Lucio Urtubia, 77 años, albañil, anarquista, con toda una vida de lucha y aventuras a sus espaldas (la más conocida de ellas, la falsificación de cheques del CityBank, que estuvo a punto de hacer quebrar el banco y cuyos beneficios fueron utilizados para ayudar a movimientos guerrilleros en Latinoamérica), nos visitó en la Conferencia Sindical que se ha celebrado a finales de febrero en Bilbao. Acababa de llegar de Sudamérica, de donde viene muy gratamente impresionado por todo lo que está haciendo allí el movimiento libertario. Hablamos con él de éstas y otras cosas en un bar cercano a Bilborock, donde tenía lugar la Conferencia.
RyN : Se acaba de estrenar un documental sobre tu vida. ¿Cómo surgió esto y qué sentimientos tienes después de toda esa vida de luchador ?
Lucio : Pues verdaderamente me siento recompensado, pero yo no merezco más que el resto de la gente, especialmente todos los compañeros que han perdido sus vidas en las cárceles o en otros sitios. Además, lo que yo soy lo debo a las ideas libertarias. Me siento recompensado hoy día por el documental, por los elogios que recibo de la prensa y de la gente, tanto aquí como en Latinoamérica. Pero me siento recompensado sobre todo porque veo que las ideas autogestionarias, libertarias, anarquistas, están en esos países como estaban aquí en los años treinta. Es algo increíble : la gente pobre cómo se interesa, cómo se responsabiliza, cómo es creadora, mientras que nosotros, aquí, con las riquezas que tenemos hoy, hemos perdido la noción de la creatividad.
RyN : Cuando eras joven, lo que te empieza a mover es una rebeldía contra la injusticia y contra el autoritarismo. ¿Cómo esa rebeldía te convierte en anarquista y libertario ? ¿Cómo llegas a este campo ?
L : Siempre lo he dicho, y hoy, más que nunca, continúo diciéndolo. Para mí, mi riqueza fue la pobreza. Yo no defiendo la pobreza, pero para mí fue eso : la pobreza es la riqueza. Cuando se es pobre, lo lógico es rebelarse contra la injusticia y los opresores. Es como el individuo que está en la cárcel : si lo acepta, es un preso ; pero si no acepta la supresión de su libertad, es una persona libre, aunque no esté en la calle. Yo defiendo a los pobres porque ellos son los creadores de todo, mientras que la riqueza es la creadora de las guerras, del miedo, de los odios, de los antagonismos…
RyN : En la película y en el libro vemos que tu trabajo en contra del poder siempre era un trabajo que favorecía a mucha más gente más allá del campo libertario. ¿Por qué tuviste una relación más directa con otros grupos que con la CNT, digamos, “oficial” ?
L : La primera vez, el Secretario de la CNT, en Toulouse, quiso mandarme a España para hacer dos trabajos. Y los papeles que él me prometía y yo vi eran malísimos. Yo, siendo un niño, le contesté mal, y dije : “no me extraña que hagáis las cosas mal y que mucha gente pierda la vida o años de cárcel”. Yo no soy más inteligente que otros, al contrario, pero he tenido el olfato de no tener confianza en la gente que tenía el “poder” en la CNT. Y no quiero hablar de una mujer como la Federica Montseny : otros han tenido tanto poder como ella o más y lo han hecho muy mal. Yo soy de los que dicen que es suficiente un individuo para arruinar una organización, como es suficiente un individuo para arruinar un trabajo, o cualquier cosa. Y eso es lo que ha ocurrido. En nuestra organización ha habido tres o cuatro jerifaltes que no han sabido hacer lo que había que hacer y que han estado ahí presentes. Si esta gente hubiese estado durmiendo o trabajando… Ni han sido trabajadores ni han sido anarquistas : han sido unos vividores. Y el que conoce la organización sabe a quién hago referencia.
RyN : Tú dices que para ser revolucionario, para hacer la autogestión, para ser anarquista, hay que ser trabajador. Defiendes el trabajo como un concepto esencial para cualquier proyecto humano…
L : Sí. Sin el trabajo no somos nada. Primeramente, lo que acabo de decir : estos compañeros que mencionaba no han sido trabajadores. Los anarquistas han sido siempre una organización de trabajadores. Si queremos hablar de autogestión, hay que trabajar. Para conocer los problemas y ocuparse de una forma autogestionaria, hay que trabajar. Por ejemplo, en Brasil, los basureros… ¿Por qué hablan ellos y pueden enfrentarse con ministros, con intelectuales y con quien quieran ? Porque hablan de su trabajo. Porque saben de qué hablan. Los ministros, los jerifaltes, hablan también de lo suyo. Cada uno tiene su educación y su cultura… Yo he tratado con gente de altos poderes y ellos tienen su educación, pero yo tengo la mía, y la mía es la que yo defiendo y es la que verdaderamente me ha salvado. Y la mía es el trabajo : sin el trabajo yo no soy nada.
RyN : Desde hace bastantes años has creado en París, donde vives, un centro cultural, un espacio libertario, llamado “Espace Loise Michel”, donde se reúnen anarquistas y libertarios de diferentes tendencias para celebrar sus reuniones, hacéis exposiciones, teatro… ¿Cómo ves el anarquismo hoy día en Francia ? ¿Cuál es el nivel de militancia de estos anarquistas ?
L : Veo que en el movimiento libertario francés, como en el español, nunca hemos tenido las posibilidades y las riquezas que se tienen ahora. Y he conocido a la gente libertaria en el exilio. Me acuerdo de un tipo como Cipriano Mera, como aquellos viejos que lo primero que hacían todos los meses era ir a por su sello, a pagar su sello, aunque no tuvieran un real, aquella gente… Pero cotizaban a la organización porque había que hacerla funcionar. Hoy día, la gente, como tiene más medios, no se acuerda. Los medios que se pueden aportar no sirven para nada. A lo mejor porque no sabemos hacer las cosas. Cuando yo veo la cantidad de gente que hay en la CGT. Hay miles de personas. Muchísima más gente que la necesaria para hacer y crear una situación verdaderamente. Lo que me gustaría, puesto que acabo de venir de Argentina, Uruguay y Brasil, es que si no sabemos hacer hoy aquí ciertas cosas con estos medios, pues habría que ir allí a ayudarles. Porque esta gente, con poco, hace mucho ; mientras que nosotros, con mucho, no hacemos nada. Y seguramente es porque no sabemos. Yo no estoy en contra de las riquezas : estoy en contra de la mala utilización de las riquezas. Si las riquezas sirven para lo que hacen los EE.UU., ese pueblo que fue creado por los muertos de hambre del mundo entero… Si las riquezas sirven para hacer las guerras y matar a la gente, estoy en contra de ellas.
RyN : Por primera vez en tu vida, con 77 años, has hecho un viaje por Latinoamérica. Has estado en Uruguay, Brasil y Argentina y has conocido un anarquismo diferente, organizado e insertado socialmente. ¿Cómo ves esas diferencias entre aquí y allí y cómo ves ese anarquismo ?
L : Yo lo veo como una alternativa para nosotros, de la misma forma que en cierta época, incluso hoy día en el aspecto histórico, el movimiento libertario español fue un ejemplo. Que eso no se ha escrito aún, pero el mundo entero está al corriente de lo que se quiso hacer aquí. Para mí estaban locos, era utópico, lo que queramos decir, pero es algo de lo que todo el mundo tendría que estar orgullosísimo, lo que quisieron hacer esa gente. Cambiar el mundo. Porque no luchaban sólo para las colectividades : luchaban para el mundo entero. Además, la historia nos probó que esa gente, loca, utópica o lo que queramos, después fue la que participó en contra del fascismo, durante tres años en España y después cuatro en la guerra mundial. Volviendo a la pregunta, para mí, lo que he visto en estos países es algo que no se puede explicar. Esta gente es pobre, pero en mi opinión la riqueza es lo que ellos están haciendo. Tienen salarios de miseria, pero viven. Y no hacen falta fortunas para vivir. Porque, para mí, la vida es la acción, el hacer el bien. Yo creo que ésa es la riqueza.
RyN : ¿Es para ti una esperanza lo que has visto en América Latina ?
L : Sí, para mí es la esperanza del mundo. Porque este mundo está mal… ¿Qué nos han hecho los niños que vemos en Irak, en África… ? Esos niños que no tienen nada y además les matan. ¿Qué mal han hecho a nadie ? Y siempre por intereses económicos…
RyN : ¿Quieres añadir algo más para terminar ?
L : Hay que insistir. Es como el herrero, que a fuerza de martillazos en el mismo sitio consigue trabajar el hierro. Nosotros igual. Ayer les decía a los de la TV : “me ha quitado veinte años de encima lo que he visto en estos países”. Es tan extraordinario… Hay que insistir sobre todo en ayudar a esa gente. Lo que he visto aquí es enorme. Allí no necesitan todo lo que nosotros tenemos. Con un poco pueden hacer muchas cosas.