Artículo publicado en Rojo y Negro nº 383 de noviembre
De un tiempo a esta parte, se está constatando el aumento de noticias sobre una serie de objetos volantes no identificados y su posible origen extraterrestre.
Continuamos la historia iniciada en el anterior número del Addenda de Rojo y Negro añadiendo que el capitán Edward J. Ruppelt (1923-1960), director del proyecto Blue Book o “Libro Azul” (el último de los proyectos de investigación que los militares norteamericanos emprendieron para conocer si los objetos no identificados eran o no una amenaza para la seguridad nacional de los EE.UU.), propuso para designar a estos objetos el acrónimo UFO —Unidentified Flying Object (Objeto Volador No Identificado)—; que sospechosamente también se puede pronunciar y en ocasiones así se ha referido, como “you-foe”, es decir, literalmente: “tu enemigo”; lo cual llevó a la especulación de que dicho acrónimo fuese, en realidad, un intento de manipular la opinión pública por parte del proyecto Blue Book.
La idea de este programa, dado que sabían que se trataba de proyectos secretos, no era otra que destinar un mejor presupuesto hacia el gasto en Defensa. De este modo, en el año fiscal de 1950, las obligaciones contraídas por el Departamento de Defensa apenas eran de 14,8 mil millones de dólares, y pasaron al año siguiente a ser de 51,1 (y el 15,1% del PIB fue directamente destinado a programas del Pentágono)1.
No hay duda que el promotor de este “keynesianismo militar” fue Leon Hirsch Keyserling (1908-1987), presidente del Consejo de Asesores Económicos del presidente de los EE.UU., Harry S. Truman (1884-1972), y responsable de la formulación de la Ley Wagner (1935), la Ley de la Seguridad Social (1935) y la Ley de Empleo (1946). Keyserling asistió a reuniones de Alta Seguridad, fruto de las cuales surgió la Carta Magna de la Era de la Guerra Fría y otros documentos del Consejo de Seguridad Nacional. Junto a Keyserling, destacó el general Douglas MacArthur (1880-1964), quien logró manipular la opinión de Washington (mintiendo sobre la intervención de chinos y soviéticos en el conflicto coreano) y dio paso a la Guerra de Corea.
Durante veinticinco años, Keyserling dirigió la política nacional para los sindicatos y trabajadores organizados, volcándose cada vez más en el gasto militar anual como medio para impulsar el crecimiento económico; hasta que, en la década de los 70’, con motivo de la Guerra de Vietnam, quedó fuera del pensamiento económico americano. Los vínculos entre el sindicalismo y el militarismo estadounidense quedaron así establecidos, llevando a los hacedores de la política económica nacional a implementar políticas que generaron recesiones en el ciclo económico con el fin de mermar el poder de la clase trabajadora. Así, el “Sueño Americano”, el aumento del nivel de vida de toda la clase trabajadora, es solo una consecuencia del militarismo estadounidense.
Sin embargo, incluso antes de terminada la Guerra de Corea, el presidente Dwight David Eisenhower (1890-1969) creará la NASA (National Aeronautics and Space Administration) haciendo creer que, en principio, se trataba de una nueva agencia federal que dirigiera toda la actividad espacial no militar. De este modo, parecía que se abandonaba la política de keynesianismo militar, pero lo cierto es que se incrementaron sustancialmente las obligaciones militares para hacer frente a las tres (breves) recesiones de su mandato. Además, el “new look” alentó nuevas inversiones del sector privado en el desarrollo armamentístico espacial y en infraestructura industrial.
Las dos siguientes administraciones (John Fitzgerald Kennedy y Lyndon Baines Johnson) también estuvieron fuertemente orientadas hacia lo que se ha denominado como “keynesianismo militar”, pero esta política fue abandonada en los años 80’ justo cuando desaparecen los avistamientos OVNI de los cielos de todo el mundo generando la caída del interés social por el tema, la crisis de elementos humanos en la ufología y la separación progresiva de la comunidad de seguidores.
A finales de los 70’, el “síndrome de Vietnam” obligó a modificar algunas políticas, incluyendo, a iniciativa del estadista Milton Friedman (1912-2006), la eliminación del Servicio Militar Obligatorio y la privatización de todos los aspectos posibles relacionados con el combate y las operaciones de apoyo, evitando así la obligación a los comités del Congreso de dar cuentas y divulgar el uso de esos fondos públicos.
El presidente James Earl Carter (n. 1924), incumple su promesa de reducir los gastos militares y, por el contrario, define al Oriente Medio como una zona de “interés vital” creando una Fuerza de Despliegue Rápido e implicándose más tarde en la revolución de Irán y la expedición soviética en Afganistán de 1979. Japón comienza a desafiar el dominio estadounidense sobre la manufactura avanzada y obliga a la industria americana a innovar en tecnología. Durante la recesión de 1981, el desempleo asciende por encima del 10% y el presidente Ronald Wilson Reagan (1911-2004) elige, como estrategia para reducirlo, el incremento de la producción armamentística. También surgen los drones como parte de la iniciativa “Star Wars” del presidente Reagan. Desde entonces, el militarismo global ha desplazado el paradigma de la Guerra Fría.
Ciertamente, desacreditar avistamientos indeseados resulta más sencillo si lo que se denuncia haber observado se considera un OVNI y no un prototipo o un ensayo aeronáutico de nuevos aviones militares. Por ejemplo, cierta casuística ufológica registrada en la zona de Groom Lake (dentro del campo de pruebas de Nellis, en el desierto de Nevada) demuestra la relación entre posibles avistamientos OVNI y proyectos aeronáuticos secretos. No parece casual que la descripción aportada por K. Arnold de los objetos que avistó coincidiese plenamente con los prototipos aeronáuticos alemanes conocidos como “el ala volante” Horten Ho-IX (Gotha Go229), que el ejército americano había descubierto una vez acabada la guerra. Y esto mismo consta en el estudio de la Air Intelligence Division nº 203, apéndice A, con fecha 10/12/19482.
El hecho de que el Pentágono haya abierto un portal en Internet (www.aaaro.mil) para que pilotos, controladores y otros profesionales afines envíen informes de “fenómenos anómalos no identificados” (UAP) —que no es otra cosa que un eufemismo técnico para designar a los OVNI (UFO) del siglo pasado— indica que, de nuevo, se necesita financiación extra para sus fines. China, Rusia e incluso potencias hostiles venidas del Espacio Exterior serán los chivos expiatorios para el nuevo Keynesianismo.
Fco. Javier Torrent
1 Martín Cypher J. Orígenes y evolución de la política fiscal militar postkeynesiana en Estados Unidos. ECONOMIAunam. 2015;(12)34:23-44.
2 Petit Gancedo A. Hipótesis del arma secreta. En: Morey Ripoll M (coordinador). Diccionario Temático de Ufología. Santander. Ed. Fundación Anomalía; 1997.
Fuente: Rojo y Negro