’El silencio de Georg’ descubre la identidad del reo ajusticiado el mismo día que Puig Antich
Ayer, hace 31 años, dos hombres morían ajusticiados a garrote vil : uno en la Modelo de Barcelona, el anarquista Salvador Puig Antich ; otro, Heinz Chez, en la prisión de Tarragona, acusado de la muerte de un guardia civil en un cámping de L’Hospitalet de l’Infant. La versión oficial decía que éste último era un apátrida polaco y sin familia, pero lo cierto es que se llamaba Georg Michael Welzel, no era polaco, sino alemán del Este, y sí tenía familia, que no supo hasta hace dos años que el muchacho había sido una de las dos últimas víctimas de la dictadura franquista.
Raúl M. Riebenbauer, ayer, en la presentación de El silencio de Georg. Foto : GUILLERMO MOLINER
’El silencio de Georg’ descubre la identidad del reo ajusticiado el mismo día que Puig Antich
Ayer, hace 31 años, dos hombres morían ajusticiados a garrote vil : uno en la Modelo de Barcelona, el anarquista Salvador Puig Antich ; otro, Heinz Chez, en la prisión de Tarragona, acusado de la muerte de un guardia civil en un cámping de L’Hospitalet de l’Infant. La versión oficial decía que éste último era un apátrida polaco y sin familia, pero lo cierto es que se llamaba Georg Michael Welzel, no era polaco, sino alemán del Este, y sí tenía familia, que no supo hasta hace dos años que el muchacho había sido una de las dos últimas víctimas de la dictadura franquista.
Raúl M. Riebenbauer, ayer, en la presentación de El silencio de Georg. Foto : GUILLERMO MOLINER
Raúl M. Riebenbauer (Valencia, 1969), periodista, presentó ayer El silencio de Georg, publicado en español por RBA y en catalán por La Magrana. Dos hermanas de Puig Antich, Carme e Imma, asistieron al acto, y también Francesc Escribano, director de Televisió de Catalunya y autor de Compte enrere : la història de Salvador Puig Antich (Edicions 62), obra que cita al supuesto polaco apátrida.
El autor supo de la historia de Chez hace 10 años y vio por primera vez su imagen en la portada de El Caso del 9 de marzo de 1974. «Quedé atrapado por aquella mirada», recordó ayer. Y detrás de esa mirada, endurecida por el trucaje que hizo la policía, averiguó el verdadero nombre del ajusticiado, su origen y la existencia de una familia alemana que aún confiaba en la aparición del hermano desaparecido. La investigación no fue fácil porque, hacia 1995, los militares negaron el acceso al sumario y Riebenbauer tuvo que presentar un pleito civil para que acceder a esa documentación.
Con la historia casi recuperada en su totalidad, el periodista y la productora valenciana Malvarrosa Media llegaron a un acuerdo para realizar un documental —La mort de ningú. L’enigma Heinz Ches—, que se proyectó en junio pasado en el Verdi de Barcelona y que, el pasado viernes, emitió TV-3 con el mismo titulo. La relación entre ambos no ha acabado bien ; el autor fue despedido por «incumplimiento de contrato», según la empresa, y una nota al inicio del libro presentado ayer descalifica con dureza a la productora.
Chez fue, según Riebenbauer, un hombre obsesionado por la libertad, encarcelado tres veces por intentar huir de la Alemania del Este y que, cuando lo logró, «llegó al país equivocado en el peor momento posible». La muerte de Puig Antich fue la venganza del régimen por el atentado de Carrero Blanco, y Chez fue ajusticiado para acompañar al anarquista en el garrote vil. El silencio de Georg, un alegato «contra la pena de muerte y la amnesia», incluye testimonios de personas que quizá preferían olvidar, como el del funcionario obligado a asistir a la muerte por garrote vil de Chez, y el de una camarera que presenció el asesinato del guardia civil en Tarragona.
Ayer, esta mujer, Jeannette van Hoorn, filmaba las declaraciones de Riebenbauer, que se convertirán en el inicio de un documental que, a no tardar, verán los holandeses. Chez, al final, tendrá la compensación que la historia le debe
El Periodico
M. EUGENIA IBÁÑEZ
BARCELONA