La idea fija de mi filosofía de la filosofía sufrió con los años cambios esenciales, lo que se reflejó en la monografía La filosofía como historia de la filosofía. Renuncié categóricamente a la anterior convicción de que la variedad de escuelas filosóficas es un estado transitorio, testimonio de la inmadurez del pensamiento filosófico. En cada concepción filosófica hay un contenido, conocimientos, que están ausentes en el marxismo. Por consiguiente, a este último hay que considerarlo no como la cima de la filosofía, sino sólo como uno de los sistemas de la filosofía. La presencia de una multitud de doctrinas es un mérito de la filosofía, su modus essendi, y no un defecto de ella, como pensábamos. Cada nueva doctrina enriquece la problemática de la filosofía, cargándola de más contenido.

T. I. Oizerman, 2007

1ª ed. en ruso: 1960; ed. cubanas en español: 1979, 1980 y s/f 

 

Publicado sin fecha por la Editorial Pueblo y Educación, está circulando una reedición parcial de uno de los clásicos de la manualística filosófica soviética: el Compendio de Historia de la Filosofía (Kratkii ocherk istorii filosofii), bajo la redacción de M.T. Iovchuk, T. I. Oizerman e I. Ia. Shchipanov, cuya primera edición en ruso tuvo lugar en Moscú (Sotsekgiz), hace 52 años.

Publicado sin fecha por la Editorial Pueblo y Educación, está circulando una reedición parcial de uno de los clásicos de la manualística filosófica soviética: el Compendio de Historia de la Filosofía (Kratkii ocherk istorii filosofii), bajo la redacción de M.T. Iovchuk, T. I. Oizerman e I. Ia. Shchipanov, cuya primera edición en ruso tuvo lugar en Moscú (Sotsekgiz), hace 52 años.

Según informaciones no confirmadas, los ejemplares actualmente distribuidos en instituciones docentes forman parte de una tirada destinada originalmente a la municipalización de la enseñanza universitaria. Con las anteriores ediciones cubanas, también de Pueblo y Educación, en 1979 y 1980, al libro se le confió en Cuba, al igual que poco antes en la URSS, un importante papel pedagógico en la formación filosófica básica de miles y miles de profesores y estudiantes: “que el estudiante universitario cuente con un texto básico para el estudio de la historia de la filosofía desde una perspectiva marxista-leninista”. 

Su reaparición a través de su distribución gratuita o venta en centros docentes al cabo de 32 años, luego del derrumbe del modelo de socialismo que dicha manualística preconizaba, de la argumentada crítica de la misma por destacados pensadores nacionales como Fernando Martínez Heredia, y de la continuada y casi total no-publicación del pensamiento marxista y de izquierda no-soviético por nuestras editoriales, nos impone algunas preguntas, la menos filosófica de la cuales es la más elementalmente informativa: ¿qué piensan y escriben hoy, más de medio siglo después, sobre el marxismo y la historia de la filosofía esas grandes

autoridades de la nomenklatura académica soviética? 

Iván I. Shchipanov (n. 1904) murió en 1983 y Mijaíl T. Iovchuk (n. 1908) en 1990, pero Teodor I. Oizerman (1914), el más importante y laureado de ellos, considerado en Rusia toda una “leyenda de la ciencia y la filosofía patrias”, está vivo y sigue muy activo en sus terrenos filosóficos predilectos: historia de la filosofía, teoría y metodología del proceso históricofilosófico y teoría del conocimiento.

Para los más jóvenes pero también para los más olvidadizos, hemos de agregar que Oizerman es autor de más de 600 publicaciones, entre ellas unos cuarenta libros y folletos; de éstos se destacan La formación de la filosofía del marxismo (1962), Los problemas de la ciencia histórico-filosófica (1962), Las principales corrientes filosóficas (1971), El materialismo dialéctico y la historia de la filosofía (1979, publicado en Cuba en 1984), así como, ya después del “desmerengamiento” soviético, La filosofía como historia de la filosofía (1999), Marxismo y utopismo (2002), La ambivalencia de la filosofía (2011) y otro que mencionaremos enseguida. Fue miembro efectivo de las Academias de Ciencias de la URSS y la RDA, jefe del Departamento de Historia de Filosofía en la Universidad Estatal de Moscú, profesor en el Instituto de Filosofía de la Academia de Ciencias de la URSS (1971-1987) y miembro del Consejo de Redacción de la revista insignia Voprosy Filosofii (Cuestiones de filosofía). En 1965 recibió el Premio Lomonósov, en 1979 el premio Plejánov y en 1983 el Premio Estatal de la URSS. A él, a Iovchuk –que, entre otras cosas, fue, de 1970 a 1977, rector de la Academia de Ciencias Sociales adjunta al CC del PCUS–, y a Shchipanov se les confió la tarea de elaborar la Historia de la Filosofía y el Compendio de Historia de la Filosofía, muchas veces reeditados en la URSS y divulgados por las editoriales Progreso, Pueblos Unidos, etc., en lengua española y otras.

A fin de completar la información que ofrecen nuestras editoriales y divulgadores mediáticos sobre la obra de esos filósofos y la filosofía rusa en general, traduciremos a continuación algunos pasajes de textos recientes en los que el propio Oizerman expone sus ideas sobre el marxismo, la historia de la filosofía y la producción filosófica soviética en particular.

Significativamente, uno de sus libros más recientes se titula Justificación del revisionismo (2005) y es exactamente lo que su título anuncia. He aquí cómo presenta el autor la idea central de su libro en su página web del Instituto de Filosofía:

En la medida en que la revisión de cualquier teoría científica, por más alto estatus que ella tenga, es un proceder investigativo normal, generalmente aceptado, calificarla como en principio incompatible con la doctrina de K. Marx y F. Engels es un testimonio del dogmatismo intrínsecamente inherente al marxismo y el principio de su dogmatización por los partidos marxistas. Así pues, el concepto “revisionismo”, inconsistente desde el punto de vista científico, inaceptable en el medio científico más allá del marxismo, no es otra cosa que un eufemismo que oculta el aislacionismo de la “ideología socialista científica” en el plano de las ideas.

En una reciente entrevista que tuvo como tema la “interrelación entre la filosofía y el poder en la URSS” en contraste con la situación actual, Oizerman respondió así a las preguntas del historiador Dmitrii Sporov:

Oizerman: Existen otras tendencias: políticas, filosóficas, etc. Existe cierta emulación de las ideas, hay una discusión constante. No había nada semejante en nuestro país, en la Unión Soviética. Era una dictadura espiritual, tan dura que toda desviación, algún pensamiento independiente que no cupiera… no necesariamente incluso que no cupiera en el marco, sino que se considerara que no cabía…

Sporov: Sí, también eso era importante…

O: …ya de algún modo era condenado o incluso era perseguido, y se lo perseguía de las formas más diversas, hasta llegar al arresto, las penas judiciales y así sucesivamente. (…)

S: Y eso, a pesar de todo, habla de que las autoridades observaban atentamente la filosofía y era importante cómo se desarrollaba el pensamiento filosófico? ¿No es así?

О: Desde luego…

S: Y he aquí, en relación con eso, lo que se inventó como comunismo científico; en su opinión, ¿para qué se hizo eso, en general? 

О: Formalmente, a la palabra “comunismo científico” se la encuentra también en Engels… Pero, en ese sentido, ellos, Marx y Engels, llamaron a su doctrina comunismo, precisamente comunismo científico. Otra cosa es que ellos no elaboraron ninguna teoría sistemática del comunismo científico…

S: Pero se proponían elaborarla, ¿o no?

О: Por eso, esa misma teoría trataron de crearla nuestros científicos. O sea, tomando ciertos enunciados de los fundadores del marxismo, construir sobre ellos cierto sistema de impartir conferencias y así sucesivamente. A propósito, eso no se logró enseguida, en algún momento de los años 60 apareció ese comunismo científico, antes no lo hubo…

S: Sí…

О: Sí. Me cuesta trabajo imaginarme el contenido de esos cursos de conferencias, pero sólo sé que había una cátedra de comunismo científico en la Facultad de Filosofía. (…) La cuestión está en que lo que en Marx y y Engels se habla del comunismo se puede exponer en cuatro o cinco páginas, ¿entiende? ¿qué había allí? La socialización de los medios de producción…. ¿Qué más se puede agregar a eso? ¿Que la libertad de cada uno se volverá la condición de la libertad de todos. Eso está dicho. No, allí había muy poco contenido real, aparte de las premisas generales. De modo que ese curso de comunismo científico, en general, desde luego, estaba huero. Entienda, es que también el materialismo dialéctico era nada más que una teoría en boceto. En Marx en general la palabra “dialéctica” no se encuentra con frecuencia, pero Engels realmente creó algo parecido a un materialismo dialéctico. ¿Qué? Pues, digamos, el AntiDühring.

S: Sí…

O: Un trabajo muy, por así decir, de divulgación popular… En lo que concierne a las leyes de la dialéctica, eso está tomado directamente de Hegel y eso, desde luego, es un error, porque la ciencia no conoce tales leyes que determinen a la vez la naturaleza, la sociedad y el pensamiento. La ciencia conoce leyes, vaya, la ley de la gravedad universal. Pero ella no determina a la vez la naturaleza, la sociedad y el pensamiento. Eso son unas leyes supracientíficas. En Hegel eso es comprensible, era un filósofo realista. Pero ¿por qué Engels no se percató de eso? ¿Por qué no comprendió que la dialéctica existe, pero esas leyes absolutas universales, no?

S: No es un enfoque materialista, en general…

О: Sí, resultó, en vez de una dialéctica materialista, evidentes préstamos tomados de la metafísica de Hegel. Pero yo diría que nosotros no llegamos a entender eso enseguida… Yo expresé por primera vez esa idea sólo en el año 82, en algún lugar de la revista Cuestiones de filosofía. Es verdad que antes de eso, desde luego, no la expresé públicamente, sino en un círculo más estrecho. En el año 82 yo escribía francamente, y hasta me citaban al Comité Central, pero, en general, no me hicieron nada. […] …De modo que, en general, sólo cuando empezó cierta revisión crítica del materialismo dialéctico, entonces, hablando con propiedad, comenzó un pensamiento vivo. Pero antes de eso había un absurdo, “la cuestión fundamental de la filosofía” –¡qué tontería! En realidad, existen muchas cuestiones fundamentales, y casi cada filósofo tiene su cuestión fundamental propia. Por eso se puede hablar de las cuestiones fundamentales de la filosofía, refiriéndose a decenas de ellas.

S: Claro. Diga: ¿en principio, el desarrollo de las ideas de izquierda y de la filosofía marxista en particular hubiera sido posible si, supongamos, no hubiera sido todo tan rígido en un solo campo temático? He aquí que en el período soviético sólo dentro de la filosofía marxista había posibilidades de ocuparse de otra cosa y desarrollar algunas otras ideas y entonces…

О: La cuestión está en que el desarrollo en el terreno del marxismo sólo es posible

teniendo en cuenta plenamente todas las doctrinas que surgieron después del marxismo. Sin embargo, incluso personas tan, diríase, creadoras como Antonio Gramsci, consideraba que eso era completamente innecesario. Que el marxismo es completamente, por así decir, autosuficiente, que puede desarrollarse sobre su propia base. Eso es un disparate.

S: Claro.

О: Por eso hasta en los países democráticos nadie les impedía a los marxistas desarrollar libremente la doctrina, pero no conozco a gente que la desarrollara libremente… También ellos se aferraban al dogma. Más libre que en nuestro país, pero también una dogmática. He ahí al mismo dogmático Gramsci.

S: ¿Y por qué es así?

О: Pienso que eso es internamente inherente al marxismo: el dogmatismo. Es el dogmatismo del propio marxismo.

S: Y por eso precisamente él fue allegado de nuestros comunistas.

О: Sí, por eso es necesario comenzar por una revisión del marxismo mismo. Es decir, de distinguir lo que de él ha entrado en la ciencia y ha sido aceptado por personas lejanas del marxismo. Digamos… La Escuela de Investigaciones Sociales de Frankfurt, ellos tomaron mucho de Marx, pero también rechazaron mucho. Y también Max Weber algo tomó de Marx y rechazó mucho. He ahí lo que yo entiendo como un abordaje científico del marxismo.

S: ¿Y es posible ese abordaje científico ahora, en el futuro?

О: De hecho, ya se está realizando. Ahora, personas que sean marxistas en el sentido exacto de la palabra, en mi opinión, no han quedado, y si quedaron, no son personas creadoras. (…) Antes la gente decía que eran marxistas, pero ya expresaban opiniones completamente incompatibles, digamos, con el dogma.

S: ¿Y, en su opinión, eran posibles las ciencias políticas, el desarrollo de las ciencias políticas, en el período soviético, como disciplinas?

О: Entienda, en el período soviético, mientras hubo dictadura espiritual, no se podía hablar de ninguna verdadera politología. Había una sola política, una sola opinión. Con respecto a la política se era muy estricto; con respecto a la filosofía, se permitía todavía toda clase de libretazos.

S: Soltura.

О: Sí. Pero si no se tocaba la política.

S: Y he aquí que, hablando con propiedad, tal sistema con un pensamiento único, con un enfoque único, es, en general, un “mérito”, no obstante, de Stalin, o…

О: No, de Lenin también. Y en cierta medida también de Marx y de Engels. La cuestión está en que Marx y Engels también tenían una actitud despreciativa hacia todas las otras doctrinas.

S: Sin duda.

О: Fíjese: lo único que valoraban más o menos positivamente era a sus predecesores. A los economistas en particular, también a los historiadores, etc. Y toda clase de filósofos, los clásicos alemanes, sí… Pero todo lo siguiente para ellos no existía. Además, Engels declara que todo el desarrollo posterior eran lamentables intentos, lamentables intentos. El neohegelianismo, el neokantismo y todo lo demás… A Engels eso no le interesaba.

S: ¿Y por qué eso arraigó, en su opinión?

О: Yo le dije que el marxismo es intrínsecamente dogmático.

S: No, en nuestro país, en Rusia. Porque si se dice que eso era la voluntad de Lenin o Stalin…

О: En Rusia, en el período soviético, el dogma dominaba, ¿de qué asombrarse?

S: Si, pero, a pesar de todo, se hizo posible. O sea, si suponemos que a este dogma se le hubiera opuesto algo constante… alguna antítesis, algo contrario, tal vez no se hubiera vuelto tan totalitario, ¿es posible eso?

О: Entienda…. Lamentablemente, ese dogma no era simplemente la posición de los científicos. Los dirigentes del partido y del gobierno se ocupaban de filosofía, pero, no obstante, ellos se mantenían dentro de ciertos límites. En general, el período soviético es un régimen totalitario. Debemos, por así decir, figurarnos qué es un régimen totalitario.

S: Y la filosofía, seguramente, era la que peor lo pasaba en un régimen totalitario.

О: Yo considero que las ciencias sociales son incompatibles con un régimen totalitario.

Desde luego, la física nuclear puede desarrollarse plenamente, porque se le proporcionan todas las condiciones y posibilidades.

Y he aquí cómo respondió Oizerman a una entrevista similar realizada por Irina Borísovna Fan, para la revista Diskurs Pi:

O: La idea fija de mi filosofía de la filosofía sufrió con los años cambios esenciales, lo que se reflejó en la monografía La filosofía como historia de la filosofía. Renuncié categóricamente a la anterior convicción de que la variedad de escuelas filosóficas es un estado transitorio, testimonio de la inmadurez del pensamiento filosófico. En cada concepción filosófica hay un contenido, conocimientos, que están ausentes en el marxismo.

Por consiguiente, a este último hay que considerarlo no como la cima de la filosofía, sino sólo como uno de los sistemas de la filosofía. La presencia de una multitud de doctrinas es un mérito de la filosofía, su modus essendi, y no un defecto de ella, como pensábamos, cada nueva doctrina enriquece la problemática de la filosofía, cargándola de más contenido.

I: ¿Cómo caracterizaría Usted el papel que desempeñó el marxismo en la historia rusa?

O: – Yo siempre he pensado que Marx es un grandísimo pensador social. Al mismo tiempo, en mi opinión, él cometió no pocos errores, muchos de los cuales eran inevitables. Se hizo socialista mucho antes de elaborar su doctrina económica y social. Su tesis sobre la inevitabilidad de la sustitución del capitalismo por el socialismo era una convicción, en realidad, una fe que él compartía con otros socialistas. Marx no dio una fundamentación económica del socialismo, y no podía darla. Él mismo escribió que el objetivo de El capital era investigar las leyes de la sociedad contemporánea, o sea, la capitalista. Sobre el socialismo en el primer tomo hay sólo unas menciones superficiales. Por eso la afirmación de Lenin de que Marx había demostrado desde el punto de vista económico la inevitabilidad del socialismo, no corresponde a la realidad. Ni Marx ni Engels ni ningún otro ha podido demostrar que el socialismo es la única alternativa posible al capitalismo. En general, la alternativa no existe en singular. La única tendencia que, a su parecer, confirmaba esa convicción de Marx, era el proceso de socialización de los medios de producción en el capitalismo, o sea, la concentración y centralización del capital. Pero el posterior desarrollo ha mostrado que las capas medias y bajas no desaparecen en modo alguno; que la producción pequeña y mediana es capaz de renacer incluso en interés del gran capital. Y ése es el desarrollo normal del capitalismo, lo que Marx, desde luego, no podía prever. Ese error capital se puso de manifiesto también en otras declaraciones suyas sobre la sociedad futura. 

Marxistas que estén trabajando productivamente casi no hay en nuestro país ni en el extranjero. Hay estudiosos que se esfuerzan por orientarse en el marxismo, sin romper con él definitivamente. En Rusia el marxismo desempeñó un determinado papel positivo en el período de la preparación de la revolución democrático-burguesa (de Febrero). La Revolución de Octubre fue su continuación. Ella les prometía la tierra a los campesinos, las fábricas a los obreros. Pero tanto la tierra como la industria se convirtieron en propiedad estatal, o sea, no se cumplieron las promesas. En el período soviético el marxismo se volvió un sistema dogmatizado, distinto de la doctrina de Marx y Engels. Todos éramos marxistas que no teníamos conciencia de esa importante circunstancia. El marxismo-leninismo (o sea, el marxismo no verdadero) se convirtió en la base de ideas del Estado totalitario. Fue una tragedia. 

Este problema tiene, además, una dimensión personal: el destino de los filósofos en la URSS. En los tiempos soviéticos no había filósofos y no podía haberlos. Sólo había propagandistas de la filosofía del marxismo; además, a partir de 1938 el estudio de la misma se convirtió en propaganda del párrafo filosófico del Breve curso de historia del Partido Comunista de toda la Unión (b), escrito por Stalin. Si hubieran aparecido verdaderos filósofos que expusieran sus opiniones originales propias, probablemente habrían desaparecido instantáneamente de la arena social. Basta recordar los dos “vapores filosóficos” organizados por Lenin en 1922, y también los trágicos destinos de personas tales como Jan Sten y B. E. Byjovskii, en quien se combinaban un talento brillante y una disposición forzada a “servir” al Partido y la ideología. A circunstancias parecidas fueron arrastrados M. M. Rozental y P. F. Iudin. Se recuerda la muerte de E. V. Ilienkov, la muerte de M. K. Mamardashvili en la “sala de espera” del aeropuerto de Vnúkovo…

Por Desiderio Navarro, 06.12.12

(http://observatoriocriticodesdecuba.wordpress.com/2012/12/06/vuelven-los-viejos-manualessovieticos-de-marxismo-y-que-piensan-hoy-de-ellos-y-del-marxismo-sus-ilustres-autores/).

Extraido de: Fondatíon Píerre Besnard


Fuente: Desiderio Navarro