El Gasoducto Transcaribeño, promovido por los presidentes colombiano y venezolano, es un espaldarazo al Plan Puebla Panamá

El Gasoducto Transcaribeño, promovido por los presidentes colombiano y venezolano, es un espaldarazo al Plan Puebla Panamá

El Gasoducto Transcaribeño y el doblepensar

Rafael Uzcátegui

El 13 de julio pasado, un reportaje de la agencia de noticias ALAI, firmado por Fernando Arellano Ortiz, explicaba las implicaciones del ingreso de Colombia al Plan Puebla Panamá (PPP) : “Desde este mes de julio Colombia hace parte de un megaproyecto geopolítico leonino que busca profundizar el modelo neoliberal en la zona septentrional de América Latina con el fin de privatizar la infraestructura vial, los servicios públicos y los recursos naturales”. El texto explica que el PPP, ideado por Washington, fue propuesto en el año 2000 por el presidente Fox y aceptado en 2001 por los mandatarios de Centroamérica. Como han dicho decenas de movimientos sociales, Alai repite que su objetivo es facilitar a las transnacionales la privatización de las terminales aéreas y portuarias, carreteras, energía eléctrica, agua, gas y petróleo y, principalmente, apoderarse de las enormes riquezas en biodiversidad de la selva Lacandona y del Corredor Biológico Mesoamericano, el cual llega hasta Panamá. En la red, es posible encontrar cientos de textos similares, pero este, difundido por esta agencia de noticias “alternativa”, es único en un detalle : El gesto de Uribe Vélez -padrino de paramilitares y testaferro de los Estados Unidos en la región, como reitera incansablemente el izquierdismo- tiene una “evidente” motivación urdida tras las bambalinas del imperialismo abyecto : “consolidar una muralla contra la influencia política evidente que viene teniendo en Suramérica el gobierno venezolano”. Como muestra antológica de manipulación informativa, como canto al desierto conceptual del progresismo actual, la pieza noticiosa omitió un pequeño detalle : el espaldarazo del diablo al PPP era la construcción de un inmenso gasoducto concertado con el presidente Martín Torrijos y, la vida te da sorpresas, el presidente Hugo Chávez Frías.

La cooperación del PPP

El 12 de febrero del 2002, el presidente de ChevronTexaco para América latina, Alí Moshiri, explicaba a su audiencia que tras la fusión de los dos emporios energéticos, los objetivos del consorcio estaban claros : “es difícil exagerar el potencial de América Latina”. La lista de alianzas a conquistar era encabezada por un negocio inmejorable : “consideren el gasoducto Venezuela-Colombia, una unión natural entre la región rica en gas del Norte de Colombia, y los mercados de energía de Venezuela”. En 5 meses, el 23 de julio, Pdvsa-Gas, Ecopetrol y Chevron Texaco concluían un estudio conjunto del tendido de un gasoducto entre la Guajira colombiana y Maracaibo. Año y medio después, el presidente colombiano anunciaba el gasoducto como un hecho. En el 2005, en el encuentro binacional realizado en el Complejo Petroquímico El Tablazo en el estado Zulia, Uribe declaraba en su discurso las intenciones de la sociedad con su homólogo venezolano : “Estaríamos con el presidente Torrijos para formalizar el ingreso de los países al Plan Panamá-Puebla y que allí se firme un acta para la integración de este gasoducto, la construcción de la línea de interconexión eléctrica y el avance en la construcción de la carretera». Tras el acto, la propaganda “revolucionaria” venezolana redoblaba su ataque contra el ALCA, saludando los mecanismos de integración adelantados por Miraflores : “El Plan Puebla Panamá es un instrumento de cooperación que busca integrar a los siete países de Centroamérica con el sur de México para lograr el desarrollo de la región mesoamericana” (http://www.rnv.gov.ve/noticias/ ?act=ST&f=2&t=6731). El 8 de julio de 2006, la tríada de presidentes soldaban, en acto solemne, el primer tramo del Gasoducto Transcaribeño que comprenderá 225 kilómetros. El segundo tramo llegaría hasta la ciudad de Colón en Panamá. Como se jacta las notas oficiales del gobierno bolivariano, omitidas por ALAI, “Panamá no sólo se surtirá de gas para consumo de su mercado interno, sino que además se convertirá en una plaza reexportadora para las costas atlántica y pacífica”.

(http://www.minci.gob.ve/noticiasnuev.asp ?numn=10530)

¿Negocios con Uribe ? ¡Dobleplusbuenos !

Hasta el cónclave del Tablazo Uribe, como reiteraba la propaganda facturada desde el gobierno venezolano, era la quinta columna de los Estados Unidos en la región. Tras el negocio, sintonizado con la globalización economicista, los cachorros del imperialismo pasaron a ser otros. Eurasia estaba ahora en guerra con Asia Oriental, Eurasia siempre había estado en guerra con Asia Oriental. En el inicio de obras del gasoducto, Chávez prometía brindar por la reelección de su par colombiano : “Estaremos en Bogotá el siete de agosto. Uribe sigue y vamos a celebrar ese día allá”. (http://www.minci.gob.ve/noticiasnuev.asp ?numn=10539). La desmemoria cultivada por el poder, cultivada asimismo por Arellano Ortiz, permitía al zurdo de Sabaneta otra afirmación memorable : “Todos los factores políticos de Colombia, todos los militares de Colombia, el pueblo colombiano, el Gobierno que yo presido y el pueblo venezolano, no apoya ni apoyará a movimiento armado alguno ni en Colombia ni en ninguna parte del mundo”.
(http://www.minci.gob.ve/noticiasnuev.asp ?numn=10541).

El proyecto del Gasoducto Transcaribeño, en clara concordancia con los megaproyectos del PPP y la Iniciativa de Infraestructura Regional Suramericana (IIRSA), confirman lo que no pueden entender las viudas del Muro de Berlín : el fenómeno político que gobierna Venezuela hay que calibrarlo no con las claves de la Guerra Fría -ese antiimperialismo eunuco centrado exclusivamente en el gobierno de los Estados Unidos- sino con la realidad de los flujos económicos que reordenan un planeta globalizado. El resto, como bien ejemplifica el reporte de ALAI, es ejercitarse en el doblepensar, aun después de 1984.


Fuente: El Libertario