Unos 300 inmigrantes, en su mayoría subsaharianos, permanecían ayer hacinados junto a la estación de autobuses de Úbeda (Jaén) a la espera de un trabajo en la recolección de la aceituna. Aunque la Junta había fijado para ayer el inicio oficioso de la campaña, el temporal de lluvia y viento va a retrasar los trabajos, lo que va a agravar las condiciones de alojamiento de los temporeros. Los sindicatos han advertido de la masiva llegada de inmigrantes irregulares y han denunciado la "explotación" que muchos de ellos sufren por parte de empresarios oleícolas.

Unos 300 inmigrantes, en su mayoría subsaharianos, permanecían ayer hacinados junto a la estación de autobuses de Úbeda (Jaén) a la espera de un trabajo en la recolección de la aceituna. Aunque la Junta había fijado para ayer el inicio oficioso de la campaña, el temporal de lluvia y viento va a retrasar los trabajos, lo que va a agravar las condiciones de alojamiento de los temporeros. Los sindicatos han advertido de la masiva llegada de inmigrantes irregulares y han denunciado la «explotación» que muchos de ellos sufren por parte de empresarios oleícolas.

El Sindicato de Obreros del Campo (SOC) alertó ayer sobre la presencia de más de 300 inmigrantes refugiados en la estación de autobuses de Úbeda «en condiciones infrahumanas» y «sin apenas nada que comer». Sin embargo, en los 18 albergues abiertos en la provincia (sólo permanecía cerrado el de Beas de Segura) había ayer 79 plazas vacantes, cuatro en Úbeda.

Pero la limitación a cinco días de la estancia máxima en los albergues hace que muchos inmigrantes ya no puedan acudir a estos centros, donde también se les ofrece comida y posibilidad de aseo personal. Además, la apertura se ha hecho de manera escalonada en la provincia, lo que ha llevado a muchos inmigrantes a ir de un pueblo a otro buscando un lugar donde dormir.

El sindicato CGT denunció que hay numerosos inmigrantes habitando coches abandonados y portales para hacer frente a las duras condiciones meteorológicas. Esta circunstancia ha llevado a la Cruz Roja de Úbeda (epicentro de la principal comarca olivarera) a anunciar que hoy abrirá una nave cedida por un empresario local y donde se han habilitado un centenar de literas, que servirán para atenuar la gran demanda del albergue, que sólo tiene capacidad para 47 plazas.

El Ayuntamiento de Úbeda también ha decidido habilitar los vestuarios del campo de fútbol para que los inmigrantes puedan asearse todas las mañanas por turnos, mientras Cáritas y Cruz Roja sirven comidas.

El sindicato CC OO ha alertado de que el 95% de los más de 40.000 temporeros que trabajará en la recogida de la aceituna en la provincia de Jaén (UGT eleva la cifra hasta los 90.000) lo hará sin contrato escrito y sólo tienen estipulado un acuerdo verbal con el empresario. Además, denunció que el 25% de los casi 10.000 inmigrantes que llegarán a la provincia carecen de permiso de residencia y de trabajo, por lo que no podrán ser contratados.

El secretario estatal de Migraciones de CC OO, Manuel Delgado, culpó de esta situación al «incumplimiento» que la Administración y los empresarios hacen del acuerdo marco firmado en 1997 para regular el mercado laboral en la agricultura, un convenio que, según dijo, «no se cumple por falta de voluntad». Delgado denunció la «connivencia» entre las instituciones públicas y la patronal para permitir bajos salarios en el campo.

Por su parte, UGT presentó ayer su dispositivo de vigilancia integrado por cinco equipos de dos personas cada uno, que recorrerán todas las comarcas de la provincia para certificar el cumplimiento de la normativa vigente en materia de contratación y alojamiento de los inmigrantes temporeros.

Para UGT, la falta de vivienda y su acondicionamiento sigue siendo el principal problema de los trabajadores temporeros, junto con el riesgo de su explotación laboral como consecuencia del exceso de mano de obra registrada en la provincia. Indicó también que se observa una discriminación en la contratación de trabajadores marroquíes a favor de inmigrantes procedentes de países del Este.

G. DONAIRE / R. HERNÁNDEZ – Jaén

EL PAÍS