El viernes 30 de abril de 2010, centenares de víctimas del régimen se encontraron en Rabat, delante del local “fortificado” del Consejo Consultivo de los Derechos Humanos (CCDH) en Rabat para denunciar la mascarada de este consejo, creado por la monarquía alauita y enterrar definitivamente las ilusiones sobre la “nueva era”.
Desde el pasado 5 de abril, 40 antiguos presos políticos se encuentran concentrados frente a la sede del Consejo Consultivo de los Derechos Humanos (CCDH) en Rabat, exigiendo su rehabilitación y la regulación de su situación administrativa ante el mutismo y la tergiversación por parte del CCDH
El CCDH, organismo creado a partir de las recomendaciones de la Instancia Equidad y Reconciliación, forma parte del montaje creado por el majzen para mantener la fachada de respetar los derechos humanos. La realidad es que el CCDH, organismo que tendría que reconocer la rehabilitación de los presos políticos de la época de Hassan II, sólo es un organismo burocrático- tapadera, que bloquea los expedientes poniendo todo tipo de trabas. Las víctimas de los “años de plomo”siguen sufriendo las secuelas de la represión y no llegan las rehabilitaciones prometidas.
Desde el día 19 de abril, 12 de los 40 expresos políticos han comenzada una huelga de hambre frente al CCDH para exigir la solución inmediata de sus expedientes. Están recibiendo numerosos apoyos del Foro por la Justicia y la Verdad, de la AMDH, de la ANDCM…
El debate que se está produciendo dentro del Foro por la Justicia y la Verdad, que agrupa a las victimas de la represión de la era de Hassan II, es el abrirse a los casos de violación de los derechos humanos cometidos a partir de 1999 hasta nuestro días ya que la naturaleza profundamente antidemocrática del régimen marroquí no ha cambiado desde siglos, y eso a pesar de las operaciones de maquillaje a las cuales recurre, y a pesar de la asimilación al régimen de gran parte de la oposición.
La lealtad y el sometimiento constituyeron y constituyen siempre la única referencia que determinan las relaciones entre los millones de marroquíes y los que detentan el poder. Debido a su naturaleza antidemocrática, el régimen marroquí no puede nunca aceptar que sus prácticas, sus decisiones se pongan en entredicho. La » constitución marroquí» prohíbe, incluso a los » elegidos», discutir el discurso real, y a todos los marroquíes expresar una critica sobre las decisiones del monarca, sobre los llamados» valores sagrados del reino»
CGT MAGREB
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