facebook, Google, Twitter, YouTube, otras) crearon esos espacios no para que fueran lugares de debates, sino para que fueran centros comerciales virtuales, con reglas definidas que a fin de cuentas podrían censurar nuestros mensajes sino se conforman a ellas. Y tampoco son los lugares en los cuales se puede escuchar cualquier punto de vista y expresión cultural sin prejuicio alguno. Como lo escribí hace un tiempo atrás:

Preferimos refugiarnos en espacios de información cada vez más cerrados y pequeños donde encontremos gente que piensa como nosotros, donde nos sintamos cómodos y no tengamos que enfrentar crítica alguna. Nos convertimos en burbujas andantes donde nada más podemos escucharnos a nosotros mismos. Preservamos nuestro individualismo y variedad de opiniones, pero al final llegamos a ser lo mismo: gente que no puede escuchar al resto y darse cuenta que comparten realidades similares, gente que sigue dividida porque sólo pueden oír el ruido de su propia voz, gente que sigue dominada porque no puede formar la acción colectiva necesaria para recuperar el poder que hemos regalado. Los que tienen control sobre nuestras vidas quieren que nos mantengamos aislados para que no haya posibilidad de un cambio radical.”

¡La cultura (y el software) libre nos hará libres!… ¿e iguales?

¿Pero aún con tener nuestra libertad total en estos espacios, podemos también obtener igualdad? ¿O la tecnología misma que se va construyendo tiene codificada esta dicotomía, de que se es libre, o se es igual? ¿Habrán plataformas alternativas que puedan garantizar la diversidad y la libertad?

Carolina Flores ofrece una posibilidad:

En general, el software libre es importante porque estamos conviviendo y dependiendo cada vez más de las computadoras y quienes tengan el poder sobre las computadoras, lo tienen sobre la libertad de expresión, organización, creación y otras. El software libre (aunque necesitamos también del hardware libre) es la única vía posible para que las personas que no estamos manipulando los hilos corporativos y gubernamentales, controlemos nuestras propias computadoras. Sin embargo, para que esto sea posible, debemos involucrarnos más allá de ser simples consumidores y consumidoras. Si no sabemos programar, estamos a expensas de quienes sí pueden hacerlo. De ahí que las comunidades sean tan importantes, por ser espacios donde quienes no programamos, podemos estar protegidos y acuerpados por personas que sí pueden hacerlo.

La importancia tiene que ver con esas libertades que mencioné, pero también con la posibilidad de compartir el conocimiento y generar oportunidades de acceso a las TIC (tecnologías de información y comunicación) para todas las poblaciones, incluso algunas que pueden tener los recursos monetarios suficientes para comprar equipos y pagar licencias, pero no están en el espectro comercial de la industria del software (no es rentable traducir un navegador de Internet al quechua, por ejemplo).

Además, el modelo de licenciamiento del software libre ha inspirado muchos otros que ahora se aplican a creaciones distintas al software. El legado del movimiento es enorme y ha transformado el mundo, aunque aún el establishment no se haya dado cuenta.”

El software libre abre la posibilidad de espacios no comerciales, en los cuales hay más derecho de expresarse, y donde hay más creatividad en recrear el software mismo, pero también, por ser libre del control propietario, nos brinda la oportunidad de propagarlo a sectores de la población sin los recursos para hacerlo. Sin embargo, ésto significaría dedicación constante de tiempo y trabajo, tal vez hasta voluntario, para poder hacer llegar el conocimiento y el equipo necesarios para que se puedan aprovechar estos instrumentos.

El Free Software Foundation (la Fundación de Software Libre) promueve el sistema operativo GNU, de donde salio el concepto del software libre, y describe que todo Software Libre pare ser libre de verdad tiene que tener los siguientes principios:

  • La libertad de correr el programa, para cualquier propósito.
  • La libertad de estudiar cómo funciona el programa, y poder cambiarlo para que haga tu computación como se quiera. Tener acceso al código fuente es una precondición para ésto.
  • La libertad de poder redistribuir copias para poder ayudar a tu vecino.
  • La libertad de poder distribuir copias de tus versiones modificadas a otros. Haciendo ésto, le puedes dar oportunidad a toda la comunidad de beneficiarse de tus cambios.

En otras palabras, el software libre es una forma colaborativa de desarrollar diferentes programas, compartiendo el conocimiento que uno tiene sobre ciertas áreas, y así, crear algo mejor de lo que uno pudo haber hecho por sí mismo. Así, se promueven valores como la solidaridad y colaboración dentro de la comunidad, y abre una diferente alternativa a la que ofrecen los mercados, en las que se busca la competenecia y las ganancias sobre lo demás. Ejemplos de Software Libre son los diferentes sistemas operativos de Linux como Debian y Ubuntu y plataformas de publicación como Drupal, pero también existen software que no son completamente libres (por no seguir todas los principios de libertad), pero aún de código abierto, como el navegador Mozilla Firefox, la plataforma de publicación WordPress (que usamos en Amauta), puede considerarse una o la otra, dependiendo como se use.

De la misma forma, existen los beneficios económicos y de programación en adaptar el software a las necesidades de uno, pero para Eva Carazo, propulsora de la Cultura Libre y Software Libre en Costa Rica a través de proyectos como LibreBus y Semillas Libres, hay ventajas más profundas:

Para mí los principales beneficios del SoL (Software Libre) son otros. Uno, la seguridad de la información: cada vez dependemos más de medios electrónicos que funcionan con software, tanto para asuntos personales como institucionales y para el trabajo organizativo de los movimientos sociales, y yo creo que es estratégico que la información importante esté en plataformas seguras, que no dependan de una empresa monopólica, que podamos manejarla o encontrar alguien que nos ayude a manejarla de forma segura.

Y el otro: probablemente lo más importante para mí es la forma en que el SoL… digamos que “cambia las estructuras mentales”. Cuando usás software privativo dependés de recetas, de opciones preconcebidas que te enmarcan las posibilidades y límites de cualquier creación, y frente a un problema dependés del proveedor o el técnico que es quien “sabe” y puede resolver. En cambio con el SoL sos usuarix activx, tenés control sobre tus herramientas, aprendés a manejarlas y modificarlas (incluso como usuarix, sin necesidad de entrar en la parte de programación), a investigar y resolver tus problemas, a salirte de los esquemas preconcebidos, y también a trabajar en comunidad, en colectivo, a compartir tu conocimiento, tus dudas y tus avances. Aunque este cambio no es algo automático (por decirlo así, podrías usar SoL con mentalidad de usuarix windows), el SoL da esta posibilidad y para mí eso es básico, porque además se traslada a otras esferas de la vida, no solamente al uso de software sino a las formas de relación con el conocimiento y la comunidad. Aunque no está entre las libertades básicas que definen el SoL, para mí esta es la libertad más profunda que permite.”

Entonces, a la pregunta que nos hicimos al comienzo sobre la dicotomía entre la igualdad y la libertad, el software libre abre la posibilidad dentro de la estructura de la tecnología, no de mantenernos al margen de nuestras comunidades con tecnologías caras y privadas, pero más bien de motivarnos a colaborar dentro de nuestras comunidades, con el potencial de que entre más gente colabore, con diferentes vivencias y perspectivas, mejor será el resultado final del proyecto. ¿Por qué? En una comunidad, cada persona tiene sus fortalezas y capacidades que, en teoría, con una plataforma que tome sus diferentes circunstancias en consideración, podrían aplicarlas para el avance de distintas actividades.

Por ejemplo, tomemos un caso periodístico, donde ocurre un suceso en un barrio en Costa Rica. Alguien toma las fotos, la otra persona escribe la pieza, otra quizá graba un video, y lo mandan todo a una plataforma en la cual un editor lo puede poner todo para que funcione, y de forma transparente para que los contribuyentes están de acuerdo con el trabajo. Luego se publica, y otras personas pueden contribuir con más ediciones, o más información para darle más contexto al artículo. En algo así, cada persona tiene su diferente experiencia y su diferente función, para formar un trabajo colectivo, que en teoría, dependiendo de como se aplique, podría ser mucho mejor que cualquier trabajo individual (este proyecto, Zeega, esta intentando de crear una plataforma colaborativa de crowdsourcing como la que describí).

Algo así es como funciona Wikipedia. Cada persona puede contribuir lo que quiera: un artículo, una palabra, una edición, varias, el tiempo que se quiera. Pero existe transparencia en todo el proceso, ya que se pueden ver todos los cambios, y las discusiones sobre los cambios, en la historia de los artículos. Documentar todo es importante porque deja ver las diferentes versiones y perspectivas y observar como se llegó a la versión mas definitiva. Y aunque todo el mundo puede contribuir, hay reglas que la comunidad debe seguir, y gente haciéndolas cumplir, si se quiere que su contribución perdure en algún artículo de Wikipedia, sino se puede volver a cambiar y revertir a la versión anterior. Es así como Wikipedia, como lo comenta Clay Shirky (139) es “un producto no del colectivismo, pero de una discusión sin fin. Los artículos crecen no de reflexión armoniosa pero más bien por la indagación y la revisión constante.” Shirky describe la genialidad de las estructuras de colaboración de los wikisde la siguiente manera:

“En un sistema donde cualquiera es libre de comenzar algo, no importa que tan malo sea, un artículo corto y poco informativo puede ser el gancho para el buen artículo que eventualmente aparecerá. Esta misma deficiencia motiva a que la gente lo mejore; mucho más gente esta dispuesta a mejorar un artículo de mala calidad de las que esta dispuesta de comenzar un buen artículo desde cero.”  (121-2)

Pero una vez más, ¿cómo llegamos a promover estos procesos fuera de los espacios cibernéticos, no sólo para integrar más personas en el uso de las tecnologías, sino también para que los principios se usen en otros campos de la vida?

En Costa Rica, se han creado diferentes iniciativas para emprender estas cuestiones en el país. Una de las cuales intentó organizar varios esfuerzos de diferentes grupos de Cultura Libre en países a través de Centroamérica fue la de LibreBus. Varios de los “librenautas”, individuos comprometidos a diferentes aspectos de la Cultura Libre, viajaron por Centroamérica para promover estos valores y conocimientos, dando talleres en los lugares que visitaban, formando alianzas con grupos similares en otros países, y con uno de sus objetivos siendo el de “ iniciar el diálogo sobre la importancia tanto económica como el impacto social del libre acceso al conocimiento, tecnologías libres, ciencia y cultura libre”. Carazo documentó sus experiencias en su blog, pero me ofreció un resumén:

El LibreBus fue un proyecto para promover la cultura libre en Centroamérica, alrededor de cuatro ejes: Software Libre, Libertad de Expresión, Biodiversidad y Conocimiento Libre, y Libertad para Compartir. Fue una gira de librenautas de toda la región que normalmente promovemos estos temas y que recorrimos Centroamérica haciendo actividades para darlos a conocer, deconstruir y profundizar conceptos e ideas, generar redes y articulaciones… Para mí fue una experiencia transformadora y energizante que disfruté muchísimo, me cuesta mucho resumirte lo que significó!”

Carazo también me cuenta que “está la Red Costarricense de Software Libre que agrupa a personas y comunidades, entre ellas algunas muy activas como la Comunidad de Software Libre de la UCR (Universidad de Costa Rica) y el TEC (Instituto Tecnológico de Costa Rica), en varias universidades privadas, también pequeñas empresas basadas en SoL… En general todos estos grupos están vinculados con la Red. Otro sector interesante son algunas instituciones que están usando o migrando a SoL, como la Contraloría, varias Municipalidades, y recientemente la UCR y la Asamblea Legislativa, yo no diría que son sectores que impulsan el SoL pero sí hay allí personas que lo han hecho y que están generando experiencias super interesantes.”

Jorge Albán, administrador de la página Artenemo (el cual forma parte de Red MICA) que “promueve el uso de software libre para la producción/comunicación audiovisual alternativa” según sus palabras, forma también parte del LibreBus, de la Red Costarricense de Software Libre y también de la Comunidad Costarricense de Software Libre de la Universidad de Costa Rica, “que este año disparó su actividad tras la aprobación en Consejo Universitario de la UCR de migrar a Software Libre, empezando por software de ofimática pero eventualmente afectando a todos los programas y aplicaciones que usan decenas de miles de personas (y eventualmente al conjunto de la sociedad costarricense)”.

Carolina Flores, miembra de LibreBus, fue también parte del grupo fundador de la Red Costarricense de Software Libre y me dijó lo siguiente con respecto a su experiencia en las comunidades de Software Libre en Costa Rica:

Mi experiencia ha sido muy enriquecedora. He hecho activismo en muchos campos y nunca había encontrado personas tan comprometidas y responsables como las que he conocido en las comunidades de software libre (participo en una comunidad centroamericana también). La metodología de trabajo colaborativo es muy eficiente y permite avanzar en grande. Nada de eso ha sido posible en movimientos sociales de otra índole en los que he participado (incluso en proyectos de comunicación y activismo en línea como concostarica.com).

Sin embargo, no todo ha sido maravilloso. Las comunidades en Costa Rica sigen estando demasiado atadas a la carrera de informática y la visión limitada de algunos profesionales en ese campo no permiten aprovechar los aportes de otras disciplinas y saberes. En este momento no participo, porque siento que hay un estancamiento en los objetivos y hay una tendencia a conformarse con lo alcanzado, sin que se haga una lectura de la coyuntura que permita saltar a otros niveles donde la realidad exige pronunciarse (por ejemplo, en cuanto a la neutralidad de la red, tendencias en el campo de la propiedad intelectual como ACTA, etcétera). Para mí el software es sólo una pequeña parte de una batalla mucho mayor.”

De igual forma, en una conversación electrónica, me lo expresó Richard Stallman, iniciador de la idea del Software Libre y fundador del Free Software Foundation, cuando discutimos el posible prototipo de Amauta para crear una plataforma digital de democracia participativa:

Un requisito esencial para la democracia participativa, en cualquier cuestión particular, es que el estado tenga control de esa cuestión. Gracias a los tratados de “libre comercio”, tratados de libre explotación (Stallman escribió esta última frase en español), hay más áreas en las cuales los estados ya no tienen control porque han cedido el poder al imperio de las megacorporaciones.

Así, cualquier campaña para la democracia participativa debe incluir una campaña de soberanía, y de este modo, sacar a Costa Rica del TLC… El TLC es un tratado desigual, ya que subordina a Costa Rica a las empresas. Entonces les insto que empujen fuertemente para salir del TLC. No se den por vencido porque podría tomar décadas.”

Existen también otros dilemas de explotación, pero dentro del contexto de empresas privadas aprovechándose del trabajo gratis de personas usando distintas plataformas. Andrew Lowenthal en su artículo Free Beer vs Free Media habla de como medios como YouTube tienen todo el control de licencias de los videos que otra gente desarrolla y contribuye, y lo mismo, ocurre con MySpace (ahora Facebook y Twitter), Google (que es dueño de YouTube) y Flickr. Es cierto que los dueños de las plataformas proveen un servicio gratis para compartir, conectarse, y hasta crear audiencia para lo que los usuarios elaboren, pero sin este material, las plataformas no serían nada. Como alguien menciono en esta discusión, las “fuerzas capitalistas se aprovechan de la inclinación natural de la gente de ser creativas”.

Un ejemplo reciente, otra vez con respecto al periodismo, fue la decisión de Arianna Huffington de vender The Huffington Post a la empresa mediática y de servicios de internet, AOL, por 315 millones de dólares. Huffington, como dueña de la empresa, en verdad puede hacer lo que le da la gana, pero la mayoría de los artículos que se producen en The Huffington Post vienen de otras fuentes o los contribuyentes los escribían gratis. La decisión, entonces, creo una controversia con muchos de estos contribuyentes, y varios hicieron una huelga con un bloqueo para dejar de contribuir al sitio.

Carazo me comentó lo siguiente sobre el dilema de la explotación del trabajo de software libre:

Creo que es una preocupación válida, y una confusión común que yo relaciono con que en Inglés “free” signifique tanto libre como gratis. Y el SoL es libre, no gratis: implica mucho trabajo y dedicación de muchas personas, que tiene siempre un valor (sea voluntario o pagado), yo creo que aunque la libre creación implica de hecho otras recompensas, empezando porque es interesante y estimulante, también es justo reconocer económicamente el trabajo, por ejemplo de una persona que te diseña o instala un servidor o un programa, o que te capacita para hacerlo o utilizarlo, es decir que la libertad no es incompatible con derechos laborales básicos! Además, cuando el trabajo implica creación de algo nuevo, creo que es necesario reconocer de dónde viene esa creación, indicar quiénes colaboraron o aportaron para que eso exista, independientemente de si se reconozca económicamente o no. Te aclaro eso sí que esta es mi posición personal, creo que es una discusión abierta en las comunidades de SoL, donde hay gente que también te va a decir que el espíritu del SoL se pierde si hay un pago.

Creo que los sistemas de licencias libres son una vía interesante para proteger la libertad y la creación sin limitar el acceso al conocimiento, de hecho se han desarrollado mucho desde el SoL (GPL x ejemplo), a mí me gusta mucho el sistema de Creative Commons, que permite compartir documentos, música, imágenes… casi cualquier expresión de arte, cultura y conocimiento, reconociendo de dónde viene y dando a lxs creadorxs la posibilidad de decidir si su obra se puede usar o no para fines comerciales, si puede o no ser modificada, y si nuevas creaciones basadas en la suya deben seguirse protegiendo bajo el mismo modelo. Además por supuesto de la opción de cobrar, para mí en este caso el pago no significa una propiedad excluyente para otras personas sobre el conocimiento o la obra, sino un reconocimiento al trabajo que implicó.”

¿Puede haber un sistema que reconozca este trabajo? Dentro del software libre, los trabajadores esenciales de las plataformas que mantienen el sistema sí se les paga, pero ¿se les debería pagar al resto de programadores, o por lo menos tener una opción para llegar a hacerlo? La habilidad de expresarse que algunos de estos servicios, como Facebook, para algunos, puede ser una recompensa suficiente. La publicidad y atención que uno puede recibir de los trabajos que uno hace en YouTube y The Huffington Post también puede la razón por la cual se participa. Estos servicios también nos dejan crear una comunidad y aumentar nuestra red de amigos. Y participar en proyectos de software libre nos ayuda a aprender, con el apoyo de una comunidad.

Pero aún así, sí se están creando alternativas. Ashoka Changemakers, por ejemplo, ha creado un sistema de medición del capital social dentro de la plataforma que mantienen. Su plataforma intenta, en conjunto con socios de otras fundaciones o empresas, de crear competencias alrededor de necesidades sociales específicas en las cuales diferentes individuos u organizaciones puedan participar para intentar de ganar fondos. Esa parte es como cualquier otra fundación. Pero ahora están experimentando con un sistema de medición de participación de los diferentes usuarios de la plataforma, donde evaluan las descripciones de los proyectos en sí, las diferentes conexiones que hacen con otros proyectos en la forma de que sí fueron ayudados o sí ayudaron (que fomenta solidaridad), sugeriendo conexiones entre usuarios, y comentando en los proyectos para ayudar a realizar las ideas.

Albán habla sobre esta necesidad de cambiar la dinámica (económica, política, social) para construir modelos alternativos de interacción hacia el cambio social:

Las grandes corporaciones se han percatado de que compartir y obtener satisfacción (no solo remuneración) por el trabajo y reconocimiento dentro de un grupo es parte esencial de la naturaleza humana y han diseñado estrategias para capitalizar de ello. Que el software sea libre no significa necesariamente que deba ser gratis, si no que propone un modelo de negocios más sostenible y constructivo que productos que al año pierden la garantía y al par de años ralentizan, desestabilizan y hasta llegan a dañar nuestros equipo con tal de hacernos comprar computadora nueva. El software libre vende servicios, no productos y es el modelo de negocios más apropiado, constructivo y sostenible para una Sociedad Red de la información en el Siglo XXI. Si bien la privatización del ciberespacio gana terreno y cada vez las personas pasan más horas dentro de comunidades “privadas” como Facebook/Twitter o aplicaciones “propietarias” desde aparatos móbiles personales, siguen existiendo amplios espacios de resistencia en la forma de blogs, webs “abiertas como identi.ca y comunidades y grupos locales. El nexo entre las comunidades en red y aquellos grupos sociales en las márgenes o fuera de ésta son el frente en que lo local aún es capaz de vencer a corporaciones y transnacionales, pues siempre hay más personas, actividades económicas y diversidad FUERA que dentro de la Web. “

Albán menciona los blogs como “espacios de resistencia”, y en Costa Rica estas plataformas han posibilitado el crecimiento de medios alternativos, radicales, o/y comunitarios cuando muchos de ellos parece que existían antes sólo a través de organizaciones políticas, con recursos (tiempo, gente, o dinero) para crear revistas impresas (ésta es más que todo una afirmación basada en conversaciones informales que he tenido, y no tanto en evidencia que he podido encontrar). Pero como sí lo describe Ignacio Siles González enBlogueando” a la tica: una mirada al uso de los blogs en Costa Rica, para la gente que usa el internet para “comentar temas de realidad nacional o política …, el uso del blog es asociado a la creación de información alternativa en medio de una ecología mediática gobernada por intereses particulares que definen la agenda noticiosa de los medios de comunicación tradicionales”.

Como es muy díficil abarcar la totalidad de blogs que existe en Costa Rica, damos una muestra de blogs aliados con Amauta de alguna u otra forma, que es parcial y subjetiva por estar conectados a nuestro medio: Soñar con los pies en la tierra(economía), Revista Paquidermo(una revista con bastantes colaboradores sobre temas actuales, no tanto un blog), Diario Digital Nuestro País(un periódico digital con información alternativa, tampoco un blog), Jaguar del Platanar (sobre asuntos locales de San Carlos), Daniel Calvo (política), Costa Rica Mon Amour (“reflexiones… de un español con corazón tico”), [ TXOMA ](política, arte, reflexiones, Indignad@s), Ditsö (derechos indígenas, política), GuanaRED (organización cultural), Con Nuestra América (política, América Latina), Silabario Melissiano (reflexiones, política), Blog de Eva/Semillas Libres (blog de Eva Carazo, cultura libre, política, ecología), Abandonando el mundo de las maravillas (política), Bitácora de Stella Chinchilla (política, movimientos sociales),adriorange (editora de Amauta, política, reflexiones), Herejías – Pensamientos desde la hoguera! (política, crítica social), Julia Ardón (política), entre otros.

De participación digital a movimientos sociales a creación digital

Pero es fuera de los espacios digitales, como lo dijo Albán, donde verdaderamente existen los movimientos sociales que traerán cambios a la sociedad. Pero, dependiendo de como se use, la tecnología puede ayudar (el caso de Costa Rica lo discutimos en la parte de Desobediencia Digital). Las rebeliones árabes al comienzo de este año sucedieron por muchos factores, de los cuales los medios digitales fueron algunos de ellos. Mayo Fuster Morell, en una presentación documentada por Sasha Costanza-Chock, habla de como el movimiento de Cultura Libre “no sigue la lógica del Estado ni del mercado” y como muchas de las personas involucradas en Cataluña llegaron a ser parte de los Indignados, “lo cual tuvo un impacto en las lógicas culturales de la organización del movimiento” aunque sin olvidar que “también se tomaron de las estructuras y redes existentes de los movimientos sociales. Los Indignados, así, son una convergencia de los procesos de múltiples movimientos sociales”.

Fuster, a través de 80 entrevistas que realizó con participantes del movimiento de Cultura Libre en Cataluña determinó que algunos de sus objetivos políticos eran “la preservación del espacio común digital, el poder compartir información esencial con el público, y el aumento de la justicia social y la solidaridad”. Así los Indignados también se empeñaron en “tener una participación inclusiva, generar un ecosistema de poder comprometerse en diferentes niveles. Por ejemplo, las redes de la cultura libre permiten pequeños actos de participación (no todos tienen ser programadores, tambíen se pueden hacer cosas más pequeñas)” por las cuales habían “diferentes puntos de entrada para aquellos interesados en participar”. De igual forma, como el movimiento de Cultura Libre, en los Indignados existe el “deseo de las personas de reunirse en público”, por lo cual hubieron “ocupaciones de casas para prevenir la clausura de hogares, la organización de redes de solidaridad para bloquear desalojos de los hogares, el aumento de redes de auto-educación, todas viniendo de gente que se han encontrado cara a cara en las plazas”.

Albán repite estas funciones del movimiento de Cultura, y Software, Libre:

El Software Libre, además que una herramienta de importantes y repetidas ventajas (de compartir, modificar, de estudiar, etc) es punta de lanza de un movimiento que aboga por recuperar las formas de intercambio de valores, bienes y servicios, más allá del dinero. Afín al movimiento de comida lenta y comercio justo o solidario, el movimiento de software libre reconecta productores con usuarios y, a través de la sinergia entre estos la construcción de una sociedad más justa, participativa, diversa y solidaria…

Los principios de descentralización y horizontalidad de OWS e Indignad@s pertenecen al movimiento de Cultura Libre del cual se alimenta y es punta de lanza el movimiento de Software Libre. El trabajo más valioso con software libre es aquel que se realiza fuera de los círculos académicos y tecnológicos, precisamente donde el capitalismo revela sus mayores fisuras y vulnerabilidades. El software libre es consistente con la educación significante y la emancipación. El mayor reto que afronta el software ibre, y también movimientos como OWS e Indignad@s consiste precisamente en que se usurpen sus formas vaciándolas de contenido, una vieja y efectiva estrategia del capitalismo cultural. En el caso esto sucede al emplear software libre como si de un producto de consumo o software privativo se tratara, sin realmente incorporarse, participar, ni aportar a las comunidades que lo generan (ni recibir el natural empoderamiento que ello conlleva). El software libre no es para ser “usado” en el sentido de despojo, consumo y descarte capitalista, sino que se “hace” como proceso de construccionsimo social y sensibilizacón hacia la naturaleza social y colectiva del conocimiento, la innovación y la creatividad.”

Aunque hay intersección entre el movimiento de Cultura Libre y el de Indignados y Occupy Wall Street, la tecnología es sólo una parte de las revoluciones. Malcolm Gladwell, en su artículo en el New Yorker “Small Change: Why the Revolution will Not be Tweeted” (Pequeños Cambios: Porque la Revolución no se va a Twittear), sostiene, como el título sugiere, que la tecnología por sí misma no es la base de un movimiento. Mientras algunos creen que con “Facebook y Twitter y herramientas similares, la relación tradicional entre las autoridades políticas y la voluntad popular se alterará, haciéndose más fácil para que los que no tienen poder puedan colaborar, coordinar, y darle voz a sus inquietudes”, Gladwell plantea que otros elementos son más importantes dentro del activismo social. A través del ejemplo de los Greensboro sit-ins (las sentadas de Greensboro) durante de la era del movimiento de los derechos civiles en Estados Unidos en Carolina del Norte, él mantiene que, en cambio, es más probable que alguien se una a un movimiento por las siguientes condiciones:

  • Grado de conexión personal al movimiento (¿cuántas vínculos fuertes tiene la persona a gente que ya participa?)
  • Grado de riego frente al grado de represión (¿qué tanto puede perder si participa, o qué tanto puede perder si no?)
  • El costo de la participación (como la mayoría del activismo que realmente desafía a la estructura social existente es peligroso, entonces las personas necesitan razones fuertes para involucrarse en estas actividades)

    Y, según él, los movimientos serán exitosos si existe:

    • Entrenamiento y una red de apoyo y de organización
    • Una estructura de poder centralizado y jerárquico
    • Los recursos (dinero y otros)
    • Un centro geográfico (o muchos), donde la gente pueda reunirse para poder comunicarse y coordinarse entre sí (¿como el movimiento de Occupy?)

      Gladwell dice que los medios sociales, por el contrario, son herramientas diseñadas para desarrollar conexiones con gente que de otra manera no te relacionarías, y debido a esto, son relaciones intrínsecamente débiles. Además, la mayoría de la gente usa los medios sociales como una forma de activismo pasivo, donde una persona puede participar en una acción, siempre y cuando no implique demasiado trabajo. Sin embargo, en mi opinión, aunque tal vez en forma general alguna parte de estas declaraciones sean verdaderas, eso implicaría que todo el mundo utiliza los medios sociales de la misma manera y no son capaces de apropiarse de los medios para sus propios propósitos creativos.

      Es posible que los medios sociales facilitan la infraestructura para organizar a miles de personas que no podrían hacerlo de otra manera sin ser reprimidas por el Estado o sin barreras culturales que impidan la oportunidad de coordinar acciones. O, por lo menos, estos medios permiten a que los activistas puedan mostrar su versión de los hechos, lo que trae presión y solidaridad internacional.

      “Las redes sociales son eficaces para incrementar la participación – al disminuir el nivel de motivación que requiere la participación”, dice Gladwell. Por lo tanto, en cierto modo, es cierto que la gente no se arriesgará si algo es muy difícil de hacer, pero por lo menos sí abre la posibilidad de prestarle apoyo a un movimiento, aunque sea al margen, y hay cierto valor en eso.

      Uno de los puntos que Gladwell también trata de hacer es que un movimiento no obtendrá éxito sin que exista algún tipo de proceso jerárquico centralizado que proporcione disciplina y objetivos. Sin jerarquías, él cree que un movimiento no tiene rumbo. Pero Lina Srivastava contesta (a través de Stefanie Ritoper) que “él no debería apurarse en desacreditar movimientos descentralizados y horizontales”, porque han existido incluso antes de que los medios sociales hayan movilizado con éxito (como el caso de los estudiantes activistas del DREAM Act).

      Y aún así, Ritoper no lo pudo haber dicho mejor cuando afirma que los medios sociales son sólo herramientas: “La gente organiza a la gente. La esencia de un buen trabajo hacia el cambio social se basa en buenas relaciones personales, ya sea compartiendo historias, desarrollando confianza y el intercambio de conocimientos..” Y si los medios sociales, y otras tecnologías, se utilizan para facilitar y fortalecer este proceso, entonces ayudarían a impulsar este cambio social. Pero como lo menciona Flores:

      He llegado a convencerme de que la forma muchas veces, contribuye al fondo. Los movimientos sociales en general, no saben aprovechar las TIC y entonces desaprovechan mucho su potencial. Por otro lado, las nuevas generaciones desestiman las lecciones de las generaciones anteriores y están poco dispuestas a retomar experiencias menos tecnologizadas. Estamos en un punto muerto. ¿Puede el software libre ayudar? No necesariamente. El software es sólo una herramienta.”

      El caso de IndyMedia manifiesta una forma como los movimientos sociales supieron aprovechar las tecnologías actuales de forma creativa, y a la vez, mantener presencia en las calles. Los centros de información de IndyMedia nacieron por inspiración de un llamado de los Zapatistas a una red de comunicación autónoma decentralizada global, pero concretamente con el movimiento social de la anti-globalización durante las protestas de Seattle en 1999 contra la Organización Mundial de Comercio, el cual implementa un sistema de reglas para que las transnacionales puedan tener los mercados (para extraer y vender) abiertos para su beneficio. La organización de alianzas y estratégicas se fueron desarrollando por décadas, y esa instancia en Seattle fue la convergencia de la experiencia de distintos movimientos globales.

      El primer centro informático de IndyMedia involucraba programación de audio, video, y escrita, y de la misma forma se creo una plataforma digital, con el atributo de que era de publicación abierta y hecho con Software Libre, que servía como centro de distribución de la información que se recolectaba en Seattle para que se pudiera acceder en otras partes del mundo. Los procesos editoriales de toma de decisiones se basan en el consenso y la democracia directa, y muchos involucrados en el proyecto ya tenían el conocimiento y las estructuras de organización y de financiamiento. Desde ese entonces en Seattle, comenzaron a nacer centros alrededor del mundo, que se mantenían conectados, pero cada uno bajo su propia autonomía.

      En Costa Rica parece que hubieron varios intentos de comenzar un centro de IndyMedia en el país. Muchos de los que participaron en el último intento (que básicamente comenzó en Febrero 2010 y terminó en Junio 2011) formaban parte de la comunidad del Software Libre. Después de dar un vistazo a la lista de correo del grupo (del cual Amauta formaba parte en solidaridad), parece que no se pudo avanzar el lanzamiento del sitio Web por una combinación técnica, logística (les costaba reunirse constantemente), y con los procesos de IndyMedia.

      IndyMedia, sin embargo, también ha tenido problemas en forma general, como lo demuestra Jennifer Whitney. Como todos pueden publicar en la plataforma, por ser abierta, se llenaban con artículos con spam, o racistas, o que no tenían ninguna utilidad (aunque parece que lograron a arreglar ésto), o que incluía una foto o un texto de protestas sin mucha narración ni contexto, y así, como los artículos son mediocres, nadie los va a leer. Por lo cual, como lo escribe Whitney, “sencillamente, un artículo sin leer, no cambia nada”. Igualmente, la cuestón de falta de recursos también repercutía en las diferentes localidades, ya que el sistema se basa en voluntarios, y se dificulta apoyar a las cientas de redes para que participen más personas. Por eso mismo también, porque no todos tienen el privilegio de tener el tiempo y el conocimiento de participar, la mayoría de los que participan pueden hacerlo porque tienen menos dificultades económicas que otros, y así se reproducen las desigualdades estructurales del exterior en el medio, faltando diversidad de personas que se expresen.

      El potencial en nuestra propia tierra

      Que yo vea, la única forma para poder tratar el problema de que las comunidades sin acceso a los artefactos digitales puedan participar de este espacio, o por lo menos, tener disponible la oportunidad de expresarse y ser escuchados lo más lejos y cerca posible, por medio de ambas plataformas viejas y nuevas, es que cada uno de nosotros haga lo posible para lograr alcanzar estas herramientas y conocimientos donde vivamos. Y, al mismo tiempo, convocar a que otros se motiven a hacer lo mismo, y después la otra persona con la que nos conectamos (no por internet) haga lo mismo con otra persona dentro de su comunidad, extendiendo un vínculo y una alianza perpetua. Pero, de alguna forma, ésto es lo que discutimos sobre la justicia mediática y requiere la sufiente solidaridad y empatía para que la gente ponga su tiempo y esfuerzo para intentar de tratar los problemas de desigualdad estructural. Lo cual es la esencia de lo que intentan de solucionar los movimientos sociales. Y aunque para poder en verdad solucionar estos dilemas hay que hacerlo de forma global, sin comenzar en nuestros espacios inmediatos, nuestras comunidades, no tendremos el fundamento ni un vínculo a las realidades que creemos conocer y buscar mejorar. En otras palabras, los locales conocen mejor las necesidades sobre su localidad.

      Para motivar a que otra gente conozca estas realidades, sin embargo, se pueden documentar para atraer solidaridad desde la misma comunidad o de comunidades que tengan problemas comunes. Así, ésta puede ser una forma para impulsar a que otros colaboren en mejorar las condiciones de su comunidad, y especialmente que los que no han tenido las oportunidades para hacerlo, se empoderen y lo hagan también.

      Yong-Chan Kim y Sandra J. Ball-Rokeach demuestran que una forma de lograr esta conexión entre personas de la comunidad y con la comunidad, es a través del relato de historias y cuentos. Este proceso crea un sentido de pertenencia en nuestros barrios, ya que entre más gente participe, más estarán involucrados entre sí ya que compartirán experiencias y se conocerán mejor. Además, este es un tipo de diálogo, el cual, como John Downing nos lo describió antes, facilita la democracia directa. Al ser escuchados, en espacios digitales y en lugares que no lo son, el uso de nuestra voz nos motiva a informar e informarnos para estar al tanto de nuestra inmediatez social, y nos conecta cada vez más con los demás. Así crece la oportunidad de luego adentrar más al fondo de problemas comunes de los cuales podemos buscar soluciones con las capacidades y recursos disponibles a nuestro alcance. Ball-Rokeach y Kim nos acuerdan que ya existen “estructuras de oportunidad de comunicación” en las comunidades como las “Redes de Cuentos del Barrio”.

      De forma similar, el internet puede fomentar nuestras capacidades para contar nuestras experiencias y nuestras historias, y estar abiertos para que la gente de la comunidad acceda a ellas en cualquier momento. El equipo de Networked Neighbourhoods(Vecindarios Conectados) en Inglaterra a través de su Online Neighbourhood Networks Study (Estudio de Redes de Vecindarios En Línea) investigan sitios Web emprendidos por ciudadanos de ciertos vecinadarios en Londres a servicio de donde viven. Algunas conclusiones del estudio es que casi la mitad de la gente que participaron en estos espacios digitales conocieron a alguien en su vecindario por consecuencia directa de los sitios, casi la mitad “sintieron que era más probable de prestar cosas o intercambiar favores gracias a la participación en el sitio Web”, y también sentían de que había un ambiente más óptimo de apoyo y de posibilidad para solucionar problemas colectivamente. Sin embargo, ésto no quiso decir que había un cambio automático en más inclusión y diversidad de otras personas de la comunidad.

      En Costa Rica, uno de los sitios “hiperlocales” que me ha llamado más la atención (y de los pocos que conozco) ha sido el de Nortenlinea, enfocado “como un espacio de contenido alternativo en la Zona Norte” del país. El equipo cuenta con seis personas (una de las cuales, a través de su blog, Jaguar del Platanar, le contribuye a Amauta), todas del área de la cual escriben, y sobre diversos temas (deporte, música, cultura, política, comunidades en el área, etc). Una de las características más importantes, y de las cuales se encuentra muy poco en Costa Rica, es la sección que hacen llamar Zona Pública, donde cualquier persona puede escribir (¿con moderación?) sobre eventos, poemas, denuncias o demás, siempre y cuando sea sobre la comunidad. Sin embargo, desde Julio del 2010, sólo han habido unos ocho artículos en esta columna. Aún así, el potencial del sitio es palpable por la organización de su información, el buen diseño, y la oportunidad que ofrecen a las personas de la comunidad de participar en el espacio, sin mencionar de que se concentran en las necesidades informativas de un lugar específico, las cuales pueden ser pasar por alto por los medios tradicionales de comunicación.

      Amauta como espacio digital

      Amauta, por el momento, sólo existe como expresión digital. Lo cual no quiere decir que no nos encantaría poder publicar por impreso y llegarle a más personas de la población, pero no tenemos los recursos para hacerlo. Somos un colectivo pequeño de voluntarios, con trabajos externos para mantener nuestra “afición”. Nuestros trabajos, para la mayoría de nosotros, existen en función de este medio. Y sabemos que no somos los únicos que hacemos los mismo para informar de los temas que creemos no se tocan en nuestra sociedad por los medios tradicionales. Es ésto lo que nos motiva  a seguir trabajando por casi nada o nada, y tal vez un poco por nuestra terquedad, pero al fin y al cabo creemos que cumplimos una función pequeña, pero necesaria.

      Sin las plataformas digitales, no tendríamos esta oportunidad de crear nuestro propio espacio en el cual expresarnos. Sin embargo, más importante es la posibilidad de reinventar los procesos de creación, de información y de otra índole, para producir estructuras más democráticas y participativas en la producción de nuestra voz. Como lo demuestran plataformas de colaboración como los wikis y los de software libre, hay un potencial enorme para incorporar métodos de solidaridad y diversidad dentro de las aplicaciones tecnológicas mismas. En verdad sí tenemos una página en blanco con la cual podemos intentar cosas que antes no se habían hecho, y sin miedo de que fallemos. Como nos lo comentó Benjamin Mako Hill, si fallamos, si mantenemos una documentación abierta del proceso, aún contribuimos con el conocimiento para que otros, o nosotros mismos, aprendamos de nuestros errores y los podamos incluir en el próximo proyecto. Es por eso, que intentamos lo más que podemos usar programas y aplicaciones que sean software libre porque no queremos estar bajo el antojo de dueños que nos podrían silenciar, por cuestión de recursos o política, y porque queremos compartir las aplicaciones y estructuras que utilizamos para que se puedan recrear y adaptar. Por la misma razón, todos nuestros artículos originales tienen una licencia de Creative Commons, para que esten abiertos para reproducirse en otros medios y para que se puedan recrear con diferentes manifestaciones. La información debe ser libre.

      Pero también debe ser inclusiva y diversa. La tecnología tiene que tomar eso en cuenta a la hora de que la vayamos a adaptar. Buscar como la podemos desarrollar para nuestras necesidades, pero especialmente para las necesidades de voces que históricamente han sido marginalizadas. Para eso, se debe operar fuera del mundo cibernético para buscar justicia en todos los espacios, y movilizarnos para intentar de que se resuelvan todas las desigualdades estructurales. Más que todo, sin embargo, debemos asegurarnos de que cualquier plataforma que intentemos de imaginar, empodere a los excluídos. Y sólo ellos mismos pueden saber cómo, y deben .