32 cineastas españoles realizaron en un mes el filme en el que explicaban sus razones para votar por el cambio en las pasadas elecciones generales, que tuvo una dificultosa y atípica distribución
En la imagen, algunos de los participantes en el filme colectivo Hay motivo. (LUIS MAGÁN)
32 cineastas españoles realizaron en un mes el filme en el que explicaban sus razones para votar por el cambio en las pasadas elecciones generales, que tuvo una dificultosa y atípica distribución
En la imagen, algunos de los participantes en el filme colectivo Hay motivo. (LUIS MAGÁN)
Disponían de sólo 29 días, pero no querían callarse ante la «falta de libertad de expresión» durante la última legislatura del PP : un total de 32 cineastas se reunió en vísperas de las elecciones del pasado mes de marzo para dar una visión crítica de la realidad española en un proyecto común. El resultado fue el filme colectivo Hay motivo, formado por una treintena de cortometrajes, que hoy llega a los cines de Madrid y Barcelona.
Y es que al principio, como explicó Inmanol Uribe, uno de sus directores, en la presentación, la cinta se distribuyó sólo «de forma atípica, casi clandestina», a varias organizaciones y a través de Internet. También se exhibió en Localia y ETB, pero las proyecciones previstas en otras cadenas autonómicas se interrumpieron por los acontecimientos del 11-M, según el cineasta Joan Ventura. Para los realizadores, la posibilidad de estrenar Hay motivo en las pantallas comerciales 10 meses después de acabada no deja de ser un «síntoma de normalidad democrática».
Al mismo tiempo afirman que con el cambio de Gobierno ya no hay motivo para algunas denuncias, porque la realidad española ha cambiado en los últimos meses y algunos problemas han desaparecido : la desigualdad que sufren los homosexuales (el tema del corte Adopción, de Sigfrid Monleón), por ejemplo, o la manipulación informativa, críticada por Uribe en la pieza Manipulación. «Ya no grito cuando veo la televisión», añade. Sin embargo, otros problemas, sobre todo los que tocan al sistema educativo y sanitario, se mantienen, porque requieren más tiempo en resolverse, como destacaron, entre otros, Icíar Bollaín (Por tu bien) y Chus Gutiérrez (Adolescentes).
Por su parte, el Gran Wyoming, que ha participado con Muertos de segunda, una pieza sobre la muerte del cámara José Couso, reconoció que el filme no es neutral, ni quiere serlo. «Ahora, una vez vista, la crítica es libre e, incluso, se puede hacer una película contraria». Pero también señaló que se siente «muy orgulloso de pertenecer a un colectivo que moralmente está por encima de los que criticaron en su momento la película».
Asimismo, Diego Galán, quien dirigió el epílogo que trata de «cómo el Gobierno aplazó la información sobre el atentado para ganar las elecciones», destacó el esfuerzo y el entusiasmo de las 300 personas que trabajaron en este proyecto, muchas de las cuales no quisieron salir en los títulos de crédito por miedo a represalias.
J. WILTON
EL PAÍS