Mar Gracia e Ivana Turégano (CGT) : Colombia vive una dictadura de los años 70 con la máscara de la democracia

Ustedes son cooperantes, ¿qué entienden por solidaridad ?

Ivana (I) ; No creemos en la solidaridad caritativa de dar dinero y dejar tranquila la conciencia. Creemos en la solidaridad como un encuentro de luchas.

¿Por eso han viajado a Colombia ?

Mar (M) : La Confederación General del Trabajo (CGT) tiene vocación de transformación social. Nuestra forma de contribuir a ella en Colombia ha sido acompañar a sindicalistas, campesinos e indígenas que están amenazados para que puedan reunirse en pro de un proceso político. Al fin y al cabo, somos responsables de lo que ahí sucede.

Ustedes son cooperantes, ¿qué
entienden por solidaridad ?

Ivana (I) ; No creemos en la solidaridad caritativa de dar dinero y dejar tranquila la conciencia. Creemos en la solidaridad como un encuentro de luchas.

¿Por eso han viajado a Colombia ?

Mar (M) : La Confederación General del Trabajo (CGT) tiene vocación de transformación social. Nuestra forma de contribuir a ella
en Colombia ha sido acompañar
a sindicalistas, campesinos e indígenas que están amenazados para que puedan reunirse en pro de un proceso político. Al fin y al cabo, somos responsables de lo que ahí sucede.

¿Tenemos culpa de lo que ocurre
al otro lado del charco ?

I : Nosotros, como consumidores
de productos de grandes multinacionales, legitimamos que éstas expulsen a indígenas y campesinos de sus hogares.

¿Cuál es el mayor problema de
los campesinos ?

M : Están perdiendo su independencia alimentaria. Siempre han sobrevivido con sus cultivos de ’pancoger’ (yuca, plátano, arroz, papa…) pero la UE está promoviendo el monocultivo y EE.UU,
con la colaboración del Gobierno
de Uribe, está convirtiendo Colombia en su despensa.

¿Y los indígenas ?

M : Su problema es más grave.

Tienen una visión del mundo distinta de la nuestra. Para ellos no existe la palabra desarrollo sino equilibrio. Que una petrolera saque lo que ellos consideran la
sangre de la tierra, desmonta su
esquema de vida.

¿Hay lugar para ellos en una
mundo capitalista ?

M : Si les dejamos, sobrevivirán.
No se van a rendir. En Arauca,
fronteriza con Venezuela, una comunidad indígena ha amenazado
con un suicidio colectivo si una
petrolera entra en su tierra.

I : Pero no resulta sencillo luchar.
El Ejército les presiona y los paramilitares intimidan, extorsionan y asesinan.

¿Son capaces de todo ?

I : En una comunidad indígena
unos paramilitares apresaron al
lider, le cortaron la cabeza y jugaron al fútbol con ella ante la mirada de todo el pueblo.

Ejército, paramilitares.. ¡Qué lío !

M : En realidad no hay gran diferencia. En cualquier momento
cambian el brazalete del Ejército
por el de la guerrilla.

I : los paramilitares son el medio
del Gobierno para machacar, sin
que se pueda responsabilizar al
Estado, a los movimientos socia-
les disidentes de la estructura po-
lítica y económica establecida.

¿Aun asi les quedan ganas de luchar ?

M : Si, porque tienen mucha con-
ciencia política, pero no de votar,
sino de buscar su autodetermina-
ciOn, de que el pueblo pueda elejir cómo va a ser so vida.

¿Hay democracia en Colombia ?

I. Es una dictadura de los años 70
pero modernizada y con la máscara de una democracia que da la
legitimación internacional. Las
cifras hablan : 40.000 asesinados
por causas políticas en diez años.

¿Colombia es un país pobre o
empobrecido ?

I : Es extremadamente rico, pero
está empobrecido porque quienes detentan el poder hacen que
la riqueza se concentre en manos
de cuatro.

Con sus palabras muestran un
panorama desolador.

M : No, hay esperanza. Las personas que he conocido me han dejado dos palabras : resistencia y dignidad. Como resisten a la amenaza diaria y luchan con dignidad
por sus sueños. Te da la vida
cuando un campesino te dice : «Sé
que mañana pueden pegarme un
tiro, pero no me importa. También sé que detrás de mi llegará otro que seguirá luchando

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