Con la ley mordaza y el nuevo código penal, la calle es la prisión. ¡Juntes sense por (Juntas sin miedo) desobedeciendo vuestras leyes!

MANIFESTACIÓN DESOBEDIENTE | Jueves 19 de febrero, a las 19.30 h en Plaza de San Agustín, Valencia

En los últimos años, los movimientos sociales y las personas hemos empezado a tejer una serie de redes de construcción y de resistencia cada día más organizadas y más directas. Organizadas porque hemos creado sinergias que se han trasladado a espacios de debate y lucha comunes. Directas porque hemos empezado a señalar al responsable directo de la creciente miseria, desesperación, opresión, explotación… el sistema socioeconómico heteropatriarcal y el capitalista y sus verdugos en la tierra (gobernantes, bancos, medios de comunicación, cuerpos represivos, etc.).

En los últimos años, los movimientos sociales y las personas hemos empezado a tejer una serie de redes de construcción y de resistencia cada día más organizadas y más directas. Organizadas porque hemos creado sinergias que se han trasladado a espacios de debate y lucha comunes. Directas porque hemos empezado a señalar al responsable directo de la creciente miseria, desesperación, opresión, explotación… el sistema socioeconómico heteropatriarcal y el capitalista y sus verdugos en la tierra (gobernantes, bancos, medios de comunicación, cuerpos represivos, etc.).

Los ejemplos quizás más visibles han sido algunas consecuencias del movimiento 15M, las PAH y sus “*escraches” y Obras Sociales, las Huelgas de trabajadoras o estudiantes, las asambleas de barrio o anticapitalistas, los Centros Sociales, el fortalecimiento del movimiento feminista… Brotes, todos ellos, surgidos fuera de la lógica “partitocracia” tradicional, y más bien nacidos de la autoorganización popular y autónoma. Es contra de estos brotes es por lo que el Estado ha creado estas reformas represivas. En conclusión, podríamos decir que cada día más el Pueblo ha empezado a decir basta a tanta miseria y ha decidido perder el miedo. Y esto, sobre todo el hecho de ir perdiendo el miedo, es lo que más teme el Estado español y lo que ha decidido combatir. ¿Cómo? Recuperando el miedo. La regeneración del miedo. Tomar las calles. Sacarnos a nosotros de ellas. Controlar nuestras vidas y nuestras luchas… Esos son los objetivos del Estado como extensión del sistema de dominación, y por eso ha creado la nueva Ley de Seguridad Ciudadana y la reforma del Código Penal, junto a otras estrategias centradas al perpetuar el orden establecido.

Con esta reforma, desaparecen las “faltas” (infracciones menores que no suponen carga penal como prisión o antecedentes) y algunas de estas pasan a ser consideradas “delitos leves”, con lo cual el castigo a lo que ellos consideran “desórdenes públicos”, por ejemplo, pasa a ser considerado delito penal jurídicamente. Otras muchas “acciones” que antes eran consideradas faltas ahora son recogidas como infracciones administrativas en la nueva ley de Seguridad Ciudadana (Ley Mordaza), actualizadas y especificadas teniendo en cuenta las nuevas formas de lucha de los colectivos y los movimientos sociales. De este modo, los escraches de la PAH, las acciones en los parlamentos o congresos, las concentraciones no comunicadas, la ofensa a España, negarse a identificarse, jugar o hacer deporte en un espacio público no autorizado, el insulto (o lo que ellos consideran insultante) a las fuerzas represivas y acciones tan necesarias como grabar la actuación abusiva de policías, será castigado con sanciones desorbitadas. Esta ley significa también la reglamentación y prohibición de muchas actividades culturales, deportivas o colectivas que han hecho de la ciudad un espacio social, de encuentro y para vivir. Música en la calle, comidas populares, fiestas, patinar o ir en bici pueden ser actos de desorden público objeto de multas o denuncias. Con esta ley se criminaliza el uso colectivo y popular de los espacios y es un paso más en la integración del espacio urbano y público en la lógica y el aprovechamiento del capitalismo y el control social para garantizar los intereses de las élites y del mercado.

¿Qué significa todo esto? Que a cualquier persona que luche para cambiar esta situación, se le impide prácticamente utilizar cualquier forma de lucha directa o de calle, dando todo el poder a las fuerzas de seguridad. Quieren acabar con las protestas en la calle. Es decir, quieren acabar con la resistencia. ¿Cómo? Amenazándola. Con el miedo a perderlo todo. Con represión y control social absoluto.

A pesar de la retirada del Anteproyecto de Ley del Aborto, las estrategias y presiones sobre las mujeres para mantener el control de su cuerpo, con unas instituciones que nos dan la espalda y con miles de horas de trabajo invisibilizado, las mujeres seguimos siendo objeto de explotación y represión. Porque no podemos olvidar que no sólo son detenciones y encarcelamientos, sufrimos la represión cotidiana en el día a día. Sobre todo las mujeres trabajadoras, migrantes, estudiantes o precarias, con todas las violencias machistas (las más obvias y las invisibles e invisibilizadas) que ahogan nuestras vidas. Las personas inmigrantes tampoco quedamos aparte de esta oleada represiva. Se legalizan las devoluciones en caliente, aumenta el control arbitrario de la policía, se intensifican las multas y la persecución de la venta ambulante, etc.

Es evidente que el primer objetivo que persigue esta nueva legislación represiva es extender el miedo para controlar esta sociedad y que nadie luche para que nada cambie. Pero no olvidemos que detrás de esta reforma, que nadie lo dude, vendrán recortes laborales, políticos y sociales más duros que los ya impuestos. Que nadie dude que si ahora callamos y tragamos, cuando desmantelan todos los servicios públicos, privatizan todo, rebajan salarios, recortan derechos… ya no nos quedará nada para combatirlo. Habremos perdido la calle. La dictadura será tan dura (de hecho, ya lo es) que sólo nos quedará desaparición o clandestinidad. Si no lo paramos ahora, con una respuesta clara y contundente, desobediente y rebelde, quizás después será demasiado tarde.

Hace ahora un año, miles de personas, Juntes Sense Por, salimos a las calles de Valencia advirtiendo que la aprobación de esta ley y la contrarreforma del aborto no eran más que el primer paso para iniciar un camino de represión, control de los nuestros cuerpos y palos contra las personas y movimientos que luchan en el día a día. Los sucesivos golpes represivos marcan una clara tendencia de encarcelar las voces disidentes, Alfon o la Operación Pandora son solo la punta del iceberg. Una punta de iceberg, apoyada en todas las personas presas del Estado español, Estado que destaca por tener el número más grande de presos de Europa. Demostrando de nuevo que las políticas penitenciarias convierten a todas las presas en presas políticas. Un año después, hay que decir BASTA. Vamos a tumbar la ley mordaza, pero también vamos a extender la solidaridad con las compañeras represaliadas, construyendo el apoyo mutuo, agarrándolas fuerte. Pero, sobre todo, volviendo a salir a la calle para combatir el miedo.

No pedimos volver atrás. No queremos esta ni otra de sus leyes represivas. No aceptamos este Estado que llaman democrático y que realmente es una dictadura encubierta. Queremos dejar claro que luchamos por otro modelo social que sea realmente justo, comunitario, libre y emancipador. Y no pararemos hasta conseguirlo.

Por eso hacemos un llamamiento al conjuntos de colectivos, movimientos sociales, agentes políticos y sociales de esta ciudad y de este país para salir a la calle y desobedecer. Juntas. Sin Miedo.

¡Porque si el presente es lucha, el futuro es nuestro!

MANIFESTACIÓN DESOBEDIENTE | Jueves 19 de febrero, a las 19.30 h en Plaza de San Agustín

Juntes Sense Por

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Fuente: Juntes Sense Por