Varios sindicatos convocamos huelga general en Catalunya para el 3 de octubre de 2017. Ese día se vivió una jornada masiva de movilización que afectó muy fuertemente al funcionamiento económico del país, con centenares de miles de personas en la calle durante toda la jornada. Unas horas antes la llamada “taula per la democràcia” (con la participación de la ANC, Òmnium, CCOO y UGT) habían hecho un llamamiento a hacer una “parada de país”.

¿Y qué era eso de la “parada de país”? Suponía que las administraciones, los sindicatos y las patronales pactasen cierres con el pago de las nóminas a las plantillas (es decir, que no hiciesen huelga efectiva con el descuento correspondiente). La duración de estos cierres se tenían que acordar (unos minutos, unas horas, todo el día). Y pagar.

¿Y qué era eso de la “parada de país”? Suponía que las administraciones, los sindicatos y las patronales pactasen cierres con el pago de las nóminas a las plantillas (es decir, que no hiciesen huelga efectiva con el descuento correspondiente). La duración de estos cierres se tenían que acordar (unos minutos, unas horas, todo el día). Y pagar.

Desde el momento de su anuncio, la tarde del 1 de octubre, se puso en marcha toda la maquinaria de propaganda gubernamental para proyectar que ese martes la impresionante movilización que se produciría sería posible única y exclusivamente por la acción del “govern”, la patronal y los sindicatos mayoritarios.

Con la reciente publicación de las estadísticas de la huelga del mes de octubre tenemos la oportunidad de comprobar varios aspectos, como la intensidad en su seguimiento respecto otras convocatorias, así como también contrastar si la masiva ocupación de las calles todo ese día fue posible por los pactos “patronal-sindicatos mayoritarios” o bien por los trabajadores en contra de la voluntad de su empresa, haciendo huelga y contando entonces en las estadísticas.

La fecha del 3 de octubre fue el 3 de octubre no por casualidad, sino por ciertos análisis previos respecto del momento y el escenario que se veía como más probable. El despliegue represivo del estado y las acciones sin máscara las semanas previas apuntaban no sólo a una operación represiva más, sino a algo más preocupante, al margen del volumen de agresiones, sobre el que tenemos que reflexionar todas, pues ha venido para quedarse.

Bien, pues, ¿tuvo influencia la “parada de país” en la movilización del día 3? Veamos que dicen los datos.

Según el IDESCAT, la población asalariada catalana en el sector privado es de 2.382.000 trabajadores, mientras que en el sector público es de 397.000, de estos 200.922 dependen directamente de la Generalitat, 27.176 de la Administración del Estado.

¿Qué quiere decir todo esto? En una estructura pública pigmea (Catalunya es la comunidad de todo el estado con menos porcentaje de trabajadores públicos en relación a los del sector privado), es evidente que la clave de una huelga general está en la respuesta de los trabajadores de la empresa privada y no de los de la pública. Por lo tanto, lo que haga o deje de hacer la Generalitat de Catalunya y sus ayuntamientos afines, es irrelevante respecto del total.

Veamos que pasó con los datos de la huelga propiamente dicha (es decir, asalariados que no fueron a trabajar en contra de lo que pensaba su patrón y recibieron pues, el descuento correspondiente).

El Octubre de 2017, se hicieron en Catalunya 9.023.624 horas de huelga. Un año antes, este valor fue de 84.264 horas (es decir, el 0,9% de las horas del mismo mes en el 2017). Para hacernos una idea de lo que implica este volumen, la huelga general del 14-N del 2012, datos sumados de todo el estado, fueron de 11.599.492. Es decir, el 3-O se hicieron el 78% de las horas de huelga general del 14-N del 2012 en todo el estado español. Las horas realizadas en octubre en Catalunya se aproximan mucho, también, a las de todo el estado español para el año 2016, 11.409.992.

¿Qué nos están diciendo estos datos? En Catalunya hubo la huelga general más grande de los últimos 25 años, como mínimo. El volumen de personal público que pudiese estar afectado por la “parada de país” es muy reducido (El 84% de los trabajadores trabaja en el sector privado, sin tener en cuenta el personal público de la administración del estado o ayuntamientos). Y es suficientemente claro que si no se hubiese hecho la maniobra gubernamental, el seguimiento en el sector público habría sido igualmente en la misma escala que en el comportamiento masivo del sector privado.

En la empresa privada, excepto anécdotas como los supermercados Bon Preu y algunas pimes, la práctica totalidad de las personas que estaban en las calles estaban sin pactar nada con su empresa. Los datos objetivos consolidados indican que los huelguistas en Catalunya estuvieron muy cerca del total de huelguistas de todo el estado español de alguna de las huelgas convocadas en el 2012.

De hecho CCOO y UGT no ayudaron en nada. Su acción sindical el 2 de octubre fue en sentido contrario: intentando competir con la huelga para reconvertirla en “paraditas” pactadas. Hemos de tener en cuenta que ninguna empresa importante siguió estos pactos simbólicos, como pueden certificar las compañeras de SEAT o NISSAN por poner dos ejemplos.

El sindicalismo mayoritario se jugaba mucho esos días. El domingo por la mañana ya era suficientemente claro que la huelga sería masiva y no tener absolutamente ningún papel en una movilización así, implicaba un golpe a la línea de flotación de la supuesta exclusividad en la movilización exitosa de masas obreras, que se intenta defender como puede desde estos dos sindicatos. Un espejismo, al fin y al cabo.

Referente a las manifestaciones de la tarde en Barcelona, una llenó el passeig de Gràcia y la otra la plaza Universitat. ¿A cual le dio minutos y seguimiento los medios gubernamentales y «processistes»?

En definitiva, la “parada de país” fue una operación de propaganda con una incidencia cuantitativa ínfima, tal y como dicen los datos y no una opinión personal. Fue, pues, “el procés” la razón del fuerte seguimiento de la huelga general? Bien, quizás no exactamente. De aquí a pocos días podremos evaluar el resultado de la huelga general del 8 de noviembre (que ya podemos intuir), también con su “parada de país” y con el “govern” en prisión como elemento potenciador.

No. El 3 de octubre se produjo una huelga general impresionante por varias razones, siendo la principal de ellas la tarea brutal que hizo el piquete del Piolín al golpear intensivamente estratos heterogéneos de una población que quedó en estado de shock. La brutalidad vivida en primera persona o por los testimonios cercanos y las imágenes en las redes sociales hicieron el resto.

El anarcosindicalismo no puede abanderar el éxito de la huelga general, como si lo pudiésemos repetir mañana o cuando queramos. Somos conscientes de donde estamos, lo que no implica que sí se hizo un análisis minucioso unos días atrás y se respondió con la agilidad que nos hace fuertes. El movimiento libertario estuvo a la altura del momento y ninguna operación propagandística paragubernamental nos hará creer que no somos capaces de tomar la iniciativa cuando la situación es propicia, a pesar del estado, a pesar del sindicalismo de paz social y a pesar de los aparatos de comunicación de cualquier poder.

Nos queda ser más conscientes y seguir actuando en consecuencia, contra toda represión y por un incremento de los intentos para pasar a la ofensiva, recuperando derechos sociales y laborales.

Secretariat Permanent del Comitè Confederal de la CGT de Catalunya

3 de diciembre de 2017


Fuente: Secretariat Permanent del Comitè Confederal de la CGT de Catalunya