El 17 de noviembre debería ser una fecha importante no sólo en la defensa de un servicio público como son las universidades, sino también en el movimiento sindical del Principado. La huelga general de universidades del 17-N agrupa diversos sectores: estudiantes, personal de administración y servicios y personal docente e investigador.

En este sentido rompe el sectorialisme que hace años nos está imponiendo el sindicalismo mayoritario de CCOO y UGT. Poder hacer una huelga de estas características es un hito importante que nos debe hacer avanzar en el reforzamiento de identidades colectivas de clase. Pero no es la única. Desde la perspectiva del profesorado precario de las universidades, que hay y mucho, es una oportunidad para afianzarse como sujeto político en el proceso de defensa de las universidades como un espacio público.

En este sentido rompe el sectorialisme que hace años nos está imponiendo el sindicalismo mayoritario de CCOO y UGT. Poder hacer una huelga de estas características es un hito importante que nos debe hacer avanzar en el reforzamiento de identidades colectivas de clase. Pero no es la única. Desde la perspectiva del profesorado precario de las universidades, que hay y mucho, es una oportunidad para afianzarse como sujeto político en el proceso de defensa de las universidades como un espacio público. Una parte muy importante de los recortes afecta directamente nuestro lugar de trabajo y quizás somos uno de los colectivos que ahora mismo estamos empujando más la movilización. Ya era hora.

Con todo, para mí lo más relevante de la huelga ha sido el de dónde viene, cómo lo hemos gestado. La huelga del 17-N empezó a sonar, ya hace varias semanas, en asambleas de trabajadores. Fue también en asambleas donde ha ido tomando forma. Y en la coordinación de asambleas se ha concretado su convocatoria. Es una huelga que nace de la raíz de lo que, hace muchos años, se llamaba la democracia obrera en oposición del parlamentarismo burgués.

Seguramente por esta razón esta huelga es tan incómoda para el sindicalismo que nada tan a gusto en la dinámica de comités de empresa y de negociaciones a puerta cerrada con las gerencias. Transformar este modelo sindical es, también, otro objetivo de esta huelga y el 17-N puede ser un paso más en este camino que debemos recorrer el conjunto de la clase trabajadora.

Ermengol Gassiot, miembro de la sección sindical de CGT-UAB


Fuente: Ermengol Gassiot