Con actos de desobediencia civil en varios puntos de la ciudad que culminaron en cientos de arrestos esta noche, continuó por tercer día consecutivo la fiesta de protesta contra la Convención Nacional Republicana en Nueva York.
La policía anula el derecho a la libre asociación y somete a activistas «desobedientes»
Con actos de desobediencia civil en varios puntos de la ciudad que culminaron en cientos de arrestos esta noche, continuó por tercer día consecutivo la fiesta de protesta contra la Convención Nacional Republicana en Nueva York.
Miles de manifestantes divididos en diversas grupos que durante el día realizaron protestas contra empresas acusadas de «lucrar» con la guerra en Irak y medios conservadores, y que buscaron acercarse por varios puntos a la sede de la convención en el Madison Square Garden, lograron congelar varias avenidas en el centro de Manhattan durante la tarde y noche.
Esta jornada, designada «día de acción A31» (por la fecha) por los activistas, fue dedicado a la «acción directa» no violenta. Los volantes en los que se invitaba a todos a estas acciones anunciaban que la meta era «transformar las calles de la ciudad de Nueva York ; la ciudad será liberada de los republicanos» y el objetivo «enfrentar las políticas injustas del gobierno de (el presidente George W.) Bush aquí y en el extranjero».
Delegados del partido tuvieron que escuchar consignas como : «republicanos, regresen a sus casas» y «arresten a George Bush» cuando salían de sus hoteles y reuniones para acudir a Madison Square Garden al pasar por calles llenas de activistas detrás de líneas policiacas con equipo antimotines. A lo largo del día, los delegados fueron enfrentados por manifestantes, empezando con un desayuno para los delegados de Texas patrocinado por la empresa Halliburton, ocasión en la que cientos de activistas arrojaron billetes de dólares falsos con la imagen de Bush al acusar a la empresa de lucrar con las guerras. Unos mil activistas se presentaron frente a las oficinas de Fox News, el canal de noticias, acusándolo de mentir y ser agencia de propaganda del gobierno de Bush.
Los manifestantes también se presentaron frente a las sedes de varias empresas más en Nueva York vinculadas a la guerra y este gobierno, y frente a hoteles de algunas delegaciones estatales, lo que obligó a la policía a imponer mayores medidas de seguridad en los alrededores del Madison Square Garden.
En varias instancias quedaron anulados los derechos de libre asociación y libre tránsito cuando la policía decidió realizar arrestos masivos en varias concentraciones. Según observadores, la policía actuó ilegalmente en varias ocasiones. No es ilegal caminar por la acera diciendo opiniones políticas en este país, afirmó la Unión de Libertades Civiles de Nueva York. Cientos de arrestos fueron realizados, algunos sin advertencia previa como es debido en estos casos, y otros por decisión de los propios activistas de desobedecer órdenes para detener sus marchas o al invadir una calle.
Un grupo de unas 500 personas, que inició una procesión solemne y silenciosa desde la zona cero hacia la convención, con gente vestida de blanco y varios portando los nombres de civiles y soldados muertos en Irak y Afganistán, fue detenido al inicio por la policía, que arrestó a 200 manifestantes antes de permitir que continuara la protesta.
Cuando marchaban por Broadway y llegaban a la calle 28, la policía informó que no permitiría que avanzara más, y en ese momento unos 40 activistas ingresaron a la mitad de la avenida y se «murieron» acostándose sobre el pavimento, acto simbólico de protesta por las muertos en esta guerra. La policía estableció control de la zona, expulsó a todo observador y hasta a periodistas acreditados, y arrestó a los «desobedientes».
Un coro de activistas dio lectura en voz alta dirigiéndose a la policía al texto de la primera enmienda de la Constitución que garantiza la libre asociación, el derecho de protesta contra el gobierno y la libre expresión.
Decenas más fueron arrestados al concentrarse frente a la biblioteca pública central en la Quinta Avenida, y en el cruce céntrico de la calle 34 y Broadway, en la llamada Plaza Herald, y otros puntos de la ciudad a lo largo de la tarde y noche. En casi todos los casos no hubo actos de violencia por parte de los manifestantes, pero en varios momentos la policía actuó con fuerza. Claramente había orden para suprimir cualquier acción antes de que ésta pudiera culminar en una manifestación mayor o un acto de desobediencia civil a las afueras de la convención. La policía arrestó a personas por poner una manta sobre las estatuas de los leones frente a la biblioteca, por subirse a un árbol o por estorbar el paso en una banqueta. En el arresto de cien activistas al lado de Unión Square, un sargento de la policía no podía informar a los medios de la razón legal, limitándose a señalar que «seguro fue por algo».
Durante el día, unos cuantos miles se congregaron en Unión Square, en la zona cero, y varios puntos del centro de la ciudad, desde donde se despegaban grupos que intentaban realizar acciones «directas» de protesta. A pesar de la omnipresencia policiaca y noticias de arrestos, prevaleció el ambiente festivo de esta resistencia, con gente bailando, recitando poemas, e intercambiando recetas para acciones de protesta.
Hubo otras manifestaciones de repudio a Bush y su gobierno : un camión con un anuncio gigante en el cual se leía : «Bush, estás despedido», daba vueltas por la ciudad, con otro acusando al presidente de «mentiroso». Unos 200 trabajadores postales se manifestaron frente al Madison Square Garden contra Bush y la privatización de servicios públicos. Otros 300 protestaron por la detención de inmigrantes y la anulación de derechos básicos a causa de las leyes aprobadas después de los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Durante la tarde y hasta el cierre de esta edición continuaban llegando informes sobre movimientos de agrupaciones de manifestantes, de arrestos de más de 500 personas y de expresiones de resistencia. Los manifestantes podrían no haber logrado «liberar la ciudad de los republicanos», pero sí afirmar que estas calles no pertenecen a los partidarios de Bush. Esa fue la consigna repetida todo el día : «¿de quién son estas calles ?, estas calles son nuestras».
JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES LA JORNADA