Llamarse Vicente Valero, o ciudadano X sin más y tener una distrofia muscular que le lleva a precisar de servicios sanitarios públicos ; disponer como recursos familiares y humanos del apoyo de una madre octogenaria y enferma del corazón, a la que la única fuerza que le resta es la del permanente acompañamiento con una mujer y además madre con síndrome postpolio a la que la inadaptabilidad de un retrete público de un centro médico-sanitario le impide permanecer al lado de su marido más tiempo en este paraíso p...
Llamarse Vicente Valero, o ciudadano X sin más y tener una distrofia muscular que le lleva a precisar de servicios sanitarios públicos ; disponer como recursos familiares y humanos del apoyo de una madre octogenaria y enferma del corazón, a la que la única fuerza que le resta es la del permanente acompañamiento con una mujer y además madre con síndrome postpolio a la que la inadaptabilidad de un retrete público de un centro médico-sanitario le impide permanecer al lado de su marido más tiempo en este paraíso p…
Llamarse Vicente Valero, o ciudadano X sin más y tener una distrofia muscular que le lleva a precisar de servicios sanitarios públicos ; disponer como recursos familiares y humanos del apoyo de una madre octogenaria y enferma del corazón, a la que la única fuerza que le resta es la del permanente acompañamiento con una mujer y además madre con síndrome postpolio a la que la inadaptabilidad de un retrete público de un centro médico-sanitario le impide permanecer al lado de su marido más tiempo en este paraíso político, administrativo y social, llega, aunque humanamente no debe, a convertirse en todo un reto.
Puede incluso llegar a convertirse en una irónica y sarcástica situación de discriminación tan brutal en la que acabemos concluyendo que algunas personas en este país hasta el derecho a cagar libremente le tenemos vulnerado y que esa vulneración dimana de las fuentes de nuestra sociedad a través de uno de sus exponentes más sólidos : la propia Administración Pública, en este caso la sanitaria, auspiciada y consentida por la Generalitat Valenciana, que cuando es incapaz de saber como reaccionar ante la cómoda y a veces inhumana costumbre y la antagónica defensa a la dignidad del ser humano, argumentando quien sabe qué nos priva de este básico derecho.
Por si fueran pocos los precedentes que en Vicente confluyeron ante una hospitalización que ha durado meses tan característicos y a la vez tan diversos, como los de cualquier otro ciudadano, Vicente a través de sus correos dirigidos al Foro de Vida Independiente, nos dice textualmente.
«A mi, después de la estancia en un hospital publico, alguien me va a tener que explicar porque no tenia derecho a que nadie me pasara de la silla de ruedas al inodoro. Tal función no era (según el jefe de celadores) función de los celadores, los auxiliares de enfermería tampoco lo tienen entre sus funciones. En concreto a mi una auxiliar me explicó que si yo «colaborara» me pasarían al inodoro, pero que como no colaboraba nada de nada.
YO no tengo ni puta idea de derechos humanos, pero quiero cagar en un inodoro vaya donde vaya como hago en mi casa. Me pone y me quita un auxiliar de ayuda a domicilio. No puedo defender un derecho abstracto (los derechos humanos), pero el responsable de la sanidad pública en mi comunidad me va a tener que explicar si tengo derecho a cagar en un inodoro en un hospital público y quien tiene entre sus funciones ese cometido.
Igual resulta que no lo tiene ningún trabajador del sistema sanitario, por lo que si tengo ese derecho tendrá que ser el mismo conseller de sanidad el que me ponga a cagar porque es el máximo responsable. Y si no le corresponde al conseller será a quien lo nombró. En lo personal no tengo prejuicios en que me limpie el culo un barrendero o que lo haga el presidente de mi comunidad, el del estado o el mismo rey.
Resulta que mi madre tenia que estar las 24 horas conmigo, Maribel no podía estar mucho tiempo de visita porque utiliza una silla estándar que no cabe por las puertas de los aseos y el supuestamente adaptado no es tal, por lo que aguantaba hasta que tenia que mear y eso lo tenia que hacer en casa.
Además el SAIP (servicio de atención e información al paciente) solo funcionaba de 9 a 13 horas de lunes a viernes (excluyendo los festivos). Personalmente pedí a la supervisora de la sala en la que me encontraba que subiera personal del SAIP para presentar la queja, pero me contestó (después de informarse) de que no atendían al personal fuera del despacho»
Me pregunto : ¿A cuántos de nosotros se nos ha comido la sibilina y disfrazada crueldad social y estamos dispuestos a permanecer impasibles a esto cuando somos verdaderamente conscientes de que mañana con otras formas no tocará de igual modo sufrirlo comérnoslo ?
¿Somos realmente conscientes de la vulneración de los derechos humanos en aras de una dudosa organización laboral y pública que impone pañales frente a derecho y dignidad, además de obviar el incumplimiento legal de la imposición de sus propias normas en este caso en cuestión de accesibilidad también ?
Por si acaso y por si sirve de algo, yo esta vez, a través de esta exposición pretendo levantar la voz, para no tener que levantar ante mi pregunta y en contra de mi dignidad, mi propio dedo.
Hagamos cuanto esté en nuestras manos por no justificar y por erradicar esto.
apimf89@yahoo.es
David Bibiano Sahagún
Mª Ángeles Sierra Hoyos
Miembros del Foro de Vida Independiente.
Compañer@s y amig@s de Vicente Valero pero además concienciados en apoyar a cualquier ciudadano al que como a él se le vulneran sus más íntimos derechos