Como se recordará, en agosto 2023, la dirección de ALSA en competencia por aquel entonces con la Federación Española de fútbol por el caso Rubiales, despidió a la única mujer que trabajaba en la línea de autobuses que une Almería con Valencia, concesión del Ministerio de Transportes gestionada por la empresa Bacoma, grupo ALSA, por la acumulación de dos supuestas faltas al detener el vehículo en un área de descanso que no es la habitual, motivado por dolores menstruales y hemorragia, al padecer endometriosis, como la empresa conocía y garantizar con ello la seguridad de los pasajeros y en otra ocasión por somnolencia sobrevenida, algo que es común entre todos los conductores y que ademas está aconsejado por la Dirección General de Tráfico.
La actuación inquisitorial de la dirección de ALSA, despidiendo a Encarna, sin tener en cuenta todas las explicaciones dadas por la compañera, además de misógina atenta contra sus derechos fundamentales a la igualdad y no discriminación por género, al derecho a la salud, al derecho de Indemnidad, al derecho a la libertad sindical… siendo esta abultada plaga de violaciones sistemáticas de sus derechos constitucionales los que se van a juzgar más de un año después de un despido que debe ser determinado como NULO por el juzgador conforme al petitun de la demanda, pero aun cuando la justicia se pronunciase a favor de la compañera, el daño sufrido va a quedar marcado a fuego en su persona para toda la vida.
Confiemos en que Alsa, conocedora de la lentitud de la justicia, no intente dilatar por más tiempo el proceso con cualquier argucia procesal, se someta a celebrar el juicio para que quede visto para sentencia y deje de abusar impunemente de una trabajadora por el hecho de ser mujer no sumisa
Fuente: FATyC-CGT