Artículo de José Daniel Guerrero publicado en la revista digital KYA
Uno de los grandes problemas que los pueblos latinoamericanos afrontan hoy en día es la deuda histórica que tienen con sus pueblos indígenas. Particularmente México, tiene una diversidad de más de 80 lenguas y variantes dialectales repartidas en 62 etnias (UNESCO, 2005, p. 405). A pesar de las reformas constitucionales en 1992 y 2001 del Artículo 2° Constitucional (Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, art. 2), y su avance con respecto al Acuerdo 169 sobre Pueblos Indígenas y Tribales promovida por la Organización Internacional del Trabajo (OIT, 1989), todavía hay mucho por hacer a favor de una sociedad más justa que incluya no sólo a los pueblos indígenas sino a toda la nación mexicana. Uno de estos tantos aspectos que derivan de este acuerdo es con respecto a la educación indígena particularmente en la noción de educación bilingüe e intercultural.
¿Bilingüe para quién? Es la primera pregunta que se debe formular cuando de habla de educación bilingüe. Este tipo de educación es una política educativa dirigida a los pueblos indígenas pero éstos no son los únicos que conforman la nación mexicana, también se encuentran los pueblos no indígenas también llamados mestizos que hablan español y que tienen la posición de ser los poseedores de la cultura dominante.
¿Bilingüe para quién? Es la primera pregunta que se debe formular cuando de habla de educación bilingüe. Este tipo de educación es una política educativa dirigida a los pueblos indígenas pero éstos no son los únicos que conforman la nación mexicana, también se encuentran los pueblos no indígenas también llamados mestizos que hablan español y que tienen la posición de ser los poseedores de la cultura dominante. Bajo esta lógica, los pueblos indígenas son los que además de hablar en su lengua materna deben aprender el español y ¿qué hay con los mestizos? ¿Aprenden a hablar en las más de las 80 lenguas y sus variantes? Es claro que no, el pueblo mestizo está más preocupado por aprender otro idioma, particularmente el inglés. Esto no quiere decir que exista una negación de aprender a hablar inglés, pero es interesante observar como los patrones de reproducción cultural nos muestran la dominación que incide a través del lenguaje: los indígenas hablan en su lengua materna y aprenden español para comunicarse con los mestizos; a su vez éstos hablan español pero aprenden inglés para comunicarse a nivel internacional o bien, si un miembro de una comunidad indígena que desea comunicarse con otro pero ambos no hablan la misma lengua usan el español como puente para lograr la comunicación. ¿Acaso el esquema de dominación no es claro en estos dos ejemplos? La posición que tiene el idioma español en esta educación bilingüe e intercultural no es justa pues las lenguas indígenas aún están en segundo plano. ¿Es justo cuando hablamos de una democracia? Queda claro que es una educación bilingüe pero ¿realmente intercultural?
El español es el idioma dominante en México y también posee la característica de ser puente en la comunicación de los pueblos indígenas. Jerarquizado de esta manera no hay forma de resolver este problema pues es un estado de reproducción; pero si cambiamos estas posiciones y colocáramos en el mismo nivel a todas estas lenguas indígenas junto con el español vendría otro problema: ¿cuál de todas estas lenguas servirá de puente para todas las demás? Y, es necesario considerar la posibilidad del empoderamiento de esta lengua puente con respecto a las demás como ocurre con el inglés a nivel internacional y, que surge de la propia lengua al ser natural, es decir propia de un país o de una comunidad en particular. El punto central es que una lengua es dominante por su capacidad de empoderamiento y que deriva de ser una lengua natural también llamada materna o popular. Ahora bien, lo contrario a lo natural es lo artificial y en el ámbito de las lenguas, tomaría el adjetivo de planificadas. ¿Acaso una lengua planificada será la respuesta al problema de comunicación dentro de la educación bilingüe e intercultural?
Existen en el mundo diversas lenguas planificadas pero hay una en particular que ha sobresalido de entre todas éstas. El Esperanto nació en 1887 creado por Lázaro Zamenhof motivado por las mismas razones expuestas anteriormente: el problema del empoderamiento de las lenguas y lograr una comunicación eficaz entre diversos pueblos de distintas lenguas. Actualmente tiene una cantidad bastante considerable de hablantes pero sus fundamentos son muy interesantes pues está respaldado por un movimiento bien organizado que en 1996 lanzó un manifiesto en Praga determinando sus objetivos: democracia, educación sin fronteras, eficacia pedagógica, poliglotismo, derecho de las lenguas, diversidad lingüística y emancipación de la humanidad (Wikisource, 2008). Una lengua planificada que tiene el objetivo de ser un auxiliar resolvería o por lo menos así lo pareciera el problema de la comunicación entre pueblos. Si así fuera, México tendría más de 80 lenguas y sus variantes dialectales como idiomas oficiales, una lengua auxiliar que no es de nadie sino de todos y la posibilidad de una verdadera educación bilingüe e intercultural.
Como referencia: ¿Cómo se escribe el Esperanto? Tomando el primer artículo de la Carta de los Derechos Humanos y su respectiva traducción al español:
Ĉiuj homoj estas denaske liberaj kaj egalaj laŭ digno kaj rajtoj. Ili posedas racion kaj konsciencon, kaj devus fratece konduti al la aliaj homoj.
“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y en derechos. Están dotados de razón y de conciencia, y deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”.
Fuente: http://www.revistakya.com/