Artículo publicado en Rojo y Negro nº 392, septiembre 2024

Los pasados días 5, 6 y 7 de julio, bajo el título “Territorios para la vida” se celebró en Alacant la VII Escuela de Acción Social Crítica y Transformadora. Tres espacios acogieron el evento: La SEU de la Universitat d’Alacant, los talleres del viernes y el sábado por la mañana; el Hort Comunitari de Carolinas —espacio recuperado hace 15 años por un grupo de jóvenes del barrio y que se ha convertido en una referencia del movimiento social en Alacant— nos acogió el sábado para comer un delicioso cous cous elaborado por una Bouchra, una maravillosa vecina; y el Ateneo Popular Pla-Carolines, que nos acogió la tarde y noche del sábado, para celebrar el cuarto taller y la cena fiesta de despedida.

El viernes a las 10 de la mañana, se iniciaron las jornadas con una previa que consistió en una mesa abierta de las primeras participantes de las jornadas y tres profesoras del Departamento de Trabajo Social de la Universitat d’Alacant. Esta mesa giró sobre la pregunta ¿a dónde va la acción social y sus formaciones actuales? Durante el debate se pusieron sobre la mesa, por un lado, el corsé al que está sometida esta formación y, por otro, la lucha de algunas profesionales que, mediante la invitación a colectivos sociales a participar en sus clases, intentan acercarla a la realidad social que vivimos. Por la tarde, tras la presentación de la Escuela, se iniciaron los talleres que, introducidos por los colectivos (en su mayoría del territorio donde se celebraron las jornadas), buscaban debatir problemáticas para, como reflejaba el título de la Escuela, dotar de vida a los territorios que habitamos.
El primer taller, «Migrantes y Empadronamiento», fue introducido por una integrante del colectivo Pangea de Alacant y ahondó en el conocimiento de la situación a la que se enfrentan las personas y cómo el empadronamiento es utilizado por muchos ayuntamientos, como el de Alacant, que mediante ordenanzas incumplen las leyes que obligan a los consistorios a empadronar a todas las personas que habitan en los mismos, una situación que afecta tanto a personas migrantes como a no migrantes que, al no ser registradas, pierden el acceso a los derechos más básicos.
El sábado a las 10 de la mañana se inició el segundo taller «Puntos de Información y Denuncia de Derechos Sociales». Introducido por la gente del Punto de Alacant, el taller permitió debatir sobre las posibilidades de esta herramienta para la lucha contra la exclusión social y para la creación de vínculos que, frente al individualismo y la soledad, puedan generar relaciones que doten de vida a nuestros barrios.
Sobre las doce y media, tras un breve descanso, tuvo lugar el tercer taller, «La problemática de la vivienda». El taller fue introducido por el Sindicat de Barri de Carolines, un espacio creado a finales de 2020 por tres colectivos del barrio para luchar por el derecho a la vivienda como derecho básico para la vida.
Ya por la tarde, a las cinco y después del cous cous mencionado, se inició el cuarto taller «Alimentación sostenida por la comunidad». Introducido por Ruth, Lucía y Patricia, amigas con experiencia agrícola, permitió debatir sobre la necesidad de recuperar el campo como experiencia comunitaria y de suministro de alimento de calidad para personas sin recursos, pero con capacidad de trabajo.
El domingo por la mañana, como fin de fiesta, las pocas personas que quedábamos —muchas tuvieron que marchar pronto— degustamos una exquisita orxata en una heladería del barrio.

Baladre

 


Fuente: Rojo y Negro