El 15 de diciembre de 1976 se celebró el referéndum por la Ley de Reforma Política que impulsaba el Gobierno de Adolfo Suárez. Las fuerzas democráticas propugnaron la abstención. Desde el primer instante, la manifestación fue duramente reprimida por las unidades antidisturbios, que dispararon balas de goma y botes lacrimógenos. En el transcurso de esa manifestación en la que se pedía la abstención y se reivindicaba el derecho a la libertad, el joven Ángel Almazán resultó gravemente herido. Sobre las ocho de la tarde, Almazán recibió una brutal paliza a base de patadas, porrazos y golpes de culata por parte de miembros de la policía. Los agentes, al entregar al herido a los sanitarios, afirmaron que «se había golpeado con una farola».

Testigos presenciales afirmaron que, tras recibir una buena paliza, la víctima estuvo un buen rato en un portal, hasta que unos agentes de la unidad antidisturbios lo trasladaron a la Casa de Socorro de Chamberí (Madrid). Posteriormente, fue ingresado en la UCI de la residencia de La Paz (Madrid), donde estuvo vigilado en todo momento por una pareja de la Policía Armada hasta su muerte cinco días después, el 20 de diciembre, sin investigación de los hechos ni detención de los supuestos culpables. Mereció tan solo el olvido y el desprecio de gobernantes y jueces. Tenía 18 años y como tantos jóvenes de aquella época, que dejaron su vida en las calles, creyó que existía una oportunidad para construir un mundo mejor

El próximo jueves 15 de diciembre, a las 17 horas, se le rendirá homenaje en el antiguo domicilio de sus padres en el Puente de Vallecas, calle Garganta de Aisa nº 1 y se le recordará a continuación en el muy cercano local de CGT, sito en la Plaza de Doctor Lozano nº 11.


Fuente: Secrerariado Permanente del Comité Confederal de la CGT