Ecologistas en Acción ha realizado una acción directa noviolenta en Nuevos Ministerios, Madrid. La acción ha consistido en enfriar las posturas pro-nucleares del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero de la misma forma en que se está intentando contener el desastre de la central nuclear de Fukushima: a manguerazos.
La organización ecologista ha rociado con agua la puerta del Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino esta mañana mientras desplegaba una pancarta con el lema “Enfriemos al Gobierno nuclear”. La acción ha simulado uno de los mecanismos para enfriar los reactores de Fukushima.
La organización ecologista ha rociado con agua la puerta del Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino esta mañana mientras desplegaba una pancarta con el lema “Enfriemos al Gobierno nuclear”. La acción ha simulado uno de los mecanismos para enfriar los reactores de Fukushima.
Ecologistas en Acción considera que el Gobierno tiene todavía una última oportunidad de poner en práctica el programa con el que subió al poder, que incluía un plan de cierre de las centrales nucleares. Pero para ello tiene que hacer tres cosas en lo que le queda de legislatura: cerrar la Central Nuclear de Santa María de Garoña, diseñar un plan de cierre de todo el parque nuclear español que finalice en 2020, y paralizar el proceso de elección del cementerio nuclear, el ATC, hasta que no tener ese plan de cierre de todas las nucleares.
Estas políticas se deben enmarcar en un urgente debate energético sobre como avanzar hacia un sistema caracterizado por tres factores fundamentales: la reducción del consumo, la producción basada en energías renovables y la seguridad. Las centrales nucleares sobran desde las tres perspectivas.
La reducción del consumo es imprescindible en un marco de creciente escasez de las fuentes de energía básicas del siglo XX: el petróleo y el gas[1], pero también el uranio. Una escasez que se ejemplifica por el aumento constante del precio del petróleo o en la escalada de conflictos vinculados a su control, como el de Libia. La situación del uranio no será distinta conforme nos acerquemos al cercano pico de máxima extracción de este mineral, cuyo agotamiento puede oscilar entre 2035 y 2075, según distintos escenarios[2].
Para afrontar la transición hacia las renovables, la situación española es inmejorable, ya que actualmente hay sobrecapacidad de producción eléctrica de España, como prueba que en los últimos años nuestro Estado ha sido exportador neto de electricidad, vendiendo a Marruecos, Portugal y Francia.
Además, hoy en día la energía nuclear en España está entorpeciendo el desarrollo de las renovables. En concreto, ya en varias ocasiones se han desconectado parques eólicos por sobreproducción en la red, ante la imposibilidad de desconectar las nucleares. Las energías renovables ya son en España la primera fuente de generación de electricidad ya que en 2010 representaron el 32,3% de la producción.
Por último, en lo que se refiere a la seguridad, el accidente nuclear de Japón ha demostrado una vez más que, por improbables que se presenten, los accidentes nucleares acaban ocurriendo. Fukushima se suma a Three Mile Island o Chernóbil, y tantos otros accidentes de la industria civil, como el de Vandellós, y militar, como Palomares. Sociedades tan tecnologizadas y preocupadas por la seguridad como la japonesa no han podido evitar un desastre como el de Fukushima. Ecologistas en Acción recuerda que ya se ha reconocido la fusión del núcleo de, al menos, uno de los reactores y el vertido de material al exterior. Además la radiación se extiende cada vez más, detectándose en el agua, los alimentos y a grandes distancias de la central. Indudablemente, un accidente nuclear es potencialmente de muchísima mayor gravedad que uno acaecido en la industria renovable.
A esto hay que añadir las declaraciones del director general de Foroatom Santiago San Antonio, el lobby europeo pro-nuclear, que afirmaba que: “Si quieren que todas nuestras centrales nucleares sean capaces de aguantar el impacto de un avión Boeing 747, pues tendremos que cerrarlas todas”.
Además, la industria nuclear sigue teniendo sin resolver el problema de los residuos nucleares, que son activos durante miles de años. Las sociedades humanas no podemos garantizar que no se acaben vertiendo al entorno residuos que producen radiactividad durante miles de años. Ecologistas en Acción afirma que decir lo contrario es mentir.
Finalmente, bajo los parámetros de reducción del consumo, apuesta por las renovables y seguridad, el cierre del parque nuclear español en 2020 es perfectamente viable, como muestra la organización ecologista en su informe “Propuesta ecologista de generación eléctrica para 2020”[3]. El estudio parte de una reducción del consumo energético del 26% respecto a 2009. Esta reducción se hace tomando como referencia los valores de consumo eléctrico de España en 2005, a los que se aplican medidas de eficiencia. El 72% de la electricidad sería de fuentes renovables.
http://www.ecologistasenaccion.org/
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