VENTANA SOBRE UNA MUJER
Esa mujer es una casa correcta. En sus rincones, guarda voces y esconde fantasmas.
En las noches de invierno, humea.
Quien en ella entra, dicen, nunca más sale.
Yo atravieso el hondo foso que la rodea. En esa casa seré habitado. En ella me espera el vino que me beberá. Muy suavemente golpeo a la puerta, y espero.
VENTANA SOBRE UNA MUJER
Esa mujer es una casa correcta. En sus rincones, guarda voces y esconde fantasmas.
En las noches de invierno, humea.
Quien en ella entra, dicen, nunca más sale.
Yo atravieso el hondo foso que la rodea. En esa casa seré habitado. En ella me espera el vino que me beberá. Muy suavemente golpeo a la puerta, y espero.
1711, PARAMARIBO : ELLAS LLEVAN LA VIDA EN EL PELO
Por mucho negro que crucifiquen o cuelguen de un gancho de hierro atravesado en las costillas, son incesantes las fugas desde las cuatrocientas plantaciones de la costa de Surinam. Selva adentro, un león negro flamea en la bandera amarilla de los cimarrones. A falta de balas, las armas disparan piedritas o botones de hueso ; pero la espesura impenetrable es la mejor aliada contra los colonos holandeses.
Antes de escapar, las esclavas roban granos de arroz y de maíz, pepitas de trigo, frijoles y semillas de calabazas. Sus enormes cabelleras hacen de graneros. Cuando llegan a los refugios abiertos en la jungla, las mujeres sacuden sus cabezas y fecundan, así, la tierra libre.
1978, LA PAZ : CINCO MUJERES
El enemigo principal, ¿cuál es ?¿La dictadura militar ?¿La burguesía boliviana ?¿El imperialismo ? No, compañeros. Yo quiero decirles estito : nuestro enemigo principal es el miedo. Lo tenemos adentro.
Estito dijo Domitila en la mina de estaño de Catavi y entonces si vino a la capital con otras cuatro mujeres y una veintena de hijos. En Navidad empezaron la huelga de hambre. Nadie creyó en ellas. A más de uno le pareció un buen chiste :
Así que cinco mujeres va a voltear a la dictadura.
El sacerdote Luis Espinal es el primero en sumarse. Al rato ya son mil quinientos lo que hambrean en toda Bolivia. Las cinco mujeres, acostumbradas al hambre desde que nacieron, llaman al agua pollo o pavo y chuleta a la sal, y la risa las alimenta. Se multiplican mientras tanto los huelguistas de hambre, tres mil, diez mil, hasta que son incontables los bolivianos que dejan de comer y dejan de trabajar y veintitrés días después del comienzo de la huelga de hambre el pueblo invade las calles y ya no hay manera de parar esto.
Las cinco mujeres han volteado a la dictadura militar.