Artículo publicado en Rojo y Negro nº 396, enero 2025
El pasado 19 de noviembre, la Plataforma Trans registró en el Congreso su propuesta de Ley de Memoria y Justicia para la Reparación de las Personas trans y LGTBI víctimas de la dictadura por motivos de Orientación Sexual, Identidad y/o Expresión de Género (en adelante Ley de Memoria Trans) con el apoyo de Sumar, Podemos, BNG, Junts, Esquerra y EH Bildu. Rojo y Negro ha hablado con su impulsora, Mar Cambrollé, activista histórica y presidenta de la Federación Plataforma Trans.
Un poco de historia
En el año 1977, el Front d’Alliberament Gai de Catalunya realizó la primera manifestación bajo el lema «Nosaltres no tenim por, nosaltres som» («Nosotros no tenemos miedo, nosotros somos») duramente reprimida por los grises y que reclamaba el reconocimiento de la libertad sexual y la desaparición de la Ley sobre peligrosidad y rehabilitación social que establecía penas de hasta cinco años de prisión o internamiento psiquiátrico para los homosexuales y que, al tratarse de una ley especial, no existía ni la presunción de inocencia ni el derecho a juicio. Muerto el dictador y amnistiados los presos políticos, todavía permanecían en la cárcel los homosexuales (categoría bajo la cual el franquismo incluía a cualquier persona del colectivo LGTBIAQ+). Mar se significó un año después en su Sevilla natal cuando el Movimiento Homosexual de Acción Revolucionaria (MHAR) de Andalucía salió a la calle en un ambiente de total incertidumbre por lo acontecido en Barcelona.
“Existía una confluencia de la medicina, la psiquiatría, el derecho penal y la Iglesia franquista. La medicina los veía como enfermos, la psiquiatría como una perversión, el derecho penal como un estado peligroso y la Iglesia como una inmoralidad” (parte expositiva de la Ley de Memoria Trans).
Poco después, el 26 de diciembre de 1978, se despenalizaría la homosexualidad, pero permanecería la consideración patológica de algunas disidencias y dejaría el resquicio del escándalo público en el Código Penal para detener y juzgar a las personas del colectivo. Como siempre, los derechos de las personas trans van despacio, después de los de las demás personas, como si fueran ciudadanas de segunda; sólo avanzan a golpe de movilización, de personas como Mar.
Por qué una Ley de Memoria Trans
Nos cuenta Mar que el razonamiento de la Ley de Memoria Trans que ella impulsa “pretende la memoria, la justicia y le reparación del colectivo Trans que se cayó del redactado final de la Ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI”. Y es que hasta la Ley Trans aprobada en febrero de 2023 (detrás de la cual también estuvo la propia Mar) era requisito obligatorio hacer la transición mediante cirugía o tratamiento hormonal de dos años para poder cambiar de género ante la Administración Pública (a partir de la Ley 3/2007, de 15 de marzo). Este requisito suponía de facto la esterilización de las personas que deseaban cambiar el nombre y el sexo registral y no fue posible hasta el 2 de julio de 1987. Una esterilización, directa o indirecta, requerida para reconocer la identidad de las personas trans que ha sido condenada en 2014 por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y en 2017 por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos y que Mar no duda en calificar de prácticas eugenésicas: “las prácticas de esterilización estuvieron respaldadas por el Estado español durante 36 años. Durante 20 años, desde 1987 a 2007, se requería de una cirugía genital forzosa para poder cambiar de sexo registral y desde 2007 el requisito fue un tratamiento hormonal forzoso; ambas prácticas suponían una esterilización forzosa, bien física bien química, de las personas trans. Por ejemplo, para el Estado era más importante que un hombre trans se realizara una histerectomía, con la consiguiente esterilización que conlleva, que una cirugía de reducción de mamas, que casi siempre es más importante para los hombres trans por las implicaciones sociales que conlleva, y con el objetivo de que ningún tío se les quedara embarazado”.
La Plataforma Trans, de la que Mar es presidenta, plantea la propuesta de reparar el daño que se ha hecho a un colectivo por el único delito de amar o ser diferentes, su objetivo es “reconocer lo ocurrido, honrar a las víctimas, promover la verdad, la justicia y la reparación, además de prevenir la repetición de dichos eventos en el futuro” (parte expositiva de la Ley de Memoria Trans), unas personas que sufrieron cárcel, torturas, destierro, maltrato psiquiátrico y la negación de acceso a derechos fundamentales. La propuesta de Ley contempla la creación de una pensión de idéntica cuantía a la de la Seguridad Social para pensionistas mayores de 65 años sin cargas familiares y que hayan sufrido represión a través de la Ley de peligrosidad social (con un incremento del 50% en el caso de aquellas personas que fueran privadas de libertad por aplicación de estas leyes y aplicaría a la mujeres no heterosexuales que fueron recluidas en las instituciones del Patronato de la Mujer), una forma de reparación económica para quien no tuvo ni de lejos las mismas oportunidades y que, en el ocaso de sus vidas, sufren situaciones de extrema precariedad.
CGT y la Ley de Memoria Trans
“Celebro que CGT haya hecho un apoyo explícito a la Ley de Memoria Trans y os doy las gracias en nombre de la Plataforma Trans porque, a pesar de las indemnizaciones puntuales que hayan podido recibir las personas del colectivo por represión durante la dictadura, la represión del colectivo trans es algo estructural; se ha negado a toda una generación la posibilidad de trabajar y cotizar a la Seguridad Social por lo que en su vejez se ven abocades a la extrema pobreza después de haber soportado el sexilio, la represión en cárceles, psiquiátricos u otras instituciones creadas ex profeso por el franquismo”, nos agradece Mar.
“Me gustaría que la afiliación de CGT entendiera que esta lucha no es otra lucha, es la misma lucha contra el capitalismo, la lucha para acabar con el patriarcado y para alcanzar la igualdad entre todas las personas y que todas podamos disfrutar vidas vivibles y felices. También estaría bien que dierais formación a vuestra militancia, y me ofrezco a realizarla, para que entiendan que la lucha por los derechos trans está enmarcada en la lucha de clases y para intentar contrastar y confrontar el movimiento transfóbico que se está extendiendo desde diversos sectores del feminismo y de la sociedad”.
Nos admira la energía de Mar y su capacidad para la lucha. “Cuando consigamos sacar adelante la Ley de Memoria Trans, voy a denunciar al Estado español ante los tribunales europeos por prácticas eugenésicas contra el colectivo trans que tanto recuerdan a las prácticas nazis”, dice Mar que no piensa parar en su lucha por los derechos del colectivo LGTBIAQ+.
Desde CGT sabemos que los aprendizajes no son fáciles ni rápidos. Sabemos que apoyar desde un escrito no basta y por eso debemos formarnos constantemente. Esperamos que esta entrevista a Mar Cambrollé sea un paso más en nuestro aprendizaje colectivo y os haya resultado revelador. Un agradecimiento enorme a Mar por ser una fuente de inspiración y compartir con nosotres su tiempo y conocimientos. Por un mundo donde seamos todes libres, por una memoria trans digna.
Redacción Rojo y Negro
Fuente: Rojo y Negro