El reo fue castigado a tres años por la muerte de dos obreros
Un juez de Barcelona ha acordado el ingreso en la cárcel del empresario Manuel Macías Moya para cumplir la condena de tres años de prisión que se le impuso por la muerte de dos obreros durante un accidente laboral ocurrido en julio del 2003 en un edificio de la avenida del Paral.lel de Barcelona.
El reo fue castigado a tres años por la muerte de dos obreros

Un juez de Barcelona ha acordado el ingreso en la cárcel del empresario Manuel Macías Moya para cumplir la condena de tres años de prisión que se le impuso por la muerte de dos obreros durante un accidente laboral ocurrido en julio del 2003 en un edificio de la avenida del Paral.lel de Barcelona.

Es la primera vez, al menos en Catalunya, que un empresario pisará un centro penitenciario por un accidente laboral con imprudencia. Fuentes jurídicas informaron que en la tarde de ayer el condenado se presentó voluntariamente para ingresar en una prisión catalana.

Macías, máximo responsable de Moya Pintura Industrial, ha intentado durante los últimos meses paralizar la ejecución de la condena impuesta por el Juzgado de lo Penal número 6 de Barcelona y ratificada, después, por la Sección Sexta de la Audiencia de Barcelona.

OPOSICIÓN

De esta manera, reclamó al juzgado barcelonés que se encarga de ejecutar su sentencia que le suspendiera el ingreso en prisión hasta que el Gobierno resolviera su petición de indulto. La Fiscalía de Barcelona se opuso a este aplazamiento y el juzgado, más tarde, rechazó también la solicitud. El empresario recurrió después esta resolución judicial ante la Audiencia de Barcelona. Sin embargo, este recurso, según fuentes jurídicas, no paraliza la ejecución de la condena.
Por ello, la Fiscalía de Barcelona presentó en el juzgado un escrito en el que reclamaba el «inmediato» ingreso en un centro penitenciario del empresario. Y así lo ha acordado ahora el juez que, de forma casi paralela, ha rechazado el último intento de Macías : pidió aplazar un mes su entrada en la cárcel para poder poner en orden su empresa.

PETICIÓN DE LA FISCALÍA

Fuentes cercanas al proceso y del entorno del empresario confirmaron ayer a este diario que el juzgado se puso en contacto con el abogado del empresario para comunicar que su defendido debía entrar en prisión y que el letrado aseguró que el condenado estaba dispuesto a ingresar en la cárcel ayer mismo voluntariamente. Según explicó la defensa del imputado, es posible que «en dos o tres meses» el condenado pueda acceder al denominado tercer grado, lo que le permitiría solo ir a dormir a prisión.

Los problemas para Manuel Macías empezaron la tarde del 29 de julio del 2003. Sobre las 17 horas, los pintores José Ángel Rejano y Ventura Otero se encontraban subidos en un andamio móvil, a una altura de un cuarto piso, instalado en un patio de luces del edificio número 21 de la avenida del Paral.lel. Trabajaban a 13 metros del suelo.

CAYERON AL VACÍO

Cuando uno de los pintores se disponía a colocar una rejilla para tapar un agujero se abocó hacia delante, perdió el equilibrio y cayó del andamio, arrastrando a su compañero, que intentaba ayudarle. Los dos se precipitaron al vacío por el lateral izquierdo del andamio, que carecía de barandilla de protección y tampoco reunía, según la sentencia, ningún sistema contra el riesgo de caídas. Los trabajadores —uno de ellos no estaba dado de alta en la Seguridad Social— llevaban cinturones de sujeción, pero sin amarrar, y de una calidad deficiente. Uno falleció al instante y el otro camino del hospital. Ambos tenían 34 años.
El fallo exponía que el industrial no adoptó medidas de seguridad.

«El acusado, como empresario, no adoptó las medidas necesarias para garantizar que el equipo utilizado por sus trabajadores fuera el adecuado» para la labor que iban a efectuar sobre un andamio móvil y para proteger su seguridad, relata la sentencia por la que se condenaba a Manuel Macías. Y añade que cuando los pintores debían desplazarse en la superficie del andamio, una plataforma de unos dos metros de longitud por 90 centímetros de anchura, estaban expuestos al peligro de caída libre. Riesgo que se acrecentaba por la falta de barandillas protectoras en tres de los cuatro lados del perímetro del armazón. Además, el empresario tenía contratado un seguro que excluía expresamente de la póliza la cobertura por accidentes.


Fuente: www.elperiodico.com