¡EN HOMENAJE A LOS ASESINADOS POR QUERER UN MUNDO MEJOR !
Tras las denuncias públicas efectuadas durante los últimos meses de
2005 se ha conseguido que un negocio hotelero, que basaba su reclamo en los sucesos de 1933 y en María Silva « La Libertaria », cambie de
denominación y que el Ayuntamiento comience a realizar gestiones
encaminadas a « rectificar » su actitud anterior, solicitando a Urbanismo
y a la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, la modificación
y calificación del solar donde estuvo ubicada la choza de Seisdedos,
pero aún así consideramos -a la espera de ver los resultados de dichas
gestiones municipales- que es necesario CONVENCER a las
administraciones de que aún quedan cuestiones como :
¡EN HOMENAJE A LOS ASESINADOS POR QUERER UN MUNDO MEJOR !
Tras las denuncias públicas efectuadas durante los últimos meses de
2005 se ha conseguido que un negocio hotelero, que basaba su reclamo en
los sucesos de 1933 y en María Silva « La Libertaria », cambie de
denominación y que el Ayuntamiento comience a realizar gestiones
encaminadas a « rectificar » su actitud anterior, solicitando a Urbanismo
y a la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, la modificación
y calificación del solar donde estuvo ubicada la choza de Seisdedos,
pero aún así consideramos -a la espera de ver los resultados de dichas
gestiones municipales- que es necesario CONVENCER a las
administraciones de que aún quedan cuestiones como :
* La
creación de una Fundación de carácter Público, en la que participen
entidades, organizaciones, colectivos y personas, que tenga como
objetivo finalista el mantenimiento de la memoria, el recuerdo y
respeto con un hecho tan simbólico de nuestra historia reciente como
« Los Sucesos de Casas Viejas de enero de 1933 ».
* La
expropiación y declaración de Bien de Interés Cultural de los espacios
en los que tuvieron lugar los hechos con el fin de salvaguardarlos.
*
La realización de las gestiones necesarias para la localización,
exhumación e identificación del cadáver de María Silva Cruz « La
Libertaria » y los de las personas asesinadas con ella. Un paso
indicativo del compromiso para la dignificación que merecen todas las
víctimas del golpe de Estado de Julio de 1936 y represaliados del
franquismo.
*************************
Algunas reflexiones sobre la matanza
El
miércoles 11 de enero de 1933, los habitantes de Casas Viejas (Cádiz)
decidieron que había llegado el momento de terminar con tanta
injusticia y explotación como sufrían. Proclamaron el comunismo
libertario y, durante un breve periodo de tiempo, dominaron el pueblo.
Unas horas después las fuerzas de orden público volvieron a restablecer
el control del Estado en la localidad y asaltaron el local de la CNT.
Nueve personas se refugiaron en la choza de Francisco Cruz Gutiérrez, « Seisdedos ».
Cuando los guardias quisieron detenerlas, temerosos de los maltratos
que les aguardaban, se negaron a entregarse. Comenzó entonces un asedio
que se prolongó durante horas y finalizó con el incendio de la choza y
la muerte de sus ocupantes, salvo dos : el niño Manuel García Franca y
la joven, María Silva Cruz, « La Libertaria ». Al amanecer del
día 12, considerando que el castigo no había sido suficiente, se
realizó una redada por el pueblo. Doce hombres fueron trasladados hasta
los restos humeantes de la choza y, allí, los asesinaron.
El
gobierno republicano-socialista quiso ocultar lo ocurrido. Su
presidente, Manuel Azaña, llegó a afirmar que sólo había ocurrido lo
que tenía que ocurrir. Sin embargo, las denuncias, primero de Miguel
Pérez Cordón en la prensa anarcosindicalista y después de los
periodistas Ramón J. Sender y Eduardo de Guzmán, terminaron por sacar a
la luz el crimen. La sociedad española quedó conmocionada y se
produjeron reacciones de todo tipo. Los asesinatos no sólo fueron
utilizados políticamente por la oposición de derechas, sino que
señalaron un antes y un después de la Segunda República. Como la
monarquía, el régimen republicano seguía tratando los graves problemas
sociales del país como un problema de orden público. Las autoridades
trataron de salvar sus responsabilidades y la razón de Estado antes que
aceptar lo sucedido. Pero los crímenes cometidos en Casas Viejas
quedaron en la memoria del país y marcaron el futuro de las familias
afectadas y los políticos implicados.
En julio de 1936 la
reacción española consideró que los cambios sociales que se estaban
produciendo en la España republicana habían llegado demasiado lejos.
Los inductores y ejecutores del golpe de Estado no ocultaron sus
intenciones de acabar con quienes ponían en peligro sus privilegios. Tras su triunfo en la provincia de Cádiz, La Libertaria fue secuestrada y asesinada. Todavía hoy su cadáver sigue desaparecido.
Aunque la rebelión fracasó, terminó por imponerse tras un sangriento
conflicto de tres años. La Dictadura que nació de su victoria prolongó
la represión contra los vencidos durante décadas y pretendió borrar por
completo cualquier recuerdo de las ideas y las personas que se habían
atrevido a soñar con vivir en otro mundo, en el que fuera posible la
Emancipación Social. Además inyectó a los supervivientes, al conjunto
de la población, un terror tal que nunca más les llevara a pensar que
era posible vivir en otra sociedad.
Esta actitud se prolongó
tras la muerte del Dictador y su sucesión por la actual Monarquía
Parlamentaria. A los derrotados y represaliados les fueron negados
tanto sus derechos como el reconocimiento moral. Una amnesia que, con
la colaboración de la mayoría de las fuerzas políticas y sindicales,
terminó por hacer realidad la frase de « todo ha quedado atado y bien atado ». El miedo, todavía hoy, tras treinta años de « democracia » sigue presente.
Sólo
en una situación tal de desmemoria, amoralidad y utilitarismo ha podido
ocurrir que un empresario haya pensado que era posible utilizar lo
ocurrido en 1933 en Casas Viejas como reclamo para un negocio hotelero.
Utilización posibilitada por la negligencia de un Ayuntamiento que no
había protegido -legalmente- el espacio donde ocurrieron estos
luctuosos hechos. El intento de utilización de este tema, al igual que
en 1933, por partidos y medios de comunicación -o los silencios
clamorosos de otros- no puede justificar tal despropósito.
Es
una cuestión tanto de forma como de fondo. Si no se tiene la
consideración adecuada con un hecho tan representativo de las luchas
por la justicia y un mundo mejor del pueblo español y si no se es capaz
de diferenciar el negocio privado de la esfera de lo público,
difícilmente se puede considerar que existe en realidad el compromiso
que se dice tener.
« Recordar es vivir y mantener vivos a los muertos y los sueños que tuvieron. »
José Saramagodiv>