Artículo publicado en Rojo y Negro nº 377, abril 2023

Con toda seguridad este hecho del enunciado es el acto represivo de mayor contundencia y alcance desde el intento de golpe de Estado en julio de 1936. Las directrices explícitas de sus muñidores, el crimen sistemático y la violencia indiscriminada están en su ADN. Baste recordar estas palabras del general Mola el 25 de mayo: Se tendrá en cuenta que la acción ha de ser en extremo violenta para reducir lo antes posible al enemigo. O esta otra ya iniciado el golpe: Es necesario crear una atmósfera de terror, hay que dejar sensación de dominio, eliminando sin escrúpulos ni vacilación a todo el que no piense como nosotros.

A medida que el ejército franquista avanzaba, miles de personas de las vegas, campiñas y montes de Cádiz, Sevilla y Córdoba se dirigieron hacia Málaga. Su capacidad de acogida quedó desbordada pese a que se habilitaron alojamientos en donde se pudo (entre ellos la catedral), aflorando problemas sanitarios y de abastecimiento. Y al estar militarmente desprotegida (las tropas republicanas estaban concentradas en la defensa de Madrid), la ciudad era muy vulnerable.

Esa era la situación cuando en enero del 37 el general Queipo de Llano decidió tomar Málaga, después de haber avanzado rápidamente desde el Campo de Gibraltar. Estuvo apoyado desde el norte (Ronda y Antequera, y desde Alhama por el boquete de Zafarraya) por el ejército italiano y la ayuda inestimable de la aviación nazi. Cuando el ejército franquista se iba acercando se puso en marcha una masiva «huía» por la carretera hacia el levante, convirtiéndose en un objetivo prioritario para la represión y así lo anunciaba Queipo desde Radio Sevilla, refiriéndose a que la población huía como en «desbandá».

La situación era muy desproporcionada y se emplearon a fondo: el ejército rebelde con el apoyo de unidades alemanas e italianas se desplegaron para atacar la columna humana por tierra, mar y aire. Por tierra 10.000 camisas negras italianos con carros de combates y autos blindados, más la fuerza del ejército franquista del sur. Por mar, tres cruceros franquistas («Canarias», «Baleares» y «Almirante Cervera») lanzaban obuses a muy corta distancia, directamente contra la población o sobre las paredes montañosas para provocar desprendimientos de rocas sobre la gente. Por aire, 100 aviones de la aviación italiana y alemana descargaban metrallas y bombas.

La gente corría de noche y se ocultaba durante el día en las duras condiciones de un febrero muy frío y lluvioso, por una carretera muy estrecha y al borde de los acantilados en los que difícilmente podían esconderse y protegerse. Los alimentos enseguida escasearon, las personas enfermaban con facilidad y las fuerzas de las más ancianas flaqueaban, quedándose en los lados de la carretera. Las que caían heridas no podían ser auxiliadas y tampoco había posibilidad de recoger los cadáveres. Los testimonios insisten en esta desalentadora situación de miles y miles de personas… Porque de todas las violencias perpetradas, este episodio es el de mayor magnitud por población afectada (entre 250.000 y 300.000, principalmente mujeres, ancianas y criaturas) y por el número de personas desaparecidas y asesinadas (entre 15.000 y 25.000), así como por las consecuencias para las trayectorias vitales de quienes pudieron sobrevivir. Y, sin embargo, es bastante desconocido…

«La Desbandá tiene nombre de mujer»

El proceso de recuperación de este hecho es, por ello, el motivo de este artículo. Aunque se venían celebrando diversos actos memorialistas en algunos puntos de su recorrido, no es hasta 2017 cuando se organiza una marcha a pie desde Málaga hasta Almería (210 km en 10 días). Este año la han realizado 150 personas, pero varios centenares más han participado en diferentes etapas, especialmente los fines de semana. La logística de alojamientos y comidas requiere un nivel muy exigente, por eso, que se resuelva tan satisfactoriamente es motivo de reconocimiento público a su buena organización. Todos los días hay, por otra parte, actividades complementarias por las tardes (música, teatro, recitales, presentación de libros…) que incrementa la experiencia y la comunicación.

Este año se ha querido tener una especial consideración hacia la mujer porque sobre ellas descansaron el peso de la «huía», y también porque son las mujeres las que mayormente han atesorado en sus memorias estos acontecimientos. Para resaltar este papel, la Marcha del 2023 ha adoptado este eslogan, destacando la importancia que tuvieron las mujeres en la organización, defensa, cuidado y protección de tantas criaturas indefensas. En esta ocasión se ha puesto de relieve a Matilde Landa y Tina Modotti, dos figuras importantes en estos hechos, pero nadie olvida a tantas y tantas mujeres anónimas que hicieron este camino poniendo toda su energía en salvar vidas. Y no debe ser cosa de un año, este dato siempre debería ser destacado.

De Málaga a Almería no fue un itinerario finalista

De 1936 a 1939 los desplazamientos de población fue una constante en toda la geografía española. Muchas gentes que llegaron a Almería continuaron por el Levante e incluso acabaron cruzando los Pirineos (ya hay una iniciativa que trabaja en este sentido y al final de abril está prevista la «Marcha de La Retirada» de Barcelona a Argelès-sur-Mer), y por eso no son pocas las personas que vienen de otras comunidades o de Francia para recordar a su gente. Otras muchas se embarcaron hacia el Magreb, especialmente Argelia.

La reciente Ley de Memoria Democrática prevé, junto a los «Lugares de Memoria», una figura propia, «Senderos de Memoria», para recoger los itinerarios de los desplazamientos forzosos más significados. Una figura de estas características requeriría, para su conmemoración, un planteamiento común y ajustado a su carácter lineal extenso, en cuanto a identificación geográfica y dotaciones (señalización, paneles interpretativos, y otras instalaciones) para acoger adecuadamente los hechos vividos en esos trayectos. En este caso, la Marcha con el transcurso de los años ha ido sumando lugares que deben ser recordados, explicados, rememorados y monumentalizados (uno de ellos el dedicado a Norman Bethune, el médico canadiense al que debemos el más documentado testimonio, junto a las fotografías de Hans Size). Corresponde ahora dotar a este recorrido de un sentido explicativo global y particular, incorporando estos lugares concretos en un proyecto expositivo común y un tratamiento formal que lo identifique como tal «Sendero de Memoria».

El recorrido original (la carretera costera) y el territorio actual presentan transformaciones muy evidentes. La Marcha intenta seguir la carretera histórica, pero es inevitable que presente paisajes muy diferentes al de hace 86 años. La antigua carretera litoral está en gran medida transformada hoy en paseos marítimos de urbanizaciones litorales. Eso también comporta que más gentes ven pasar esta Marcha y no pocas se interesan por saber su significado y las más aplauden esta iniciativa memorialista.

Gonzalo Acosta Bono


Fuente: Rojo y Negro