Al atardecer del Viernes 11 de Noviembre 3.000 manifestantes se reunieron en Plaza Libertad y marcharon por distintos puntos de Montevideo para exigir la libertad de cuatro activistas detenidos por “sedición”.
Una semana antes tenía lugar en la ciudad de Mar del Plata (Argentina) la Cumbre de las Américas, donde Bush y los gobernantes del continente se reunían a decidir el futuro de la región. Al igual que en otras ciudades de Sudamérica, en Montevideo también hubieron protestas. En la tarde, cientos de jóvenes recorrieron el distrito financiero de la ciudad bloqueando el Ministerio de Medioambiente, la Bolsa de Valores, un McDonald’s y varios bancos. Estaban disfrazados, con la cara pintada, tocaban instrumentos musicales, realizaban graffitis y coreaban consignas contra el capitalismo y la globalización. Y especialmente contra el Tratado Bilateral de Inversiones (BIT) que ese día el gobierno uruguayo y el americano firmaban en Mar del Plata, contra el ALCA y el libre comercio y contra Bush.
Al atardecer del Viernes 11 de Noviembre 3.000 manifestantes se reunieron en Plaza Libertad y marcharon por distintos puntos de Montevideo para exigir la libertad de cuatro activistas detenidos por “sedición”.
Una semana antes tenía lugar en la ciudad de Mar del Plata (Argentina) la Cumbre de las Américas, donde Bush y los gobernantes del continente se reunían a decidir el futuro de la región. Al igual que en otras ciudades de Sudamérica, en Montevideo también hubieron protestas. En la tarde, cientos de jóvenes recorrieron el distrito financiero de la ciudad bloqueando el Ministerio de Medioambiente, la Bolsa de Valores, un McDonald’s y varios bancos. Estaban disfrazados, con la cara pintada, tocaban instrumentos musicales, realizaban graffitis y coreaban consignas contra el capitalismo y la globalización. Y especialmente contra el Tratado Bilateral de Inversiones (BIT) que ese día el gobierno uruguayo y el americano firmaban en Mar del Plata, contra el ALCA y el libre comercio y contra Bush.
Unas diez personas entraron en la manifestación con las caras cubiertas y minutos después atacaron con piedras varios negocios. Los manifestantes no entendían qué ocurría y por qué la Policía solamente miraba sin hacer nada. Luego de 30 minutos los encapuchados desaparecen y las fuerzas de choque desatan una feroz y masiva represión. Varios manifestantes son apresados y golpeados brutalmente por policías y civiles que actúan junto a ellos. Algunos fueron enviados al hospital con fracturas y traumatismos. Luego se desata una cacería por todo el centro de la ciudad donde las fuerzas policiales detienen a mayor número de personas, algunos que incluso no participaron de la protesta pero intervinieron en defensa de chicos y chicas que eran salvajemente golpeados por los policías.
Al atardecer, otra manifestación -organizada por los sindicatos de trabajadores y estudiantes, y compuesta por unas 1.500 personas- recorre el centro de la ciudad sin saber mucho de lo sucedido. Los medios sólo informaban que un pequeño grupo de “revoltosos” había roto vidrios en la Ciudad Vieja, y nada decían sobre la represión. Pero el domingo 6 la situación cambia radicalmente. El juez Fernández Lecchini procesa a cuatro manifestantes tipificando su delito como “sedición”, amparándose en un artículo del Código Penal importado en los 30s de la legislación fascista italiana. Según el juez, los manifestantes se alzaron violentamente contra el gobierno para impedir firmara el tratado de inversiones con US, expresando odio contra esa nación al calificarla de imperialista y capitalista.
No hubo ningún procesamiento por las roturas de vidrios y autos, porque el juez no pudo demostrar que los manifestantes rompieran nada. De hecho, ninguno de ellos participó de la violencia. Solamente resistieron los golpes y las patadas que los policías les propinaron cuando les detuvieron, los cuales provocaron incluso la fractura de un brazo a una de las detenidas. También esto fue considerado un delito por parte del juez y sumado al delito de “sedición” puede significar condenas de 2 a 6 años para todos ellos, sin posiblidad de libertad anticipada. Estos cuatro activistas están presos por sus ideas, por los objetivos de su manifestación -protestar contra Bush y el libre comercio. Básicamente, por ser anticapitalistas. Y paradójicamente, bajo un gobierno de izquierda que sólo ha justificado el accionar policial.
Reflejando este hecho -en la marcha del Viernes 11 exigiendo su libertad- los manifestantes coreaban “represión fascista, gobierno progresista”. Los partidos de derecha están débiles después de haber perdido el gobierno, y ahora son los jueces y la policía los que lideran los ataques contra los activistas más combativos. Pero la campaña por la libertad los cuatro presos políticos -Carlos, Lilián, Ignacio y Fiorella- ha comenzado y exitosamente. Quizás la primera derrota del gobierno progresista no venga de la derecha, sino de quienes están “a la izquierda de la izquierda”.
Fuente: Javier Carlés | www.elmundoalreves.org