La XV marcha a la Central Nuclear de Garoña, convocada por la Coordinadora contra Garoña -plataforma que engloba a colectivos ecologistas de Burgos, La Rioja, País Vasco y Cantabria, congregó a unas trescientas personas que recorrieron el kilómetro escaso que separa el pueblo burgalés de Barcina del Barco de las instalaciones de la central nuclear con la finalidad de exigir, una vez más, el cierre de la planta.
La marcha anual, como no podía ser de otra manera, se desarrolló sin incidentes y con un agradable espíritu festivo gracias al acompañamiento de la charanga eléctrica “Electrotuna”. Numerosas banderas antinucleares ondearon al viento, así como tres pancartas en las que se podía leer las frases «Ni un año más, Garoña Cierre ya», «Gobierno, cumple ya – Garoña Cierre ya», y «Cementerio nuclear, ¿por qué no en la Moncloa».
Al llegar frente al puente de acceso a la Central los participantes fueron depositando, uno a uno, un ladrillo que juntos han levantado un muro que, de manera simbólica, han tapiado la vieja central y ha separado a los manifestantes del grupo de guardias civiles vigilaba la entrada a la planta.
Carlos Alonso, uno de los portavoces de la Coordinadora, ha leído el manifiesto en el que se recordaba la amenaza latente que supone la existencia de una central cada vez más antigua y más problemática. Hizo hincapié en que «Rodríguez Zapatero tiene la obligación de cumplir con su programa electoral» que incluía, entre otras medidas, la clausura de Zorita y Garoña, las centrales nucleares de primera generación”.
Los antinucleares participantes mostraron su rechazo a que las instalaciones ubicadas en la provincia burgalesa sigan funcionado hasta el año 2019, «idea que lanzó Nuclenor en marzo de este año», tal como recordó el portavoz a los medios de comunicación allí presentes.
Tras demandar el cierre, subrayó que es necesario «vigilar hoy la salud y mañana los residuos», en alusión a la petición aprobada en pasados años en la ciudad de Miranda de Ebro tendente a la realización de un estudio epidemiológico sobre los trabajadores y las poblaciones más directamente expuestas.
Una comida en la localidad de Frías clausuró esta jornada, en la que no faltaron los reproches a la «falta de libertad de expresión» al no haber permitido el Ayuntamiento de esta localidad una mesa redonda entre ecologistas y Nuclenor, empresa que explota la central.
Par : Iniciativa Ciudadana por el Cierre de Garoña