La huelga general del 29 de marzo tuvo un seguimiento bastante significativo en los centros escolares públicos catalanes. Muchos docentes, otros profesionales y PAS entendimos que era una huelga general contra la reforma laboral y también contra los recortes en derechos y servicios sociales del gobierno central y del gobierno catalán. Y que queremos tanto la retirada de la reforma como la recuperación de unos derechos laborales y sociales que nos han usurpado en un corto plazo de tiempo.
Los y las que participamos más activamente en la difusión y propagación de la huelga general nos encontramos con un importante seguimiento social en los barrios y localidades, con piquetes informativos y manifestaciones locales más masivas que nunca. El aumento de la conciencia, del co
Los y las que participamos más activamente en la difusión y propagación de la huelga general nos encontramos con un importante seguimiento social en los barrios y localidades, con piquetes informativos y manifestaciones locales más masivas que nunca. El aumento de la conciencia, del compromiso y de la solidaridad son difícilmente medibles, pero forman parte del bagaje con que muchas y muchos nos reincorporamos al trabajo el día siguiente.
Las respuestas de los diversos poderes han sido claras: intentar minimizar la repercusión y el seguimiento de la huelga y criminalizar y reprimir a los sectores más jóvenes y más activos que últimamente se están incorporando a la lucha social. Además, la reiteración que nada cambiará, que están haciendo la única política económica posible y que se necesitan más sacrificios (de las clases populares es claro). Todas ellas forman parte de una estrategia concebida para continuar expoliandonos (económica, social y a nivel de derechos) y fomentar el miedo (condenando la convocatoria de manifestaciones/concentraciones a través de las redes sociales o la resistencia pasiva a la violencia policial mediante la reforma del código penal propuesta por el PP y aplaudida por CIU), el individualismo y la insolidaridad para que no se dé una respuesta contundente.
Una nueva dentellada (ya no le podemos decir recorte)
Pocos días después de la huelga, como por casualidad, los tiburones financieros especularon con la prima de riesgo de la deuda del Estado español y la solución para calmar, con más sangre, no fue otra que anunciar un nuevo recorte de 10.000 millones de euros en sanidad y educación (¡qué casualidad!) a cargo de las transferencias a las llamadas «comunidades autónomas» mientras se aplica amnistía fiscal a los defraudadores de hacienda: empresarios y grandes fortunas.
Dentro de unos días o semanas veremos cómo se distribuye esta rebaja sustancial en dos servicios públicos esenciales. Pero, de las declaraciones del ministro Wert, sabemos que los aproximadamente 600 millones de menos que le corresponderán a la educación pública catalana repercutirán de manera directa y brutal en empeorar aún más (recordemos que el recorte en los últimos presupuestos de la Generalitat ha rozado los 200 millones) sus condiciones:
más alumnos por clase (aumento de los ratios máximos hasta un 20%),
más horas lectivas (mínimo de 25 en infantil y primaria y de 20 en secundaria),
inferior cobertura de las sustituciones (sólo las superiores a los 10 días lectivos),
menos retribuciones (supresión o rebaja de complementos retributivos, como el estadios o de otros),
reducción de las plantillas: cobertura del 10% de las jubilaciones, reducción de miles de interinos y sustitutos, menos grupos clase (pero mucho más numerosos), menos personal de apoyo, …
Y, aun tendremos que oír la cancioncilla que se preservará la calidad de los servicios esenciales.
Es necesaria una respuesta sostenida, unitaria y progresiva
El 22 de marzo, a una semana de la huelga general, se reunieron todas las Juntas de Personal (delegados y delegadas electos por los docentes) de todos los Servicios Territoriales de Cataluña. En todas se aprobaron resoluciones a favor de la huelga y en los últimas líneas se hacía una advertencia de que si «los Gobiernos central y catalán no reaccionan favorablemente continuaremos con un nuevo calendario de movilizaciones sostenido, unitario y progresivo» En la Junta del Maresme Vallès Oriental se añadía que este calendario se haría público «la segunda semana de abril»
La primera reunión intersindical (11 de abril) tampoco se ha querido avanzar más en la concreción de un plan de lucha.
No obstante, consideramos por una parte que no se puede estar continuamente situándose momentos y fechas de movilizaciones absolutamente aisladas unas de otras. Determinadas zonas y asambleas locales y comarcales nos están dado ejemplo con la discusión, planificación y ejecución de calendarios de movilizaciones que van más allá de las propuestas sindicales unitarias. ¡Es necesaria una coordinación de representantes de zona para poner en común estrategias de movilización!
Por otro, que hay que ser coherentes y no apelar a que el futuro será aún peor. Si ahora no procuramos dar respuesta, cada vez será más difícil y los niveles de rechazo y solidaridad pueden ser arrebatados por el miedo y la resignación.
Volvemos a insistir, de aquí a final de curso, hay que elaborar entre los sindicatos y el profesorado un calendario de movilizaciones sostenido y progresivo que contemple nuevas jornadas de huelga en mayo y junio.
Federación de Enseñanza CGT Catalunya
http://cgtcatalunya.cat/spip.php?article7031
Fuente: Federación de Enseñanza CGT Catalunya