El realizador iraní de origen kurdo Bahman Ghobadi nos presenta la vida de un grupo de niños de un poblado de Kurdistán, en la frontera de Irak con Turquía, donde uno de ellos, Kak “Satélite” (Soran Ebrahim), toma protagonismo. Con una temática dura, que fácilmente podría caer en la sensiblería, Ghobadi consigue apaciguar cada escena, donde el dolor pareciera ser en extremo agobiante, con pequeñas dosis de espíritu juguetón.

El realizador iraní de origen kurdo Bahman Ghobadi nos presenta la vida de un grupo de niños de un poblado de Kurdistán, en la frontera de Irak con Turquía, donde uno de ellos, Kak “Satélite” (Soran Ebrahim), toma protagonismo. Con una temática dura, que fácilmente podría caer en la sensiblería, Ghobadi consigue apaciguar cada escena, donde el dolor pareciera ser en extremo agobiante, con pequeñas dosis de espíritu juguetón.

En hora y media, la agilidad con la que Bahman Ghobadi va presentando a este Kak resulta asombrosa, no dejando nada al azar en su objetivo de hacer que el público empatice con la tragedia de su pueblo, presentada casi como un poema.

Bahman Ghobadi nació en el Kurdistán iraní en 1969. Comenzó a estudiar cine, pero no acabó la carrera y se dedicó a intentarlo por su cuenta. Entre 1995 y 1999 rodó una serie de cortometrajes que le valieron numerosos premios. En 1999 logró ser el primer ayudante de Abbas Kiarostami en el rodaje de “El viento nos llegará”. Un año después rodó su primer largometraje “Un tiempo para caballos borrachos”. Las tortugas también vuelan es su tercer filme.

«Escalofriante»

(Carlos Boyero : Diario El Mundo)

«Desgarradora y profunda»

(E. Rodríguez Marchante : Diario ABC)

“Las Tortugas También Vuelan presenta un fuerte relato de la guerra, del desplazamiento, de la privación, que es salvado de la completa desolación por su duro lirismo terrenal (…) Las adversidades que estos niños enfrentan son terribles, y Ghobadi no las endulza ni las torna sensacionalistas, lo que hace quesea aún más dolorosa de ver. Es un filme que rompe el corazón. La crueldad a veces parece ser no solamente su tema, sino también su método. Como la imagen recurrente de la niña que está al borde de un precipicio, el filme se mueve en el filo de la desesperanza y se detiene ahí, esperando a ver qué pasa después».

(A.O. Scott. The New York Times).

«Poderoso grito en beneficio de los niños que están atrapados por el despotismo y la guerra (…) Usando un equipo mínimo en el terreno montañoso del Kurdistán, Las Tortugas También Vuelan presenta una imagen radicalmente diferente de la vida cotidiana en Irak a la que presentan los medios noticiosos en Occidente. Ghobadi es un director profundamente político, pero su técnica de aproximación evita hábilmente caer en la ingenua arrogancia de muchas de las películas antiguerra».

The Guardian

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Fuente: CGT PV