Artículo de opinión de Rafael Cid.

De las alcantarillas a las cloacas y  de ahí al estercolero. El efecto Villarejo la está liando parda, porque la causa eficiente está en otro sitio. O sea, en la ristra de grabaciones divulgadas urbi y orbi por una piadosa mano invisible. En paralelo a las investigaciones judiciales, “los canutazos” del comisario  jubilado y su compañero de fatigas, Enrique García castaño, alias “el Gordo” y “Blasillo”,  buscan montar una causa general inmanejable.

De las alcantarillas a las cloacas y  de ahí al estercolero. El efecto Villarejo la está liando parda, porque la causa eficiente está en otro sitio. O sea, en la ristra de grabaciones divulgadas urbi y orbi por una piadosa mano invisible. En paralelo a las investigaciones judiciales, “los canutazos” del comisario  jubilado y su compañero de fatigas, Enrique García castaño, alias “el Gordo” y “Blasillo”,  buscan montar una causa general inmanejable. Un ni contigo ni sin ti tienen mis males remedio que impida dilucidar lo ocurrido y que al final se haga justicia (ilusos al poder).

Como tanto el PSOE y el PP utilizaron los servicios de este muñidor de la sinrazón de Estado, la estrategia es enmendarlo todo para que nadie resulte responsable. Por eso el bipartidismo dinástico hegemónico, con el refuerzo de Ciudadanos, ha impedido que se abriera una comisión de investigación ad hoc en el Congreso. Precisamente ellos, que son tan dados al paripé de esas operaciones de blanqueo (luz y taquígrafos, y dos huevos duros). Sobre todo para confundir a la opinión pública cuando los casos de corrupción política organizada alcanzan los tribunales. El último de estos simulacros lo apadrinaron el PSA + IU en la Andalucía de los ERE y los clubs de alterne.

En esas conversaciones se tocan todos los palos. Hay ministras (Dolores Delgado), jueces (Baltasar Garzón), políticos (Cospedal y Margarita Robles), periodistas (Ana Rosa Quintana por gananciales), policías (Olivares, hoy secretario de Estado de Defensa), y lo que se deja en la recámara. Porque el kit de marras está minuciosamente monitorizado por sus dispensadores. Se divulga a troche y moche, a fin de dejar constancia del municionamiento disponible, pero sin hacer demasiada pupa donde realmente duele.

De hecho, las primeras cintas conocidas, con las acusaciones de la princesa de bote Corinna  zu Sayn-Wittgenstein sobre la bulimia crematística del rey emérito (“no distingue lo legal de lo ilegal”), salieron de un medio (OK diario) y un periodista (Manuel Cerdán) que sus adversarios señalan como “infiltrados” del ex comisario encarcelado. Esa es la tesis de Carlos Enrique Bayo y Patricia López, del digital Público, que en honor a la verdad fueron los primeros en denunciar el complot mafioso. Ruido y furia que, sin embargo, ocultan mucho más de lo que muestran.

Resulta chocante que de García Ferreras, multimillonario presentador de Al Rojo Vivo,  y sus encuentros en reservados de cinco tenedores con Villarejo no hayamos sabido nada. También que Pedro J. aparezca como espiado, cuando el tándem García Castaño-Villarejo tanto hizo para destapar el “caso Exuperancia Rapú” y su lluvia dorada. Aquel videogate financiado con fondos reservados en la etapa de Barrionuevo-Vera en Interior. Igualmente sorprende la estolidez de la actual ministra de Defensa, según Villarejo la persona que le encargo un dossier (Informe Véritas) contra el magistrado Garzón (lo de Cospedal con Arenas es un juego de niños en comparación). Sobre el portal Moncloa.com, que es el gran hermano de este pudridero, acotar que lo lleva un profesional que acaba de publicar un libro sobre las andanzas del subteniente de la guardia civil Manuel Pastrana como jefe en el GAL, relatadas por el propio sicario gubernamental. ¿Prescribe el crimen de Estado?

Y los medios de comunicación que ahora se escandalizan con las revelaciones por entregas, a qué juegan. Sin duda a borrar pistas de su colaboración con la trama. Hacen como si con ellos no fuera la historia. Pero no pueden ocultar que fueron colaboradores necesarios de la banda mafiosa. ¿Cuántas exclusivas periodísticas no salieron de esa factoría de chantajes sin que los beneficiados hicieran el menor aspaviento? ¿Adónde mandaron la deontología cuando las redacciones airearon las escuchas ilegales de Villarejo y García Castaño al ex presidente de la comunidad de Madrid Ignacio González? ¿Y cuando pasaron las televisiones mostraron el momento orweliano de una Cristina Cifuentes hurtando unas cremas en un supermercado?   

No queda títere con cabeza. La corrupción al por mayor, la venalidad de la clase política, el descrédito de las instituciones, la devastación social y moral desatada por la crisis, todo conspira para aflorar lo que hasta hace poco parecía un esperpento. Tierra, aire, fuego y agua, los elementos primordiales, y ahora el quinto sobrevenido a grupas de los anteriores. Estamos a un telediario de que buena parte de la ciudadanía así dopada busque respuestas en la antropofagia. El último capítulo de esta deriva, inenarrable si quedara un grano de cordura, lo ha protagonizado el presidente que fue jueves.

Sostener una cosa en la oposición y defender lo contrario en el poder, ya era sacramento en la política nacional. Pero lo dicho el pasado jueves por Carmen Calvo, ¡esa eminencia intelectual!, supera la categoría de los memes predecibles. Mejorando lo la agenda cultural con el Mystere para ir a un concierto, la máxima valedora del gobierno con más mujeres del mundo, ha argumentado que el Sánchez de hoy tiene todo el derecho del mundo a desmentir al Sánchez de la víspera al enjuiciar el procés. Rebelión or not rebelión, lo importante es que cace ratones.

Tienen razón por motivos equivocados: los antisistema son ellos.

Rafael Cid

 


Fuente: Rafael Cid