Starbucks es uno de los principales proveedores y tostadores de café del mundo, disponiendo de más de 13.000 establecimientos en 35 países. Pese a su imagen de marca comprometida con el comercio justo y la preservación del medio ambiente, la cadena de cafeterías dificulta las libertades sindicales en sus tiendas y abusa de los productores de café.
En el Estado español hay unos 43 de ellos. Con esta Campaña se quiere dar a conocer la cara menos amable de esta cadena de cafeterías, pues tras ella existen unos intereses económicos que humillan tanto a las personas que producen el café como a las que trabajan en sus establecimientos. La situación de los trabajadores “no se diferencia de la de otras franquicias por el estilo : temporalidad, una indefensión laboral enorme y muchas dificultades para sindicalizarse”.
En lo laboral, esta cadena se está dando a conocer por una política represiva en el terreno de las libertades sindicales. Desde 2004, miembros del sindicato IWW (Industrial Workers of the World – Trabajadores Industriales del Mundo) están realizando campañas para defender los derechos de los/as trabajadores/as. Sus reivindicaciones son básicas : piden salario digno, horarios estables y seguro médico. La respuesta de Starbucks ha sido la intimidación para impedir que éstos se afilien a IWW, llegando al extremo de despedir a varios compañeros. Tras haber llegado a un acuerdo sobre alegaciones laborales en su contra, Starbucks Coffee Co. vuelve a ser objeto de una queja ante la Junta Nacional de Relaciones de Trabajo (NLRB) por el despido de Daniel Gross y Joe Agins, activistas del Sindicato de Trabajadores de Starbucks (SWU, parte de IWW). El 12 de junio de 2007, en la Junta Laboral de Manhattan, se abre otro proceso contra Starbucks por incumplimientos de derechos laborales en cuatro cafeterías, que afecta a más de diez compañeros y compañeras.
Starbucks y las protestas por el café etíope :
Durante años, Starbucks ha ofrecido los cafés Sidamo, Yirgacheffe y Harar, los mejores cafés etíopes y de cuyos ingresos los campesinos apenas obtienen una cantidad minúscula. Para paliarlo, el Gobierno de Etiopía lanzó un proyecto con el que lograr la propiedad legal de las denominaciones de calidad, lo que podría suponer una mejora para los agricultores.
Pero Starbucks elevó una protesta para que la solicitud del país africano no fuera aceptada por la oficina de patentes de Estados Unidos. Después de meses de protestas, Starbucks y el Gobierno etíope llegaban a un principio de acuerdo. Algunas Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) se han felicitado. Otras señalan que Starbucks sólo ha reconocido “que el café etíope es café etíope”, pero sigue instrumentalizando el comercio justo como marketing para lavar su imagen.