El caso de María José Barral, una víctima de malos tratos que pasó seis horas en la Policía Autonómica para denunciar su caso y que esperaba desde hacía días una resolución judicial, publicadas ayer por La Voz de Galicia, convulsionó no sólo a la sociedad civil, sino también al colectivo judicial. Desde esa instancia la localizaron por la mañana para iniciar las diligencias habituales en estos casos, y que deberían haber comenzado en la jornada del pasado día 22.
El caso de María José Barral, una víctima de malos tratos que pasó seis horas en la Policía Autonómica para denunciar su caso y que esperaba desde hacía días una resolución judicial, publicadas ayer por La Voz de Galicia, convulsionó no sólo a la sociedad civil, sino también al colectivo judicial. Desde esa instancia la localizaron por la mañana para iniciar las diligencias habituales en estos casos, y que deberían haber comenzado en la jornada del pasado día 22.
Julian Pardinas, responsable de la fiscalía que se ocupa de los malos tratos, reconocía a La Voz que « es la primera vez que nos pasa, pero el error está ahí, hay que reconocerlo y asumirlo y pedir disculpas ».
El problema fue « un malentendido del juzgado número seis, que debería de haber remitido el caso automáticamente al número cinco, pero que lo envió al decanato », según explicó Pardinas. Precisamente allí, en el decanato « al que nunca tenía que haber llegado, porque esa tramitación es para otro tipo de diligencias », según Pardinas, es donde localizó el expediente el abogado asignado de oficio a María José.
Policía Autonómica
Otro aspecto de la crítica al funcionamiento del sistema que hacía la víctima eran las horas que permaneció en dependencias de la Policía Autonómica, a la que tuvo que acudir por no ser vecina de la capital para presentar su denucnia. Aunque María José no dijo en ningún momento que hubiese un trato incorrecto hacia su persona por parte de los policías, la delegada de Presidencia quiso matizar ayer que el trato a la mujer fue « perfecto » y que « el trabajo de este servicio es excelente ».
Concepción Camiña, que desconocía que en un primer momento la mujer tuvo que esperar a que regresaran los agentes que habían salido a un traslado, sí matizaba que « sempre se precisa máis xente », en relación a la dotación actual de esa unidad.
Este servicio, con sede en A Saínza, cuenta con ocho personas que tienen que combinar el trabajo y los descansos a los que tienen derecho para atender a su ámbito de actuación, que es toda la provincia. Aunque suele recomendarse a las víctimas más alejadas que utilicen las dependencias de la Guardia Civil o cualquier otro cuerpo de seguridad -para agilizar el proceso y no correr riesgos-, lo cierto es que no pueden negarse a acudir. Esas mismas ocho personas atienden también las necesidades de los menores. Eso incluye su recogida en cualquier punto de la provincia y su traslado al centro que se decida -dentro o fuera de ella-. Pero además son el cuerpo de referencia para dar servicio de los dos centros de menores, incluyendo salidas para ir al dentista.
Fuente: Fina Ulloa / La Voz de Galicia