A la comunidad educativa en su conjunto y a la ciudadanía en general nos sobran motivos para estar preocupadas y en alerta ante los continuos recortes en la educación pública. Pensábamos que ningún representante político se atrevería a cuestionar el sistema universal educativo y que había que siempre mejorar sus condiciones y su práctica. Por el contrario, el camino que ha iniciado nos indica todo lo contrario: cesión de bienes públicos, gestión privada , servicios públicos básicos (por ejemplo, educación básica de 6 a 16 años).
Entonces, la pregunta obligada es: y el resto, ¿qué?, ¿Debemos pensar que pagaremos la educación infantil, el bachillerato (si es que nos lo ofrecen) y que la educación superior será sólo para aquellas personas que puedan pagarla o para aquellas cuyo «rendimiento» de las que sirva una beca? Es esto lo que quieren decirnos? ¿Esta es la excelencia educativa que anuncian desde el Ministerio y la Conselleria?
Entonces, la pregunta obligada es: y el resto, ¿qué?, ¿Debemos pensar que pagaremos la educación infantil, el bachillerato (si es que nos lo ofrecen) y que la educación superior será sólo para aquellas personas que puedan pagarla o para aquellas cuyo «rendimiento» de las que sirva una beca? Es esto lo que quieren decirnos? ¿Esta es la excelencia educativa que anuncian desde el Ministerio y la Conselleria? Si es así, tenemos el convencimiento de que no será la escuela pública de todo el mundo, la que queremos y la que defendemos, la que construimos colectivamente, la que promueve igualdad, equidad, inclusión y diversidad, la que aspira a ser democrática y plural, la que garantiza la calidad y por eso sabemos que con «su» educación no hay futuro.
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