Al cumplirse un año del ataque israelí a la población palestina se realizan cientos de proyecciones en todo el mundo del documental español ’To shoot an elephant’
«Haz que los que tú quieres que escuchen, escuchen y sean conscientes de lo que tú estás siendo consciente. Esto es ser periodista. Para ser testigo, con una cámara o un lápiz, no es necesario tener un sueldo o una tarjeta que ponga “PRESS”. Olvidad la neutralidad, olvidad la objetividad. No somos palestinos. No somos israelitas. No somos imparciales. Sólo tratamos de ser honestos y contar lo que hemos visto y lo que sabemos. Soy periodista. Si alguien me escucha, soy periodista. En el caso de Gaza, ningún “periodista oficial” tenía autorización ese 27 de diciembre para entrar (excepto los que ya estaban dentro), por lo que nos convertimos en los únicos testigos, con todas las responsabilidades que eso conlleva». Así escribe Alberto Arce sobre el trabajo que realizó en los últimos días del año 2008 y los primeros de 2009 en la Franja de Gaza.
En esos días el ejército israelí realizó bombardeos masivos sobre los palestinos. Murieron 1.412 personas en la que fue denominada Operación Plomo Fundido. El 18 de enero se cumple un año del fin del bombardeo y, por ello, durante todo el día tendrán lugar proyecciones de este documental en todo el mundo, incluido Israel. Las direcciones concretas de los lugares que organizan las proyecciones se pueden consultar en este Google Map. Es más, como la productora Eguzki Bideoak lo ha realizado bajo licencia Creative Commons, el trabajo de Arce puede ser difundido libremente, por lo que aquel que quiera puede organizar también un pase de la película y sumarse a esta campaña.
Observador empotrado
La película comienza con una cola interminable de palestinos, sobre todo hombres y niños, esperando. Luego sabremos que es el día a día cotidiano : largas horas de pie en la calle para conseguir un trozo de pan. Poco después, comienzan las bombas. La cámara de Alberto espera los heridos en el hospital. En brazos de los padres llegan los cadáveres de niños muertos, los médicos no pueden hacer nada.
«La situación de bloqueo de la Franja de Gaza ya en diciembre de 2008 resultaba escandalosa y era necesario contarla» explica el director a lainformacion.com. «Logré entrar junto a un grupo de extranjeros, por mar, desde Chipre, burlando a las patrulleras israelíes, y los acontecimientos se precipitaron».
Arce no aparece como único director. Muhammad Rujailah es un ciudadano de Gaza que convivió con el equipo de rodaje convirtiéndose en los oídos, los ojos y la boca de Alberto. Al no hablar árabe, los periodistas extranjeros suelen acudir a una «figura oculta» que normalmente se «borra» del reportaje. Arce ha hecho lo contrario, agradecer su colaboración y hacer visible la necesidad que tienen los informadores extranjeros de trabajar junto con los lugareños para obtener las perspectivas adecuadas.
«Lo más complicado de la grabación era seleccionar dónde estar cada día», explica Alberto Arce. «Finalmente las ambulancias de la Media Luna Roja se convirtieron en nuestra base, móvil, para movernos lo más posible por el territorio y acceder a lo que sucedía. Teníamos prisa por verlo todo, por estar siempre presentes donde sucedía algo. Queríamos grabar y grabar, que no se nos escapase nada y era necesario tomar decisiones constantemente».
Sin censura
La lista de proyecciones para el 18 de enero alcanza 34 países y en el Estado Español hay más de cien programadas, sobre todo a última hora de la tarde y la noche. El grupo de trabajo de este documental hace una llamada a la innovación «en las maneras y modos de llevar a cabo proyectos audiovisuales tanto en el propio proceso de producción como en su distribución y comunicación». Por eso apuestan por herramientas de trabajo colectivo y licencias que permiten la libre difusión.
«Se nos puede insultar y se puede decir todo lo que se le ocurra a quienes nos critican, críticas a cada cual más estupida, desde que estoy a sueldo de Fidel Castro hasta que soy un propagandista de Hamas», contesta Arce a la pregunta de si ha recibido intentos de silenciar su trabajo. «El público es el que decide. Está claro que la estructura de la propiedad intelectual y la producción y distribución comercial de este país prefieren el rédito económico a la difusión del material, pero gracias a internet ni siquiera ese tipo de censura es ya posible. Así que ninguna censura, al contrario, un mensaje a aquellos que quieren ponerle puertas al mar y limitar las descargas de internet, compartir archivos y la difusión libre de la cultura. Creative Commons y las licencias libres no entienden de censuras. Proyectos como el de la SGAE quedan desbordados por iniciativas como nuestro global screening».
Descárgate aquí el film de manera libre y gratuita.
Elena Cabrera, en Lainformacion.com