Cuanta más fuerzas usen contra personas pacíficas y desarmadas, más deslegitiman su propia autoridad. Por cada desinformación corporativa que ustedes o sus socios capitalistas emiten o publican, crecen cientos de canales ciudadanos para asegurar que la verdad sea escuchada. El pueblo ha evolucionado. Ahora somos una red distribuida que combina sus conexiones sociales con la tecnología, compartiendo información como una conciencia global. Sus intentos por dividirnos y alinearnos ya no serán efectivos nunca más.
Cuanta más fuerzas usen contra personas pacíficas y desarmadas, más deslegitiman su propia autoridad. Por cada desinformación corporativa que ustedes o sus socios capitalistas emiten o publican, crecen cientos de canales ciudadanos para asegurar que la verdad sea escuchada. El pueblo ha evolucionado. Ahora somos una red distribuida que combina sus conexiones sociales con la tecnología, compartiendo información como una conciencia global. Sus intentos por dividirnos y alinearnos ya no serán efectivos nunca más. Al contrario, comienzan a revelar su estrategia de desgaste a la vista de todos.
Pasada las elecciones del 22M los partidos mayoritarios abandonan su sonrisa forzada y continúan peleando por sentarse a la derecha de la economía, su unido dios. La decadente monarquía parlamentaria española, incapaz si quiera de comprender el anhelo de la multitud despierta, no puede sino intentar desprestigiar un movimiento que no comprende, que no puede combatir, que no puede silenciar ni parar. Sus trasnochadas etiquetas, que tan solo pretenden sembrar una discordia que les favorezca, son un insulto a la inteligencia de sus gobernados. La lucha del pueblo continúa adelante y el mensaje sigue superando cualquier obstáculo. Por si misma, esta revolución es una muestra patente de la inmadurez de una clase política que vive de sus propias luchas intestinas y que no nos representa ni trabaja por nosotros.
A pesar de las insidias publicadas y la agresión a las acampadas de grupos o personas infiltradas, con actitudes que pudiesen perjudicar la imagen de la rebelión ciudadana, nadie ha dejado de moverse. Sorpresa, no necesitamos formar parte de ninguna comisión. Los cambios exigidos por el pueblo son más que claros:
- Democracia participativa.
- Reforma de la ley electoral.
- Separación de poderes real.
- Absoluta transparencia política y fiscal.
- Férreo control sobre bancos y corporaciones.
Aún siendo solo un comienzo, dichos cambios ya son mucho mejores que cualquiera de las reformas con las que el poder económico de-facto somete al país.
Mientras ustedes se afanan por combatir a sus verdaderos soberanos como si fuesen el enemigo, lados humanos y digitales se estrechan a lo largo de todo el mundo en una sinergia con voluntad de cambio pacífico. La heterogeneidad, espontaneidad, capacidad y preparación popular, supera exponencialmente cualquier recurso material o humano que pudiesen usar contra ella. Ergo, cualquier intento por combatirla, será en vano.
Puede que el pueblo permanezca acampado, puede que se marchen y se convierta en una guerrilla pacífica e invisible. Las acampadas son solo un símbolo. En realidad estamos en todos lados. Persiguen a aquellos de quienes dependen. Educamos a sus hijos, preparamos sus comidas, recogemos sus basuras, conectamos sus llamadas, conducimos sus ambulancias e incluso les protegemos mientras duermen. Así que empezaremos barriendo en casa. Hoy será España, mañana Europa, quizá pasado sea el mundo.
Si ustedes no escuchan el clamor de la gente, no se comportan en consecuencia, deberían pensar durante unos segundos: El pueblo es ahora consciente de su poder y se sabe capaz de hacer mucho mejor el trabajo que hasta ahora les encomiendan. Recuerden, el cambio está sucediendo y ocurrirá con o sin ustedes. La gente no debería temer al gobierno, el gobierno debería temer a su gente.
Nosotros somos el pueblo, nosotros somos el sistema, somos anónimos, somos legión. No olvidamos, no perdonamos, esperadnos.