Artículo publicado en Rojo y Negro nº 387 de marzo

Iván Prado es el portavoz internacional de «Payasos en Rebeldía», un colectivo de gente del Clown, circo, música, artes que trabaja en aquellos lugares donde la humanidad se juega su futuro. “Ponemos nuestro cuerpo y nuestro trabajo al servicio de personas o pueblos que están luchando contra el sistema global de terror y que están construyendo un modelo de alternativa a este sistema depredador de capitalismo feroz en el que vivimos”.

¿En cuántas ocasiones has viajado a la franja de Gaza?
En Gaza he estado en tres ocasiones. Durante la II intifada hace 20 años y en dos ocasiones más. Las actividades que allí hemos hecho son actuaciones de circo y de clown y talleres en las escuelas de circo que hay allí. Colaboramos con ellas dando talleres para colectivos de mujeres, niños y niñas. Colaboramos con la Gaza star circus school dando apoyo material.

¿Quiénes son vuestros interlocutores allí?
Entidades locales, centros culturales o colectivos más amplios de defensa de las refugiadas, entidades que tienen una trayectoria en contra de la ocupación poniéndonos al servicio de sus necesidades.

Puedes explicarnos los cambios que habéis experimentado o podido observar en la población de la Franja desde vuestra primera estancia hasta la última.
En la primera visita en 2002-2003, estaban viviendo en una situación de agresión permanente, con bombardeos, peleas entre la población y los soldados israelíes. Con una actitud muy marcada de resistencia y orgullo. En años posteriores ya no existían los asentamientos y las actividades en la Franja se veían condicionadas por el gobierno de Hamás. Las diferencias que vimos fueron: no había una intervención directa del gobierno israelí en la vida cotidiana, pero sí una situación de opresión: escasez de cosas básicas y cortes frecuentes de electricidad. Entre la primera y la segunda visita, vimos un pueblo que estaba intentando sobrevivir a la ocupación en unas condiciones aberrantes en cuanto a las necesidades básicas, sentimos y vimos mucha resistencia y anhelo de vivir en una Palestina libre e incluso conocimos con muchas personas que querían seguir viviendo en Gaza aunque tuvieran la posibilidad de salir fuera. Vimos mucho orgullo y mucha identidad y muchas ganas de seguir en su tierra, con mucha creatividad y generosidad respecto a las personas que veníamos de fuera. Mucha potencia para crear proyectos y resistir desde la cultura.

¿Qué podemos hacer desde Iberia, más allá de una manifestación o concentración rechazando el genocidio televisado que está acaeciendo en Gaza?
Es la gran pregunta histórica. Hay miles de cosas que podemos hacer. Su nivel de efectividad va a depender de la capacidad para organizarnos y movilizarnos en colectivo. Sirve cualquier iniciativa en favor de la Humanidad, de la Libertad y de la Esperanza a favor del pueblo Palestino en Gaza, Cisjordania, en la Palestina histórica y en los campos de refugiados de Líbano. Hay muchas posibilidades creativas a desarrollar. Nosotras nos dedicamos a la denuncia y a generar espacios artísticos para que los propios artistas puedan expresar su solidaridad con el pueblo palestino y su condena absoluta a este genocidio televisado. Se pueden hacer tantas cosas como seres humanos ahí que cada una tiene que sentir en su corazón lo que puede aportar. Todo lo que sea denunciar, presionar a nuestro gobierno, difundir y hacer muestras visibles de solidaridad son cosas que les da fortaleza a los palestinos y las palestinas.

¿Sientes que en Palestina y Europa hay una ruptura entre la población y los gobiernos en cómo se narra y siente lo que está sucediendo en Gaza?
Es un hecho secular. En todo caso, en el pueblo palestino hay mucha desafección latente y mucha crítica con sus propios gobiernos. En el Estado español somos absolutamente críticos con el Estado, con el Gobierno y con la Unión Europea y esa desafección deberá convertirse en un grito colectivo en las calles, en las urnas, en los espacios mediáticos, en las universidades, en los foros sociales. Forzando a que los aparatos institucionales representen a la ciudadanía y no los intereses de la economía, la geopolítica, la macroeconomía o las multinacionales.
En todo caso, es muy importante recordar que el engranaje institucional del Estado español y de la Unión Europea está muy conectado a todos los niveles con el sistema de limpieza étnica y apartheid que aplica Israel en los territorios ocupados y la Franja de Gaza. Tenemos una responsabilidad política y económica militar y de relato con el pueblo palestino. Esa responsabilidad será juzgada por la Historia.
Hoy más que nunca y después de 75 años, es vital activar cualquier herramienta ciudadana para denunciar y exigir el cese inmediato del genocidio que se vive en Gaza.

Ramon Massana


Fuente: Rojo y Negro