Artículo publicado en Rojo y Negro nº 389 mayo.

Me llamo Álvaro Sancho Arnaiz, tengo 34 años, vivo en Burgos y soy celador de quirófano en el Hospital Universitario de Burgos. Tengo un Grado Universitario en Maestro de Educación Primaria, mi vocación, pero por el momento no ha habido suerte con esas oposiciones subjetivas e injustas.

Soy un gran aficionado a todo tipo de deporte, tanto para verlo como para practicarlo, especialmente fútbol, baloncesto y tenis y los fines de semana soy árbitro federado de fútbol. También me encanta la música, me gusta cantar y toco muy poquito, como principiante y autodidacta, el piano y algo más la guitarra… no creo que pudiese ganarme la vida como músico. Aunque mi verdadera pasión son los juegos de mesa: tengo unos 170 en mi casa y estoy creando uno que se llama ¡Aduanas! (mi gran ilusión) que espero que vea la luz a lo largo de este 2024.
Estoy afiliado al Sindicato Único de Burgos. Conocí y me afilié a la CGT por mi padre que lleva afiliado desde que tengo memoria. Él es el que me transmitió ese espíritu combativo contra las injusticias y a favor los derechos de los trabajadores y los valores de tolerancia y respeto que defiende la CGT. Al principio, mi participación en el sindicato se basaba en acudir a concentraciones y manifestaciones con mi padre y también acudí con él a algún pleno y asamblea, la gente siempre fue muy agradable y cercana conmigo y conocí a mis compañeras de la sección de Sanidad de la cual iba a formar parte un tiempo después.
Antes de entrar en la Sanidad trabajé en Decathlon, McDonald’s, empresas de ocio y tiempo libre y dando clases particulares de maestro y en academias, trabajos precarios con los que no se puede subsistir sin otra ayuda económica. Así que tenía que hacer algo y nuevamente me dejé aconsejar por mis padres que me dijeron que opositase a celador, una profesión que yo desconocía.
Las primeras oposiciones de celador a las que me presenté fueron en 2011, pero no conseguí pasar la nota de corte. También eché la solicitud para la bolsa de empleo, pero no me llamaron para trabajar hasta 2016 (en ese tiempo me saqué la carrera de maestro) y, a día de hoy, el funcionamiento de la bolsa no ha mejorado ya que en la actualidad continúa vigente la bolsa de 2018.
Unos años después, la sección de sanidad de Burgos se puso en contacto conmigo para ofrecerme horas sindicales para liberarme y trabajar con ellas en la sección ya que otra compañera lo había dejado recientemente y necesitaban a alguien para sustituirla. Me pilló totalmente de sorpresa porque, sinceramente, no sabía cómo funcionaba todo este mundillo, yo era un afiliado más que alguna vez ayudaba a colocar carteles por los quirófanos, pero sobre todo recurría a estas compañeras para que me ayudasen cuando no entendía algo de mi nómina o de mis días libres o para que me ayudasen a hacer mis papeles para las oposiciones y las bolsas de trabajo. Un montón de dudas rondaban mi cabeza porque estaba muy contento con el trabajo en el quirófano y con mi grupo de compañeros y no sabía si iba a estar a la altura como delegado de Sanidad ya que conlleva una gran responsabilidad atender a la sección, aconsejar, saber responder a todas las dudas y ayudar a rellenar las solicitudes de oposiciones y bolsas de trabajo, entre otras muchas cosas, pero implicarme más en el sindicato era un reto que también me apetecía mucho y aprender cosas nuevas siempre me ha gustado. A la hora de tomar la decisión final también tuvo bastante peso el hecho de que estaba a punto de nacer mi hija Iris y todavía estábamos saliendo de la pandemia por lo que mi contacto con los pacientes se iba a reducir en gran medida y corría menos riesgo de contraer alguna enfermedad y contagiar así a mi bebé… Así que acepté y me embarqué en una nueva aventura para mí.
Al principio fue una auténtica locura porque, aparte de tener que conocer a todas las personas de la sección, tuve que aprender todas las peculiaridades de cada categoría que trabaja en el hospital —por no hablar de todas las categorías que están privatizadas en el Hospital Universitario de Burgos como cocina, logística, limpieza y ambulancias cuyas nóminas, por poner un ejemplo, son totalmente diferentes a las de los trabajadores públicos de SACYL, así como sus condiciones laborales—… la verdad es que mis compañeras me lo han puesto muy fácil porque me han ayudado muchísimo, y siguen haciéndolo, y no puedo estar más agradecido.
Otra cosa que me chocó mucho fue ver la realidad de los sindicatos mayoritarios que, a mi parecer, son prácticamente empresas que buscan primero su beneficio y luego ya si eso piensan en los trabajadores y trabajadoras. Yo pensaba que había más unión entre los sindicatos ya que, supuestamente, todos buscan mejorar las condiciones laborales de la plantilla y nada más lejos de la realidad: por un lado están los sindicatos corporativos como SATSE y CESM que no es que solo defiendan a una categoría profesional, es que directamente no apoyan a los demás profesionales, como si en un equipo de trabajo solo estuviesen ellos, y más en un hospital; y por otro lado están los sindicatos mayoritarios con sus guerras particulares e intentando hundir a la CGT porque decimos las cosas como son y molestamos.
Pues bien, aquí viene el gran problema que tenemos en Burgos: los demás sindicatos nos han echado del local que tenemos en el hospital por no conseguir representación en las elecciones de SACYL, pero es que resulta que en todos los comités de empresa de las categorías privatizadas tenemos representación, siendo en muchos de ellos el sindicato más votado, y que, por supuesto, seguimos atendiendo a todos los trabajadores de estas empresas que trabajan en el hospital pero que no pueden votar en las elecciones de SACYL. ¿Dónde estamos atendiendo a nuestros afiliados? Pues por los pasillos del hospital, en la biblioteca o, incluso, en la cafetería. La verdad es que nos hemos sentido bastante solos en esta lucha para que nos devuelvan nuestro lugar de trabajo. Además, vemos que es muy difícil poder obtener esa representación ya que el mercadillo que tienen los demás sindicatos con los cursos de formación para obtener puntos para la bolsa de trabajo nos está mermando cada día más: estamos bastante cansados de oír a afiliados decirnos que nos agradecen el trabajo, que están muy contentos con nosotros, pero que se dan de baja porque no damos cursos. Es la realidad que vivimos, una sociedad egoísta donde importa más el beneficio individual que el bien común y esto solo nos debilita y hace más fuertes a los demás sindicatos. Por esto, invito a reflexionar sobre este tema donde quizás tengamos que escuchar las demandas de las trabajadoras para poder seguir con nuestra lucha.
Por último, quiero agradecer a la CGT esta oportunidad y seguiré trabajando para que mejore la sanidad pública, maltratada aún más después de la pandemia e intentando transmitir la lucha de clases y la consciencia de pertenecer a la clase obrera entre mis amistades y conocidos, donde más falta hace, en la gente más joven, ya que esta sociedad de consumo nos hace creer que no estamos dentro de ella.
¡Salud compañer@s!

Álvaro Sancho Arnáiz
Sindicato Único de Burgos


Fuente: Rojo y Negro