La salud es uno de los bienes más valorados por las personas. Desgraciadamente, en nuestra sociedad, su cuidado mueve gran cantidad de dinero público y privado y tiene, también, repercusión en el voto ciudadano, y esos intereses económicos y políticos inciden en el tratamiento que recibe el cuidado de nuestra salud.
La pandemia de gripe A (una derivación de la gripe porcina, hecho que trata de silenciarse para no perjudicar a la industria del sector dada la importancia que tienen los elementos comunicativos en los problemas de salud) está ocupando grandes espacios informativos y motivando la adopción de exhaustivas medidas político-sanitarias.
La cuestión es discernir si todo ello responde a una protección real de la salud de la población o a intereses de otro tipo.
Si atendemos a las indicaciones “oficiales” de instituciones como la OMS, el Ministerio de Sanidad o los Departamentos de Salud de los gobiernos autonómicos, podemos concluir lo siguiente :
Ante la aparición de síntomas se recomienda :
Pero, en la práctica, los mensajes lanzados a la población y su tratamiento mediático tienen poco que ver con estas indicaciones, y están generando un alto grado de alarma social :
Si bien posiblemente sea necesario tomar muchas de estas medidas, la forma en que se publicitan, en lugar de dar seguridad y confianza provocan alarma. Y no es una alarma desinteresada, demasiadas veces desde los centros de poder se magnifican los riesgos, para presentarse después como los mejores gestores de su control.
No se trata de abogar por una total despreocupación, no obstante, tras experiencias como la epidemia de gripe Aviar, un calibrado escepticismo ante ciertos mensajes parece oportuno. En Navarra, estamos viviendo un diseño de política de medicina defensiva a gran escala, más pensada y centrada en intereses políticos que sanitarios, demagógica, por tanto. Podemos analizar las medidas ante otras lacras, realmente mortales, como el tráfico, los accidentes laborales o las vaquillas y toros de los festejos populares. No se actúa con el mismo “celo y previsión”, dada su aceptación social y los intereses económicos que se mueven.
Por último, como trabajadores/as de la sanidad pública, queremos manifestar nuestra lógica pero comedida preocupación :
Por lo tanto, nuestra receta : calma, información veraz y decisiones objetivas, sin despreocupación, pero sin alarmismo. Respetar las medidas racionales de prevención aconsejadas. Que la gripe A no se aproveche para avanzar en la concertación y el debilitamiento del carácter público, sino en su fortalecimiento.
Salud !
Luz Peña, Txema Berro, Iñaki Gorriz
SS en Osasunbidea- CGT Navarra
Fuente: Luz Peña, Txema Berro, Iñaki Gorriz